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Autor: jorge

Derechos de la Naturaleza: imperativo para la protección de la vida

Opinión

Derechos de la Naturaleza: un imperativo para la protección de la vida

Mayo 16 – 2025

Este texto fue publicado en Quira Medios y hace parte de la Alianza PANAL MEDIOS

Por Édgar Rodríguez

Los modelos de desarrollo basados en la explotación ilimitada de los recursos naturales han demostrado ser insostenibles, por lo que la humanidad se encuentra abocada ante la urgencia de frenar la depredación irracional de la vida. En este sentido, reconocer derechos culturales, patrimoniales y jurídicos a la “Madre Tierra” no es solo una propuesta ética, sino una necesidad vital para la misma humanidad, pues posibilitaría racionalizar, aculturar y efectuar cambios profundos que permitan transitar de una visión antropocéntrica suicida hacia una relación ecocéntrica-biocéntrica sostenible.

El derecho ambiental tradicional, basado en regulaciones parciales y sanciones, ha fracasado en evitar la degradación sistemática de la Naturaleza por corresponder a una lógica económica de pagar por contaminar o normatividad inocua imposibilitada por tecnicismos jurídicos y leguleyadas. Ni las leyes nacionales ni los tratados internacionales han logrado frenar la contaminación, el cambio climático o la pérdida de biodiversidad, peor aún, la situación ambiental se agrava hasta el punto de alcanzar el punto de no retorno. Según el Informe de Evaluación Global sobre Diversidad Biológica y Servicios Ecosistémicos – IPBES, alrededor de un millón de especies de plantas y animales están en peligro de extinción debido a actividades humanas (IPBES, 2019)

En el marco de la Alter Libro UniTierra 2025, “Feria de los libros, saberes y las culturas” organizada por la Universidad de la Tierra y la Memoria “Orlando Fals Borda”, de la cual Quira Medios es una de sus Aulas Vidas, en la mayoría de los círculos de la palabra y espacios de construcción dialógica, se reconoció que la Tierra es una Entidad Viva. Cosmovisiones ancestrales, como la de los pueblos andinos, así como la Yoruba de origen africano, sostienen que la Pachamama es madre y fuente de vida, y como tal merece respeto y protección de sus Derechos.

La teoría científico-ecológica contemporánea reconoce la interdependencia de todos los sistemas vivos, tal como se expone en el Informe Planeta Vivo 2022 de la World Wildlife Fund – WWF, se demuestra que la salud de los ecosistemas es esencial para la supervivencia humana. Por lo que, incluso, basados en una visión antropocéntrica, garantizar los Derechos al Planeta es fundamental para garantizar la existencia del ser humano.

Nos encontramos ante la urgencia de cambiar los modelos y estructuras sociales, obtusamente, aferradas a priorizar el lucro sobre la vida, imponiendo su filosofía individualista – utilitarista como paradigma de desarrollo. La sociedad occidental ha cimentado sus instituciones sobre la base del reconocimiento de Derechos, justo estos son los instrumentos necesarios para garantizar la dignidad y la existencia de la vida en la Tierra. Negarle estos Derechos a la Madre Tierra es perpetuar la ambición insaciable, suicida y sociópata de los grupos económicos y políticos que nos han traído hasta el punto de no retorno, y por lo visto, no planean parar hasta destruirlo todo.

No obstante, esta situación perversa, la humanidad está despertando gracias a las enseñanzas milenarias de los pueblos originarios guardadas en su memoria colectiva, tradiciones, usos y costumbres. En este sentido, reconocer los Derechos culturales y patrimoniales de las naciones originarias también es clave para entablar relaciones armónicas con la Naturaleza y todas las formas de vida. Los territorios no son solo espacios físicos, son también espacios de identidad, espiritualidad y memoria.

Desconocer este vínculo ha ocasionado amnesia colectiva, pérdida de saberes ancestrales, empobrecimiento cultural y desconexión de la humanidad con las vidas en el Planeta. Defender los derechos patrimoniales de la Tierra implica proteger estos conocimientos, filosofías y cosmovisiones que reconocen a la Naturaleza como parte de un mundo místico y sagrado y no como un factor de producción u objeto de comercialización.

La UNESCO, en su Convención sobre Patrimonio Cultural y Natural (1972), ya había señalado la importancia de preservar no solo monumentos sino también “los sitios naturales de valor excepcional” para las generaciones futuras. Extender esta perspectiva a toda la Madre Tierra refuerza la idea de que su destrucción implica una pérdida irreparable del patrimonio común de la humanidad.

En definitiva, reconocer Derechos a la Madre Tierra no se limita a una jurisprudencia fría e inerte, connota una transformación cultural profunda, que altere los imaginarios sociales y comportamientos que legitiman la explotación desenfrenada. Esta jurisprudencia implica leyes, políticas públicas, educación y modelos económicos que reconozcan a la Madre Tierra como un sujeto de Derechos, para así proteger a las formas de vida, al planeta, e incluso a la misma humanidad, de la casta de los “homo stultus” depredadores que no sacian su apetito destructivo.

La sobrevivencia de la vida en el planeta depende de un cambio radical en la manera en que nos relacionamos con la Tierra. Reconocerle derechos jurídicos, culturales y patrimoniales no es un acto simbólico sino una medida urgente para garantizar su integridad y, en consecuencia, nuestra propia supervivencia.

La Madre Tierra no es un objeto pasivo, es un ser viviente que sostiene y entreteje la vida, nos debemos a ella, por lo que, como humanidad, tenemos la responsabilidad espiritual, ética, cultural y legal de protegerla. Tal como afirma la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra (2010): “La Tierra y todos los seres que la componen tienen derechos intrínsecos, independientemente de su utilidad para los seres humanos”.

En este sentido, el movimiento por los Derechos de la Naturaleza aboga por mecanismos legales que den herramientas a una ciudadanía activa para actuar en defensa de la Tierra y de sus formas de vida y frenar la irracionalidad codiciosa de los delirantes del poder, pues de lo contrario no habrá territorio, cantos, ni nada que heredar, solo un vacío diminuto y profundo extraviado en la memoria del Universo.

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La lucha pendiente por la verdad del Estallido Social

Reportajes

La lucha pendiente por la verdad en el Estallido Social


Abril 4 – 2025

Por Laura Cruz

En el Centro de Memoria Histórica de Bogotá se reunieron en rueda de prensa, más de 30 colectivas de todo el país, sobrevivientes y familiares de personas victimizadas en el Paro Nacional que este año tiene su cuarta conmemoración. Su clamor sigue siendo el mismo: justicia y verdad para las personas que fueron asesinadas por el estado en un ataque sistemático y de represión a las protestas durante el Gobierno de Iván Duque. 

En la rueda de prensa, los representantes de las víctimas desbordaron la mesa con telas pintadas con los rostros de sus familiares y mensajes que reclaman justicia, verdad y acción.  Señalaron que hay un subregistro alarmante de víctimas y que de estas acciones también son responsables: Diego Molano Aponte,  exministro de Defensa y Eduardo Enrique Zapateiro, Excomandante del Ejército Nacional. Según las colectivas “ellos ordenaron, de 2019 a 2021, sendos y horrendos crímenes que se tradujeron en asesinatos, intentos de asesinato, detenciones arbitrarias y tratos crules a toda colombia”. 

Se destacó la existencia de una carta dirigida al presidente Gustavo Petro, cuyo  principal propósito de exigirle que cumpla con su palabra, ya que el 10 de mayo del 2024 en el Coliseo del Pueblo de Cali, el presidente le ordenó al Ministerio del Interior crear la Comisión de la Verdad para esclarecer los casos de represión estatal que se presentaron durante el año 2021.

Se cumplen cuatro año del Estallido Social del 2021 y aunque el informe final de INDEPAZ señala que ese año ocurrieron 79 asesinatos en el marco de las protestas, las colectivas claman por la cifra de 169 víctimas; también lo hacen por un centenar de personas con heridas que dejaron secuelas como las lesiones oculares. De igual manera, reclaman justicia por los jóvenes que permanecen detenidos y “también por el número importante de personas dadas por desaparecidas que siguen clamando que la Justicia actúe para que la sociedad conozca los motivos de las agresiones.  Los sueños y búsquedas de las personas victimizadas, al igual que los responsables de dichos crímenes, los que nunca debieron ocurrir” aseguraron durante la rueda de prensa.

Los representantes de las diferentes colectivas también se reunieron con representantes de la Comunidad Internacional y  llegaron a varios compromisos, entre ellos, hacer escuelas políticas a nivel nacional. Luego en la plaza Bolívar durante la jornada de incidencia, cantaron y arengaron en compañía de la batucada.  

A la Casa de Nariño llegaron tres representantes de las colectivas quienes radicaron en la Secretaría de la Presidencia la carta en cuya referencia dice: “Solicitud de cumplimiento de compromiso con la creación de una Comisión de la Verdad sobre la represión estatal en el Paro Nacional 2019-2021 en Colombia”.  Declarando que:  “más que una expectativa ciega, es una acción de dignidad y presión política. La promesa de una “Comisión de la Verdad del Estallido Social” debe cumplirse. Las víctimas del estallido (más de 170 solo en 2021) no pueden quedar olvidadas, ni sus muertes archivadas”. 

David Medina, tío de Dilan Mauricio Cruz Medina, quien fue asesinado el 23 de noviembre del 2019 por un uniformado del Esmad, señaló que “Dilan era un joven de 18 años, hijo de Bogotá, un joven soñador que salió a las calles pensando en un mejor futuro y encontró la muerte a manos del Estado que debía protegerlo”.  También dijo que después de cinco años, el caso no ha tenido ningún avance, puesto que han habido diferentes dilaciones, por ejemplo, el cambio de los fiscales y que lo único que considera un avance significativo, es la llegada de una nueva fiscal en la Comisión de Derechos Humanos de la Fiscalía, quien abrió la expectativa de que esta vez sí se tengan en cuenta pruebas clave, como el peritaje de Forest Investigation.

“No hay justicia aún. No basta con conocer el nombre y el número de placa del uniformado que disparó. Exigimos que se procese no solo al autor material, Manuel Cubillos, sino también a toda la cadena de mando que permitió y ordenó el uso desmedido de la fuerza. Señalamos directamente al entonces alcalde Enrique Peñalosa, al secretario de Gobierno de la época y al entonces ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo.”

Sandra Arazo Reyes, en representación del Tribunal Popular en Siloé, explicó que el Tribunal ha sido uno de los impulsores de la iniciativa, junto con Mevico y otras organizaciones de víctimas. Aunque la sentencia del Tribunal no es vinculante, ha servido como herramienta para fortalecer la exigencia de verdad y justicia, recordando además que el presidente Petro se comprometió públicamente en el Coliseo del Pueblo durante su campaña. Respecto al papel de la nueva fiscal en el caso, señaló que aún deben esperar respuestas, pero advirtió que los procesos en la Fiscalía han sido intencionalmente lentos y dilatados, contrastando con la falta total de debido proceso que sufrieron las víctimas durante el estallido social.

En representación de Memoria Viva Colombia estuvo Sandra Moreno, madre de Santiago Moreno Moreno —joven asesinado el 1° de mayo de 2021 en Cali, quien señaló el dolor emocional que siguen viviendo al cumplirse cuatro años del crimen y anticipó el difícil momento de enfrentar las exhumaciones, un proceso que consideran aún más doloroso que el primer entierro.

Sobre el avance judicial en el caso de su hijo, lamentó que no haya habido ningún progreso, ni para Santiago ni para otros asesinados por el Estado. Denunció las burlas y dilaciones en las audiencias, donde incluso funcionarios alegan excusas absurdas como no saber abrir un PDF.

Frente a la carta que entregaron al presidente Petro, expresó que esperan que cumpla su promesa de crear una Comisión de la Verdad para las víctimas del estallido social, y que escuche directamente sus voces y rostros, no solo a través de intermediarios.

En Cali, la violencia estatal durante las protestas se vivió en muchos sectores, siendo uno de los más afectados, Siloé en la ladera de la ciudad. Por eso les compartimos una versión corta de un especial que realizamos en 2023 y que cuenta la historia de ese barrio y una de las víctimas durante el paro.

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Feria del Libro Alternativa en Bogotá

Reseñas literarias

Feria Alternativa del Libro en Bogotá 2025

Abril 25 – 2025

Por Consejo UniTierra

Del 2 al 11 de mayo, en la casa de la Universidad de la Tierra y la Memoria “Orlando Fals Borda” en Bogotá, se celebrará la Feria de los libros, saberes y las culturas “Alter Libro UniTierra 2025”, una apuesta viva y diversa por el pensamiento crítico, los saberes múltiples y las formas alternativas de narrar, resistir y reexistir.

Esta segunda edición rinde homenaje al investigador, sociólogo, educador popular, sembrador de caminos y de preguntas Orlando Fals Borda, al cumplirse cien años de su natalicio. Fals Borda es recordado no sólo por su producción académica, sino por su incansable compromiso con los pueblos, los territorios y las luchas sociales.

Este año, el eje temático de la feria es contundente y urgente: “Decolonizar el pensamiento”, una invitación a desmontar las estructuras impuestas por el pensamiento hegemónico, abrir paso a otras epistemologías y reconocer la potencia de los conocimientos propios, ancestrales, populares y comunitarios.

Una feria abierta, libre y múltiple

Durante diez días, la sede de UniTierra, ubicada en la carrera 16 # 37-11 de Teusaquillo en Bogotá, abrirá sus puertas de 10 a.m. a 8 p.m. para recibir a todas las personas interesadas en sumarse a este diálogo colectivo. La entrada es libre, reafirmando el espíritu comunitario, colaborativo y horizontal de UniTierra.

“Alter Libro UniTierra 2025” es feria de miradas, pensamientos, palabra, también de sabores, sonidos y memorias vivas. En su recorrido, el público podrá encontrarse con:

  • Conversatorios temáticos y círculos de palabra
  • Exposición y canje de libros
  • Muestra de viche, bebida ancestral del Pacífico colombiano
  • Espacio gastronómico
  • Estampado de camisetas
  • Exposición fotográfica
  • Presentaciones artísticas

Cada día culmina con una acción artística, reafirmando que el arte también es pensamiento, lenguaje de vida y territorio de resistencia.

Franjas de múltiples caminares

La programación se organiza en seis franjas temáticas, cada una con su propio universo de actividades, encuentros y reflexiones.

Coordinado por el laboratorio Panal Medios, este espacio se concentra en la relación entre comunicación, poder y transformación social. Desde una metodología dialógica de círculo de palabra, se abordan seis grandes temas distribuidos en dos fines de semana:

•  Epistemologías del sur y comunicación

•  Comunicación como resistencia territorial

•  Lenguaje periodístico y poder

•  Comunicación y feminismos

•  Comunicación y paz

•  Comunicación para la vida. Propuestas y compromisos

Este encuentro se propone como un laboratorio de comunicación alternativa para el análisis y construcción colectiva desde los medios comunitarios y alternativos, comunicadores populares e independientes y la comunidad en general, sobre el papel de la comunicación en la decolonización del pensamiento y la deconstrucción de prácticas aferradas a una herencia colonial por superar. 

Círculo de palabra y pensamiento

Con más de 36 diálogos, esta franja reúne una impresionante diversidad de miradas que abordan temas como:

•  Protección de los territorios

•  Pensamiento afrocolombiano

•  Educación popular

•  Saberes callejeros

•  Tongas de la memoria

•  Cine ambiental y pensamiento muisca

•  Geopolítica latinoamericana

•  Espiritualidades indígenas y yagé

•  Cultura Rrom, agroecología, ríos vivos, acueductos comunitarios

•  Soberanía alimentaria y literatura como herramienta pedagógica

•  Una invitación a repensarnos desde la raíz, en clave decolonial y situada

El espacio de palabra y pensamiento recoge prácticas populares, investigaciones, tradiciones y expresiones inspiradas en lo Boaventura de Sousa Santos denomina las “Epistemologías del Sur”, convirtiéndose en una propuesta de sociedad fundamentada en el respeto por la vida en todas sus formas y la identidad de los pueblos.

Literatura

La literatura ocupa un lugar fundamental en Alter Libro. Esta franja reúne 25 actividades entre recitales, talleres, lanzamientos y encuentros con autoras y autores. Algunos eventos destacados:

•  Festival de Literatura en Lenguas Originarias

•  Recital de poesía Wayuú

•  Colectivos literarios de mujeres

•  Literatura infantil y multidisciplinar

•  Poética y territorio

•  Tarot poético

•  Memorias de rebeldía y literatura colombiana decolonial

Es un espacio donde la palabra escrita con voz propia y vibración profunda, se convierte en memoria, resistencia, construcción y sanación colectiva de mujeres y hombres confabuladores del amor por la vida y azuzadores del fuego emancipador del pensamiento libre, poéticamente sublimado.

Franja Orlando Fals Borda

Con ocho sesiones temáticas, esta franja se dedica a revisar, honrar y activar el pensamiento falsbordiano. A través de diálogos con personas que compartieron con él procesos territoriales, se exploran su biografía, su apuesta por la investigación-acción participativa, y su legado para los movimientos sociales de América Latina.

Hacia un pensamiento crítico para la vida

Alter Libro UniTierra 2025 no es una feria del libro tradicional, ni quiere serlo. Es un espacio e construcción colectiva de imaginarios y sentires donde se cruzan los caminos de quienes creen que otro mundo no solo es posible, sino necesario. Un mundo donde la palabra no sea mercancía, sino semilla; donde el libro no sea un objeto de mercado, sino herramienta de liberación.

Decolonizar el pensamiento no es solo un ejercicio académico: es un acción psicológica, cultural, política, sensible y comunitaria en la cotidianidad. Es reconocer que el conocimiento no solo habita en universidades, sino en los territorios, los fogones, las calles, los ríos, los tejidos, los cuerpos.

Por eso, les invitamos a sumarse a esta fiesta de los libros, saberes y las culturas, lleguen con sus preguntas, libros, memorias, y ante todo con su palabra. La Universidad de la Tierra abre sus puertas para imaginar y anidar juntas y juntos el sur sentipensante de la vida.


Les compartimos el enlace al podcast de presentación de la Feria realizado el miércoles 16 de abril con Aura Isabel Mora y el mayor Arturo Grueso. Durante el programa se conversó sobre: ¿Qué es la Universidad de la Tierra, cuál es la importancia del pensamiento de Orlando Fals Borda para Colombia y por qué el tema central de esta segunda versión de la Feria es “Decolonizar el pensamiento”?:

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El contexto de las 12 preguntas de la Consulta Popular

Opinión

El contexto de las 12 preguntas de la Consulta Popular

Abril 23- 2025

Por German Ayala Osorio
Analista político 

Con la presentación de las 12 preguntas para que el Senado avale o no la Consulta Popular, el gobierno Petro adelanta de manera formal el debate electoral de 2026. Mientras que los candidatos y precandidatos de la derecha están decididos a “recuperar el país, salvarlo o recuperar el rumbo”, fruto de su visión catastrofista de la gestión del actual gobierno, el progresismo y la izquierda insisten en entregarle la responsabilidad social y política al constituyente primario de decidir sobre el futuro de la reforma laboral enterrada por la Comisión Séptima del Senado. Se invita al pueblo a movilizarse en medio de una peligrosa crispación ideológica entre la derecha y la izquierda, que alienta la lucha de clases, así como la permanencia de las ideas racistas, clasistas, machistas, misóginas, transfóbicas y homofóbicas diseminadas en todos los estratos sociales.

Antes de revisar el sentido y la pertinencia de cada uno de los interrogantes, es importante y necesario hacer referencia a los elementos, factores o circunstancias que dan vida al contexto sociocultural, económico y político en el que se instala el llamado a la Consulta Popular.

Desde una perspectiva sociocultural, hay sectores de la sociedad colombiana que exhiben “taras civilizatorias” que por largo tiempo impidieron alcanzar al colectivo a estadios de Modernidad. Al estar ubicadas cómodamente en esos escenarios de premodernidad, las élites económicas y políticas consolidaron un régimen de poder ilegítimo, mafioso, aporofóbico, corrupto, ecológica y ambientalmente insostenible, así como violento y proclive a violar los derechos humanos y desconocer las garantías constitucionales consagradas en la Carta Política de 1991. Sus más visibles voceros lograron naturalizar esas impúdicas condiciones de vida capturando el Estado para hacerlo operar exclusivamente en beneficio de sus mezquinos intereses.

En lo que respecta a las clases dominadas o a los grupos subalternos, éstos también arrastran “taras civilizatorias” asociadas a la inexistencia de una conciencia de clase o en el mejor de los casos a la existencia de  una con un carácter complaciente que hace posible que cientos de miles de sus miembros actúen como súbditos o prefieran ejercer un tipo de ciudadanía no política o  de “baja intensidad”, en lugar de formarse para discutir de forma argumentada sobre los asuntos públicos que les interesan a todos.

La clase dominante y la subalterna juegan bajo las diferenciadas condiciones que impone un capitalismo salvaje que envilece las relaciones sociales, deslegitima la búsqueda de mejores condiciones laborales y justifica la operación de un Estado privatizado al servicio de una clase dominante cuyos miembros se autodeterminan capitalistas, pero que realmente son rentistas que por años han vivido de la “teta del Estado” a través de subsidios y la captura mafiosa de instituciones estatales. Ejemplo de lo anterior es la privatización de las vías a través de onerosas concesiones viales y consecuencialmente la imposición de gravosos peajes que terminan por encarecer la producción y circulación de mercancías, alimentos y la prestación de servicios. Eso sí, ese modelo de contratación enriquece a unas pocas familias y coadyuva a concentrar la riqueza en pocas manos. Acabar con el tren y evitar a toda costa su regreso va de la mano de la privatización de las vías 4G y 5G.

Los subsidios para los menos favorecidos también hacen parte del perverso juego político y electoral en el que la derecha viene incurriendo de tiempo atrás y en el que por supuesto incurrió el gobierno progresista de Gustavo Petro. Aunque con disímiles logros y objetivos, muchos de los subsidios alimentan, de un lado, las llamadas trampas de la pobreza (como Familias en Acción) y del otro, el favorecimiento económico a una clase dominante que, al sentirse privilegiada, deja salir su desprecio por el mestizaje que los arropó y les ayudó a justificar su racismo, clasismo y machismo, entre otras “taras civilizatorias”.

Antes de la pandemia del covid-19, el gobierno de Álvaro Uribe Vélez regaló millones de pesos a las familias que apoyaron política y económicamente su reelección a través del programa Agro Ingreso Seguro (AIS). Durante la pandemia, pasó algo similar: mientras que los más pobres colgaban trapos rojos en las ventanas de sus viviendas como símbolo de necesidad y hambre, el gobierno Iván Duque Márquez, títere de Uribe, optó por beneficiar a los grandes ricos. “El dinero fue a parar en las cuentas de Carlos Sarmiento Ángulo; Casa Editorial El Tiempo, el Hotel Estelar y la Concesionaria Vial Andina, Coviandina. También de Jaime Gilinski Bacal, y algunas de las empresas de su grupo empresarial tales como Productos Yupi, Plásticos Rimax, Hoteles Charleston Bogotá y Publicaciones Semana. Carlos Ardila Lulle, a través de Gaseosas Postobón, Ingenio Incauca, Cristalería Peldar, Los Coches, Atlético Nacional, RCN Televisión, RCN Radio y Win Sports. Asimismo, también los beneficios de este programa los evidenció Alejandro Santo Domingo por medio de las ayudas que recibieron Cine Colombia, Caracol Televisión y hoteles Decamerón”[1].

Mientras tanto, las pequeñas y medianas empresas hacían ingentes esfuerzos para sobrevivir en medio de una política económica errada, fruto de la captura mafiosa del Estado y su operación con los sempiternos criterios corporativos con los que se elimina cualquier posibilidad de actuar como un Estado Social de Derecho. Es en este punto en el que varias de las 12 preguntas enfrentan problemas de legitimidad y pertinencia social y económica. Veamos:

1.⁠ ⁠¿Está de acuerdo con que el trabajo de día dure máximo 8 horas y sea entre las 6:00 a. m. y las 6:00 p. m.? 2.⁠ ⁠¿Está de acuerdo con que se pague con un recargo del 100% el trabajo en día de descanso dominical o festivo? 3.⁠ ⁠¿Está de acuerdo con que las micro, pequeña y medianas empresas productivas preferentemente asociativas reciban tasas preferenciales e incentivos para sus proyectos productivos? 6.⁠ ⁠¿Está de acuerdo con que los jóvenes aprendices del SENA y de instituciones similares tengan un contrato laboral?

En principio, el SÍ debería de ser la respuesta, pero al revisar las anteriores circunstancias contextuales y las propias de la carga impositiva que soportan las Pymes y MiPymes, entonces el No surge como alternativa y respuesta a unas condiciones desfavorables para quienes se esfuerzan por hacer empresa sin mayores apoyos de un Estado capturado por mafias de todo tipo y que opera para hacer más ricos a los ricos.

La pregunta 3, por ejemplo, no tendría mayor sentido si la banca privada, con el apoyo estatal, entregara créditos baratos para la compra de maquinaria o la expansión comercial de las pequeñas y medianas empresas. Así las cosas, no se necesitaría de una Consulta Popular para lograrlo. Bastaría con que los banqueros y el Estado tomaran la decisión. Pero para ello se necesitaría de un cambio cultural fruto de la superación de las “taras civilizatorias” de una élite económica parásita, rentista y premoderna. Por supuesto que los miembros de la clase subalterna también arrastran sus propias “taras”. La pereza, la desidia, la falta de compromiso con el trabajo y la irresponsabilidad de los trabajadores también hacen parte de las consideraciones al momento de votar la consulta, en caso, claro está, si el Senado la aprueba.

[1][1] Tomado de https://www.pares.com.co/post/subsidios-para-los-m%C3%A1s-ricos-de-colombia-una-estrategia-infame

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Guardianas del Jarillón: del desalojo a la Memoria y la resistencia

Reportajes

Guardianas del Jarillón: del desalojo a la Memoria y la resistencia


Abril 14 – 2025

Por Laura Cruz y Jorge Luis Galeano

Los habitantes de algunos sectores del Oriente de Cali, en especial los que viven en el Jarillón del río Cauca, han estado en constante incertidumbre por los desalojos que muchos han tenido que afrontar. Estos desalojos reviven sus experiencias con el desplazamiento forzado y agravan la falta de empleo formal, la estigmatización, entre otras situaciones que vulneran sus derechos. Quizás por esta razón y porque ya intentaron de varias maneras, hoy reconocen que la mejor forma de reclamar sus derechos es en colectivo, tal como lo hace la asociación Mujeres Mayoras Dejando Huellas”, un espacio de lucha y reconocimiento para las mujeres del territorio.

Esta asociación nació gracias al proyecto Senderos de Paz, en el que encontraron un espacio de Memoria pero también un medio para crear en colectivo. La propuesta realizada por Alexandra Arango Salazar y Jennifer Arango Salazar, fue ganadora en la Convocatoria Estímulos Cali 2024 y propone un proceso de escritura creativa y recopilación de la tradición oral de un grupo de mujeres cuidadoras, lideresas sociales y gestoras de paz del sector Las Palmas en el Jarillón del Río Cauca en Cali, Colombia.

Entre estas mujeres se encuentran Flor Valencia, lideresa del grupo y defensora de derechos humanos; María Esperanza Acevedo, escritora y artista; Aleyda Giraldo, guardiana del territorio y defensora de la tierra y los animales, y Carmen Fides Angulo Quiñones, quien con seis mujeres más, fueron unidas por este territorio y su profundo compromiso con la comunidad, la cultura y la convivencia, además de la defensa de los derechos.  Estas mujeres que provienen de Tumaco (Nariño), Medellín y Cali no son solo lideresas sociales, sino también, madres que aportan a la construcción del territorio y de ciudadanía.

Senderos de Paz se desarrolló a través de un ciclo de talleres en los que las participantes exploraron la escritura creativa, poética y narrativa, compartiendo sus memorias autobiográficas, saberes ancestrales sobre plantas medicinales y conocimientos culinarios. Las actividades incluyeron ejercicios prácticos de escritura, comadreo y comitivas, que dieron forma al producto final: una cartilla que recoge sus poesías y relatos que preservan sus memorias y saberes tradicionales.

Este tipo de ejercicios permitieron a las participantes no solo recordar sus lugares de origen, sino reafirmar sus tradiciones y costumbres, para que sigan honrando la memoria de las mayoras y cuidando a los más pequeños a través de la asociación Mujeres Mayoras Dejando Huellas”, que aunque reconoce otros procesos como la Guardia Cimarrona y el Consejo Comunitario Raizales del Pacifico, se distingue por ser un espacio en donde habrán solo mujeres.

“Lo que más me gustó de este proyecto fue la oportunidad de escribir mi historia de desplazamiento y narrar mis vivencias. Esto me permitió mantener viva mi memoria y mi tradición, reafirmando mi identidad y la de mi comunidad. Valencia también señaló que el Colectivo de Mujeres nació como respuesta a la vulneración de sus derechos. “Decidimos conformar esta asociación para defender y fortalecer nuestra voz dentro del Consejo Comunitario”.  Flor Valencia.  

Derecho a una vivienda digna

Un dique artificial de 17 kilómetros de largo recorre el mismo camino que el río Cauca, construido en los años 60´s para resguardar a la ciudad de posibles desbordamientos y expandir las áreas de cultivo. En principio un muro de contención que evitaría que Cali se inundara, pero con el tiempo se convirtió en una línea invisible con un alto contenido simbólico que separa a la ciudad blanca, tradicional y elitista de la que  en los años 80s, poblaron los desplazados por la violencia y el conflicto que llegaban desde regiones como el departamento del Pacifico, del Cauca y Valle del Cauca, Tolima, Putumayo y Huila.

En la actualidad el dique artificial tiene el lomo cubierto por incontables casas, hechas de madera y adobe, con tejas de zinc, y materiales reciclados, que se abren camino hacia el lado opuesto del río. Desde el barrio Petecuy hasta el corregimiento de Navarro numerosas familias lo habitan en condiciones de hacinamiento, pues como una forma de enfrentar la pobreza extrema, se mudaron allí y comenzaron a criar gallinas, cerdos, hicieron lagos de pesca y fundaron una agricultura familiar a pequeña escala. Después incursionaron en el reciclaje, organizando bodegas que les sirven para llevar a cabo dicha actividad.

Unos años atrás, mientras el Jarillón protegía a Cali del río Cauca, la ciudad se desbordaba de migrantes que, debido a la parsimonia de las administraciones locales, el desconocimiento del fenómeno migratorio y la falta de planes de reubicación adecuados, optaron por asentarse en el sector del Jarillón.  Casi 7 mil familias ocuparon las áreas no habitables, so pena de exponer sus vidas a una situación de alto riesgo.

Después del invierno de finales del 2010, el río forzó a las entidades estatales a realizar un plan. Así, desde la Gobernación y la alcaldía nace el megaproyecto Plan Jarillón del Río Cauca y obras complementarias, que tenía como principal objetivo mitigar el riesgo de inundación y la reubicación de 8 mil 777 familias y el reforzamiento de la estructura para prevenir posibilidades de riesgo.

En octubre de 2016 Juan Diego Saa, el entonces gerente del Plan Jarillón, declaró que “sí o sí van a liberar el Jarillón, esto quiere decir que para el año 2018 deberán ser evacuadas las familias asentadas allí”. Lo que no tuvo en cuenta el señor Saa, es que en la ejecución del desalojo de 2 mil 500 familias víctimas del conflicto armado, no tuvieron en cuenta la construcción de viviendas con un enfoque diferencial. Como resultado, estas comunidades que ya vivían en la periferia y con escaso apoyo estatal, fueron nuevamente vulneradas, pues el proyecto no ha garantizado sus derechos. Por otra parte, el Plan Jarillón carece de un componente ambiental para la recuperación del río Cauca, sus afluentes, las zonas de inundación y la biodiversidad, ecosistemas que han sido degradados por más de 50 años debido a la agroindustria cañera.

El Consejo Comunitario

Una de las tantas personas que migró a este sector fue Flor Valencia, quien hoy es una de las habitantes que conforman el Consejo Comunitario: “Cuando llegamos aquí en el 2009, encontramos el territorio olvidado y marginado. Aunque el corregimiento de Navarro contaba con un corregidor, en nuestra zona no se hacía presente. Tampoco había presencia de la policía, ni de entidades como el Dagma o la CVC”.  

Después de varios desplazamientos y cuando vieron que en el sector vendían algunos pequeños lotes, decidieron establecerse. Con el paso del tiempo comenzaron a ver las necesidades que tenían como comunidad. Lo primero fue combatir la delincuencia, entonces la comunidad hizo su propia guardia para apoyarse entre todos y recuperar el territorio.

Sin embargo, en los años siguientes tuvieron que enfrentar los desalojos, ya que la Alcaldía argumenta que aquella era una zona de alto riesgo. El paisaje que tuvieron por mucho tiempo fue el humo del Esmad que cada semana desalojaba a la fuerza a los que antes eran sus vecinos, para lanzarlo una vez más a una situación de desplazamiento.

Dice Flor Valencia: “Venimos de territorios como Tumaco y Barbacoas en Nariño, así como del Cauca, donde conocíamos la importancia de los Consejos Comunitarios”.  Entonces, entre el  2016 y 2017, respaldados por la Ley 70 de 1993 que establece que las comunidades negras deben organizarse en consejos comunitarios para reclamar títulos colectivos sobre sus territorios ancestrales, conformaron el consejo.

Ante la amenaza de desalojo, la comunidad se organizó para defender el territorio. Enfrentaron la presión de las autoridades, quienes mediante el Plan Jarillón y el Fondo Adaptación, intentaron sacarlos con argumentos de alto riesgo.

Como respuesta realizaron una toma de la Alcaldía de Cali durante el gobierno de Maurice Armitage, exigiendo el reconocimiento del Consejo Comunitario Raizales del Pacífico, Algunos miembros hicieron huelga de hambre, pero la administración no cedió. En cambio, cambiaron el nombre del proyecto y continuaron con su estrategia de presión.

A pesar de la resistencia, algunos habitantes entregaron sus viviendas, pero el Consejo Comunitario se mantuvo firme. La comunidad identificó que el verdadero interés de la Alcaldía era la construcción de un puerto fluvial y no la seguridad de los habitantes.

Los desalojos dejaron terrenos vacíos que ahora están llenos de basura y escombros, lo que agrava la situación ambiental y social. La comunidad ha propuesto recuperar estos lotes para que funcionen como espacios recreativos y de seguridad alimentaria, pero enfrentan restricciones impuestas por el Plan Jarillón.

“Nosotros hemos tenido muchas barreras, pero como comunidades negras, sabemos que históricamente se nos han asignado tierras en zonas consideradas de alto riesgo, pues, por tradición, nos asentamos en riberas de ríos y orillas del mar”, dice Flor Valencia, quien sabe que en el marco legal hay varios artículos que protegen a los habitantes del Jarillón.

A pesar de que hay una normativa explícita, los derechos de los habitantes del Jarillón siguen siendo vulnerados porque hay muchas necesidades en el territorio que aún no son cubiertas. Ellos mencionan la necesidad de más apoyo a las familias recicladoras porque desempeñan un papel fundamental en la protección del medio ambiente, y tanto jóvenes como adultos mayores trabajan en esta labor y requieren ayuda especial. También les preocupa la seguridad alimentaria y consideran que es urgente contar con un territorio donde puedan cultivar y garantizar la soberanía alimentaria, y por último, quieren el reconocimiento como Consejo Comunitario, ya que sin la firma del alcalde Alejandro Eder, esto no será posible. A pesar de que han enviado en reiteradas ocasiones derechos de petición y han hecho llamados por todos los medios a la Administración Municipal, el Consejo Comunitario ha decidido realizar una Asamblea Preparatoria, convocando a las entidades competentes para exponer nuestras necesidades y exigir soluciones. Además que se respete un derecho primordial: el de una vivienda digna para una comunidad que no quiera afrontar un desplazamiento más.

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Dorian Gray en Instagram: la belleza como tiranía cultural

Reseñas literarias

Dorian Gray en Instagram: la belleza como tiranía cultural

Abril 13 – 2025

Por Mariela Ibarra

 El retrato de Dorian Gray es posiblemente una de las reflexiones sobre la relación entre la belleza como virtud asociada socialmente a conceptos como bondad, delicadeza y éxito más populares de la literatura. En el libro, Oscar Wilde presenta la trampa que hay detrás de esto, tanto para la comunidad en general, como para la persona sobre la que recae este arquetipo.

Poco antes de las Olimpiadas de París 2024 se intensificó en redes sociales una tendencia que busca visibilizar la diversidad corporal entre deportistas de alto rendimiento, cuestionando el arquetipo tradicional del cuerpo atlético como único dentro de las disciplinas deportivas y, en especial, como un indicador de capacidad. Esta iniciativa se inscribe en una corriente más amplia de crítica a los cánones estéticos hegemónicos, promovida por autoras como Naomi Wolf en The Beauty Myth (1990), quien argumenta que los estándares de belleza han sido históricamente utilizados como mecanismos de control. En este contexto y sobre la tendencia, los cuerpos de deportistas, al mostrarse en su pluralidad —delgados, regordetes, musculosos, grandes, bajos, altos, con variaciones según las diferentes disciplinas deportivas— desestabilizan la lógica visual dominante que asocia belleza, valor y éxito con una imagen corporal única, generalmente eurocéntrica, masculina y normada.

Volviendo a la obra de Wilde, esta reflexión se conecta de forma sugerente, pues en esta se muestra cómo la obsesión por la apariencia y la juventud eterna encarna un modelo de belleza absoluto, intocable y destructivo. Dorian no solo es esclavo de una imagen externa idealizada, sino que también reproduce una concepción de la belleza como superficie sin fisuras, ajena al paso del tiempo o a la experiencia vital. Desde esta perspectiva, el contraste entre la diversidad corporal real y el ideal estético impuesto revela cómo los modelos de representación inciden no solo en el deseo, sino también en la ética, en la percepción externa y en la identidad, tanto en la vida cotidiana, las redes y la literatura.

La “tiranía de la belleza” que se observa en las redes sociales, impone una relación directa entre estética y felicidad, donde el valor personal parece medirse en likes, cuerpos normados y vidas visualmente perfectas. Esta lógica convierte la imagen en un capital simbólico, que no solo otorga visibilidad sino también una aparente validación social, asociada al éxito, la funcionalidad y el propósito. En este escenario, la reciente visibilización de la diversidad corporal en el deporte de alto rendimiento constituye una resistencia: al mostrar cuerpos fuertes pero no necesariamente esbeltos, cuerpos potentes pero ajenos al ideal hegemónico, se desafía la noción de que hay una única forma de “ser exitoso” o de “funcionar correctamente”. Naomi Wolf advertía ya en 1990 que la belleza normativa opera como un sistema de control que limita el potencial de las personas, enmascarando opresiones con aspiraciones. Esta ilusión de felicidad estética niega la experiencia real del cuerpo, de la vida, de las actividades —su desgaste, su diferencia, su historia— y construye una ficción de plenitud visual sin dolor ni conflicto.

El retrato de Dorian Gray dramatiza esta tensión con una lucidez perturbadora: Dorian encarna un ideal estético que, lejos de liberarlo, lo condena. Su juventud inmutable y su belleza incorruptible se convierten en una máscara que oculta una existencia vacía de propósito real, guiada solo por la apariencia y el deseo de aceptación superficial. En la novela, la belleza no es símbolo de virtud ni de éxito verdadero, sino un vehículo de alienación y de escalamiento social inocuo. La imagen de Dorian, que permanece perfecta mientras su alma se corrompe en el retrato oculto, ilustra cómo la estética suele disociarse de lo moral, sirviendo más como disfraz de las fracturas internas. Así, Wilde anticipa lo que hoy es el día a día en redes: la presentación de cuerpos e identidades ideales que pueden ocultar profundas inseguridades, obsesiones o sufrimientos. Ahora, esta discusión se encuentra presente desde los inicios de los tiempos, sin embargo, estos modelos se reproducen ahora de una manera más masiva y resuena especialmente en un mundo donde la aceptación —social, profesional, afectiva— parece cada vez más supeditada a la capacidad de encarnar un modelo de belleza que promete plenitud, pero rara vez la entrega.

Y esto ha permeado todos los niveles de la experiencia social contemporánea incluyendo, desde luego, la industria literaria. En redes sociales, el consumo cultural —y particularmente el literario— se ha visto condicionado por lógicas visuales que priorizan la apariencia sobre la profundidad. Las plataformas como Instagram, TikTok o incluso Goodreads se han convertido en escenarios donde la visibilidad de los libros depende en gran medida de su capacidad de seducción estética: portadas llamativas, paletas de colores armónicas, stacks de libros perfectamente ordenados, ediciones especiales que encajan con un estilo de vida “curado” visualmente. Esto no debe entenderse como una condena total, sino como una preferencia estructural: usuarios, influencers literarios, editoriales y algoritmos tienden a premiar aquello que es visualmente atractivo, en detrimento —en muchos casos— del contenido, el análisis crítico o la calidad textual.

Este fenómeno responde a lo que Adorno y Horkheimer, en La dialéctica de la Ilustración (1947), identificaron como la lógica de la industria cultural, donde el arte y la cultura se convierten en mercancías reguladas por las leyes del mercado y el consumo (justamente por esto se aduce a la industria literaria como tal este fenómeno, y una a la literatura en general). En este contexto, los libros ya no se valoran exclusivamente por sus ideas, su lenguaje o su poder de transformación, evocación y representación, sino también por su capacidad de circular como objetos deseables, fotogénicos, “instagramables”. Las colecciones de lujo, las ediciones con bordes dorados, sobrecubiertas ilustradas o encuadernaciones en tela, que antes podían reservarse para conmemoraciones excepcionales, se convierten ahora en norma de una producción editorial que busca competir por la atención visual. Mientras tanto, cuestiones esenciales como la calidad de las traducciones, la inclusión de notas críticas o la disponibilidad de obras menos conocidas quedan subordinadas o directamente excluidas del mercado masivo. Ni qué decir de las obras de autores nuevos o de los de menor circulación.

En esta lógica, el contenido literario se convierte en una especie de “efecto secundario” del objeto libro, una excusa más que un fin. Otra vez retomando a Wilde, en  El retrato de Dorian Gray esto se expone con agudeza, la perversión de una vida conducida por la apariencia. El retrato —que envejece, se corrompe, sufre— permanece oculto, mientras la superficie visible de Dorian se mantiene impecable. Esa separación entre imagen y sustancia encuentra un paralelo en el presente: el libro como objeto bello que oculta, o incluso reemplaza, su dimensión crítica, transformadora o estética en sentido profundo. Wilde ironiza con frecuencia sobre el culto a la forma sin contenido, pero también lo retrata como una tentación constante: la forma perfecta seduce, aunque no necesariamente redime. Del mismo modo, hoy en día, la edición bella puede ser una entrada al mundo literario, pero también puede convertirse en su límite.

Este fenómeno tiene también implicaciones sociales profundas en el mercado literario: la estetización de la lectura contribuye a una forma de capital simbólico que permite a los sujetos situarse dentro de una élite cultural, no necesariamente por su bagaje crítico o su compromiso con la literatura, sino por su capacidad de adquirir, exhibir y consumir ciertos libros como signos de estatus. Ahora, esta discusión no es nueva. Para dar un ejemplo, Ulysses, de James Joyce, es posiblemente uno de los libros más vendidos, más editados, más mencionados en círculos de lectura, en la academia e incluso en las élites intelectuales; un infaltable en las bibliotecas y es, curiosamente, uno de los menos leídos.

Lo que posiblemente es nuevo es que la lectura se convierte, así, en performance visual y social, lo que refuerza mecanismos de exclusión simbólica: quienes no acceden a ciertas ediciones, ciertos circuitos o ciertas estéticas, quedan fuera del discurso hegemónico de la “buena literatura” (y esto de la buena literatura es otra discusión que tendrá lugar en otro momento). La industria, en este sentido, no sólo reproduce sino que refuerza las jerarquías de clase, gusto y acceso, bajo la apariencia de una celebración democrática de la cultura. Wilde, con su crítica ambigua y lúcida del dandismo y la forma, nos invita a preguntarnos: ¿cuánto hay de arte en la superficie, y cuánto de engaño en lo que llamamos belleza?

En términos generales, la difusión literaria actual —y su articulación con redes, estética y mercado— reproduce con nuevos medios una vieja tensión: la lucha entre apariencia y esencia. Y si bien la belleza puede ser una vía legítima de acceso a la lectura, también puede ser una trampa, una máscara o una mercancía. Tal como ocurre con los cuerpos de los deportistas, como el retrato oculto en el ático de Dorian, la profundidad crítica del texto puede descomponerse silenciosamente, mientras su imagen circula, perfecta e intacta, por el mundo.

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Acuerdo en Nariño y violencia en auge: los contrastes del conflicto colombiano

Reportajes

Acuerdo en Nariño y violencia en auge: contrastes del conflicto colombiano


Abril 9 – 2025

Por Jorge Luis Galeano Bolaños

A corte del 28 de febrero de 2025, la Unidad de Víctimas reporta más de 9 millones de víctimas en Colombia por el conflicto armado. Entre los hechos preocupantes aparecen la vinculación y el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes a grupos armados ilegales con 10.900 casos. Este delito es una constante y se sigue cometiendo en todo el país. 

Según la Justicia Especial para la Paz -JEP- más de 18.600 niños fueron reclutados y vinculados al conflicto armado por parte de las Farc entre 1996 y 2016 y el 68% de las víctimas acreditadas es menor de 15 años. Para 2023, la misma entidad registró 163 casos y hasta noviembre de 2024, ya habían 160. Los departamentos más afectados son Antioquia, Cauca, Valle del Cauca, Chocó y Huila.

Por la gravedad del hecho, la JEP abrió el Caso 07 para condenar a los culpables de este delito y en los avances muestra que de las más de 10 mil víctimas acreditadas, casi 9 mil pertenecen a pueblos indígenas, lo que confirma la vulnerabilidad de esta población a las acciones de los grupos armados ilegales. Por ejemplo, en el primer semestre de 2024, el 51% de niños, niñas y adolescentes reclutados era indígena, según reportó la Defensoría del Pueblo.

Buenaventura, la paz a tropezones

Tras la ruptura de la tregua entre las bandas Los Shottas y Los Espartanos a mediados de enero de este año, los índices de violencia se dispararon en Buenaventura. Todo esto, a pesar de los esfuerzos del Gobierno Nacional por mantener viva la mesa con estos dos grupos. La situación es grave desde inicios de febrero de este año, pero empeoró en marzo. Según la Fundación Paz y Reconciliación -PARES- en dicho mes hubo 20 asesinatos, una cifra que no se presentaba desde mayo de 2023. En total, en el primer trimestre de este año se presentaron 46 asesinatos, un número mayor al que se obtiene al sumar los casos del mismo período de 2023 y 2024. 

Esto hizo que la Gobernación del Valle, tras un consejo de seguridad, decidiera trasladarse temporalmente al Puerto para atender el caso de cerca. En ese proceso y, tras el recrudecimiento de la violencia, se conoció que ambas bandas delincuenciales están dispuestas a retomar la tregua, pues ya venían consolidando un pacto de no agresión. Eso sí, pusieron una condición: el reemplazo de Fabio Cardozo como jefe negociador por parte del Gobierno Nacional. Esta petición la hicieron tras una declaraciones del funcionario en las que afirmó que la tregua era aprovechada por ambas bandas para fortalecerse, lo que no cayó bien entre los integrantes de los Shottas y Espartanos.  

La población civil y los liderazgos sociales de Buenaventura piden y esperan que ambas bandas se comprometan a reiniciar una tregua que, en su período más largo, logró 19 meses de relativa tranquilidad para la gente del Puerto, pero cuyo rompimiento genera olas de violencia cada vez más grandes.

Violaciones al Derechos Internacional Humanitario

En marco de los enfrentamientos entre los distintos grupos armados ilegales que operan en Colombia, la población civil sufre las más graves afectaciones: desplazamientos forzados, confinamiento, exposición a fuego cruzado, entre otras. Dichas afectaciones han ido en aumento por la fragmentación de esos grupos armados, lo que incrementa los enfrentamientos entre ellos, además, las crisis en las distintas mesas exponen a la población civil a sufrir hechos victimizantes que significa la violación de las normas que rigen los conflictos: El Derecho Internacional Humanitario -DIH- En ese sentido, el Comité Internacional de la Cruz Roja -CICR- muestra un deterioro de la situación de la población no combatiente en muchas regiones del país. 

Entre lo que muestra el más reciente informe del Comité, es el uso que hacen los grupos armados ilegales de armas no convencionales como las minas antipersonal que dejó 709 víctimas civiles en 2024, pero también atentados contra misiones médicas, especialmente en el departamento del Cauca, en donde se pudieron registrar 67 de los 201 casos el año pasado. 

De igual manera, la creciente disputa territorial entre los grupos armados ilegales  somete a la población civil a estados de confinamiento que provocan graves vulneraciones a derechos como el de la seguridad alimentaria, la movilidad, entre otros. Para ese caso, el CICR pudo comprobar que 88.874 personas padecieron de este fenómeno en 2024, 36 mil de ellas en el departamento del Chocó, el más afectado.   

Por lo anterior, el Comité Internacional de la Cruz Roja hace un llamado a los actores armados (legales e ilegales) a cumplir con las normas del DIH, así no haya cese al fuego vigente entre las partes porque el respeto por dichas normas garantiza que no se afecte a la población civil, es decir, aquéllas personas no combatientes.

El Catatumbo

El más reciente hecho grave de violación de Derechos Humanos en marco del conflicto armad en Colombia, ha sido lo sucedido en la región de El Catatumbo, al oriente del país. Ahí se disputan el territorio el ELN y las Disidencias de las antiguas FARC. Dicha confrontación ha dejado un balance trágico entre la población civil: más de 97 mil personas afectadas, 21 mil con restricciones en la movilidad que les dificulta el acceso a bienes y servicios, además de 50 mil desplazados forzadamente. Además, se reportan 35 acciones armadas Tibú, Convención, Teorama y El Tarra, dejando a la población civil en medio del fuego cruzado, incluyendo niños y adolescentes.

Los graves hechos ocurridos ahí produjeron el congelamiento de los diálogos de Paz entre el Gobierno del presidente Gustavo Petro y el Ejército de Liberación Nacional. Un congelamiento que, para algunos analistas, es sólo una forma de decir que terminaron, sobre todo, por las recientes declaraciones de integrantes de la guerrilla, quienes han dicho que la paz no se podrá firmar antes del 2026.

Un respiro para la paz

En medio del panorama difícil de las negociaciones del Gobierno de Colombia con actores armados, se logró la desmovilización del grupo denominado Comuneros del Sur de Nariño, que en mayo del 2024 se apartó del Ejército de Liberación Nacional. Dicha desmovilización implica un respiro, no sólo para la Paz Total como proyecto, sino para la tranquilidad de los territorios en donde operaba esta agrupación.

Entre los acuerdos firmados está la creación de mecanismos para la recuperación de la memoria colectiva, el fortalecimiento de iniciativas comunitarias de memoria y la articulación con el Sistema Integral para la Paz, incluyendo la Comisión de la Verdad y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), entre otros. Además se firmó otro acuerdo, pensado para la sustitución voluntaria de 5 mil hectáreas de cultivos de uso ilícito en diez municipios priorizados en Nariño. El acuerdo se firmó por parte de Carlos Erazo y Roger Garzón, como representantes de las partes y leído por la delegada del Gobierno para estos diálogos, Ángela María Robledo.

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¿Sigue siendo la paz un tema electoral?

Opinión

¿Sigue siendo la paz un tema electoral?

Abril 6 – 2025

Por German Ayala Osorio
Analista político 

Durante años el conflicto armado interno, sus dinámicas y efectos en la sociedad fueron un factor electoral importante que definió en las urnas las aspiraciones de varios candidatos presidenciales. Pastrana terminó derrotando a Samper con la imagen de su reunión con Tirofijo y Álvaro Uribe Vélez llegó a la Casa de Nariño gracias a dos hechos, uno interno y el otro externo. El primero, por el fortalecimiento militar de las Farc-Ep y sus arremetidas contra la población civil; y el segundo, los ataques terroristas, contra las Torres Gemelas en los Estados Unidos. Auto infringidos o no, ese suceso le sirvió a Uribe para justificar su política de seguridad democrática porque, según él, en el país no había conflicto armado sino una “amenaza terrorista”.

A partir de la negociación en La Habana entre Juan Manuel Santos y Timochenko, las dinámicas del conflicto cambiaron radicalmente. La conversión de las entonces Farc-Ep en el partido Comunes fue un fuerte golpe político a la guerrilla del ELN en la medida en que su lucha armada perdió sentido histórico, lo que terminó acrecentando sus divisiones internas, pero sobre todo su consolidación como una estructura armada narcotizada a la que no le interesa negociar curules y proyectos productivos porque tienen el músculo económico suficiente para extender las hostilidades por varios años más. Las economías ilegales les quitaron el ropaje político a los elenos.

Con el triunfo político de Gustavo Petro sectores de la sociedad pensaron que por haber militado en el M-19 sería más fácil negociar y firmar un armisticio con los elenos. Tanto Petro y los miembros del ELN llegaron a sendas conclusiones que alejaron la posibilidad de alcanzar la paz. El presidente Petro confirmó que el Ejército de Liberación Nacional abandonó su espíritu revolucionario y se convirtió en un conjunto de “traquetos con camuflado”. Mientras que la dirigencia del Coce llegó a la conclusión de que Petro no era el líder de izquierda que ellos pensaron que era.

En el presente hay asuntos electorales muchos más importantes y definitivos para la sociedad y los grupos de poder que se disputan el control del Estado: uno de ellos es la continuidad o no del proyecto progresista que encarna Petro o el regreso de la derecha uribista y neoliberal responsable de la privatización del Estado, la pobreza y la inequidad estructurales, así como de los efectos socioambientales y ecológicos que deja un modelo de desarrollo fincado en un tipo de Sostenibilidad Asistémica Funcional.

Hay un aparente despertar de una ciudadanía que habla más de condiciones laborales dignas, del cuidado de la naturaleza, del disfrute de la vida y del tiempo libre; de la superación de la pobreza, del clasismo y el racismo, dos de las taras civilizatorias que arrastramos como sociedad; de sectores interesados en reindustrializar el país y de superar los años de atraso que garantizó una élite conservadora, retardataria, mediocre e incapaz de leer los cambios societales.

Eso sí, ya hay candidatos presidenciales que intentarán poner como tema central la consecución de la paz a partir del fracaso de la apuesta maximalista de la Paz Total del gobierno Petro. Por ejemplo, María Fernanda Cabal ya salió a los medios a decir que ella “impondrá la paz”. La goda y neoliberal congresista quiere poner en la agenda electoral de 2026 el tema de la paz sin reconocer la existencia del conflicto armado interno. Hábilmente la “generala o muñeca” de Uribe evita hablar de conflicto armado porque ello iría en contravía de la doctrina de su patrón. Ella habla de paz porque le sirve para despotricar de Petro, de su pasado guerrillero y de la fracasada Paz Total. El país sabe que a la Cabal le gusta es la bala, la bala y la bala. 

He venido diciendo que no tiene sentido de realidad hablar hoy de la existencia de un conflicto armado interno en Colombia. Como tampoco el país enfrenta una “amenaza terrorista”, apelativo con el que sagazmente Uribe borró la historia de años y años de un conflicto social, económico y político que, gracias al proceso de paz de La Habana, a los avances territoriales que en varias materias dejará la administración Petro, pero sobre todo a la lumpenización y traquetización de los elenos y las disidencias perdió ese rimbombante nombre que tanto le sirvió a políticos y a la academia para justificar hechos de paz y de guerra.

Ya es tiempo de dejar de llamar conflicto armado interno a unos hechos de violencia originados por la traquetización de las organizaciones “postguerrilleras”. Que hay que combatirlos, por supuesto, pero no tiene mayor sentido hablar de paz en términos de una negociación política cuando todos los actores ilegales, con los que eventualmente se piense dialogar, se comportan como bárbaros, salvajes y agentes anacrónicos. Hay que poner mucho cuidado a los agentes de la derecha que quieran hablar de paz y de guerra a sabiendas de que lo único que les interesa son los lucrativos negocios del narcotráfico, la minería legal e ilegal y la comercialización de armas. Entonces, estaríamos hablando de Pactos Prepolíticos que terminan sirviendo a la derecha mafiosa y criminal y a esas “guerrillas” que dejaron atrás su espíritu revolucionario para convertirse en traquetos que dejaron de patrullar para montarse con Toyotas de alta gama. 

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Hacia un enfoque integral de protección para menores desvinculados de grupos armados

Reportajes

Hacia un enfoque integral de protección para menores desvinculados de grupos armados


Abril 1 – 2025

Este reportaje fue publicado en Quira Medios y hace parte de la Alianza PANAL MEDIOS

Por Humanidad Vigente Corporación Jurídica (HVCJ)*

El reclutamiento forzado de menores sigue siendo una de las violaciones más alarmantes a los derechos humanos en Colombia. Según datos de la Defensoría del Pueblo, en 2024 se registraron 409 casos de reclutamiento de niñas, niños y jóvenes, con una mayor incidencia en el primer semestre del año, cuando se reportaron 267 casos, frente a los 142 del segundo semestre. Los meses más críticos fueron enero, con 62 casos, y marzo, con 58. El principal grupo armado señalado en estos reclutamientos es el Estado Mayor Central, vinculado con el reclutamiento de al menos 135 menores, evidenciando la persistencia de esta práctica en el marco del conflicto armado.

El departamento del Cauca ha sido el más afectado, concentrando el 70% de los casos reportados, lo que equivale a 300 menores reclutados en su territorio. A esta preocupante cifra se suma la alarmante afectación a comunidades indígenas, que representan el 51% de las víctimas. Más allá de la violación sistemática de los derechos de niñas, niños y jóvenes, esta práctica atenta contra la salvaguarda de los saberes ancestrales, la autonomía de los pueblos indígenas, sus sistemas educativos propios y su estructura de gobierno. La vinculación de menores a grupos armados no solo les niega su derecho al desarrollo y la protección, sino que también impacta gravemente el tejido social de estas comunidades, debilitando su identidad y su resistencia ante la violencia.

A la crisis en el Cauca se suman los departamentos de Nariño y Putumayo, consolidando al suroccidente colombiano como una de las regiones más vulnerables para la niñez y juventud en el país. La falta de medidas efectivas de prevención y protección por parte del Estado, sumada a la presencia de actores armados ilegales, ha convertido a esta zona en un escenario recurrente de violaciones a los derechos humanos de menores. Ante esta realidad, se hace urgente la implementación de estrategias de intervención que no solo respondan a la protección inmediata de las víctimas, sino que también ataquen las causas estructurales que perpetúan el reclutamiento forzado en el país.

El reclutamiento y la explotación de menores por parte de grupos armados en Colombia no responden únicamente a la lógica de la coacción directa, sino que también se sustentan en la profunda crisis social que afecta a la niñez y la juventud en el país. La pobreza extrema, la falta de acceso a una educación de calidad, la carencia de condiciones de vida dignas y la imposibilidad de disfrutar de una infancia libre de responsabilidades económicas o parentales prematuras han generado un escenario propicio para la captación de niñas, niños y jóvenes (NNJ). Estas condiciones estructurales obligan a muchos menores a asumir roles de adultos, privándolos de sus derechos básicos y exponiéndolos a dinámicas de violencia y explotación.

En los últimos años, los grupos armados han diversificado sus estrategias de vinculación, adoptando métodos más sutiles y manipulativos que van más allá del reclutamiento forzado tradicional. La manipulación emocional y económica se ha convertido en una herramienta clave para atraer a los menores a actividades delictivas. En muchos casos, estos grupos se aprovechan de la precariedad económica de las familias y de la ausencia de oportunidades, ofreciendo incentivos como dinero, motocicletas y dispositivos electrónicos. En el caso de las niñas y jóvenes, la captación se combina con estrategias de grooming y online-grooming, en las que los reclutadores establecen relaciones de confianza para luego involucrarlas en actividades ilegales, como el traslado de armas, la comunicación de mensajes y la explotación sexual. Esta última forma de violencia afecta de manera desproporcionada a las niñas, quienes representan el 24% de las víctimas en zonas de conflicto, según la Defensoría del Pueblo. Los efectos de esta violencia incluyen embarazos forzados, infecciones de transmisión sexual, traumas psicológicos y el estigma social que dificulta su reintegración.

Desplazamiento forzado y abandono estatal: una deuda con la niñez en Colombia

El desplazamiento forzado sigue siendo una de las principales vulneraciones a los derechos de la niñez en Colombia. De acuerdo con la Unidad para las Víctimas, más de 2.5 millones de menores han sido desplazados por la violencia, privándolos de estabilidad, redes de apoyo y acceso a derechos fundamentales como la educación y la salud. En zonas rurales, la falta de infraestructura y las barreras geográficas agravan aún más su situación, dificultando su acceso a servicios esenciales y aumentando su vulnerabilidad frente a la explotación y la violencia. La precariedad en la que crecen niñas, niños y jóvenes no solo es resultado del conflicto armado, sino también de una ausencia estructural del Estado, que no ha logrado garantizar condiciones dignas para su desarrollo integral.

Frente a este panorama, la protección de los menores desvinculados de grupos armados no puede seguir siendo una tarea pendiente. Se requiere con urgencia una respuesta estructurada que garantice su recuperación, protección y participación en la reconstrucción de sus proyectos de vida, evitando su revictimización y la perpetuación de los ciclos de violencia y exclusión. Sin embargo, uno de los principales obstáculos radica en la exclusión sistemática de niñas, niños y jóvenes (NNJ) de los espacios de toma de decisiones sobre las políticas que los afectan directamente. Este desplazamiento simbólico es reflejo de una concepción adultocéntrica profundamente arraigada, que no solo los priva de voz, sino que también refuerza la idea de que su presencia en los procesos de transformación social es secundaria. La exclusión y la minimización de su protagonismo perpetúan una visión en la que los menores son considerados únicamente receptores de medidas y no sujetos activos en la construcción de soluciones a su propia problemática.

Los NNJ no enfrentan una única forma de violencia, sino múltiples agresiones que se intersectan y amplifican sus impactos. Entre estas violencias está la cultural, que legitima su exclusión y normaliza la falta de oportunidades, pero también se suman el empobrecimiento sistemático, la desigualdad social y el clasismo estructural. Estos factores no solo marginan a la niñez y la juventud de espacios de decisión, sino que además los colocan en una situación de vulnerabilidad extrema, donde actores armados y redes criminales explotan su precariedad para manipularlos emocional y económicamente. En este contexto, el abandono social estatal no solo se traduce en la falta de infraestructura o en barreras geográficas que dificultan el acceso a derechos básicos, sino que refleja una desprotección estructural y sostenida, que deja a millones de menores expuestos a la violencia y sin opciones reales de desarrollo. Garantizar su protección requiere no solo medidas reactivas, sino estrategias preventivas que aborden las causas profundas de su exclusión, incluyendo el acceso equitativo a educación, salud y espacios de participación efectiva que les permitan ser protagonistas de su propio futuro.

Recomendaciones para la protección integral de la niñez y juventud en el contexto del conflicto armado en Colombia

Para garantizar una protección efectiva de niñas, niños y jóvenes (NNJ) en el contexto del conflicto armado en Colombia, es fundamental que el Estado adopte medidas concretas que reconozcan y prioricen su participación activa en los procesos de toma de decisiones que afectan sus vidas y derechos. La escucha de sus voces no solo es una herramienta clave para comprender su estado de vulnerabilidad y los riesgos específicos a los que están expuestos en sus territorios, sino también un mecanismo para diseñar estrategias de prevención y protección más eficaces.

En este sentido, es imperativo crear y financiar espacios culturales, artísticos y deportivos que promuevan el desarrollo integral de la niñez y la juventud. Estos espacios, concebidos como escenarios de fortalecimiento de la creatividad, autonomía y liderazgo de NNJ, deben contar con presupuestos adecuados, administrados con transparencia y bajo la veeduría de los propios menores, garantizando así que respondan a sus necesidades y expectativas reales.

Además, es necesario fortalecer y ampliar los espacios de participación política e incidencia ciudadana para NNJ, asegurando su representación en mecanismos como las plataformas de juventudes, los consejos de juventudes y otros espacios de toma de decisiones a nivel local y nacional. Se recomienda que, en escenarios de participación ciudadana como consejos locales, juntas de acción comunal, consejos comunales y comunitarios, y mesas de diálogo con actores armados, se establezca al menos una curul o representación específica para NNJ. Esta medida debe implementarse con un enfoque diferencial que considere factores de género, etnia, discapacidad, orientación sexual y otros elementos que inciden en la experiencia de los menores. Para ello, es fundamental que el Estado garantice recursos suficientes, fortalezca las capacidades institucionales y promueva un cambio cultural que reconozca a NNJ como actores legítimos en la construcción de soluciones y en la formulación de políticas públicas.

Asimismo, es crucial incluir la participación activa de niñas, niños y adolescentes (NNA) en los procesos y políticas de paz, asegurando garantías sólidas para la protección integral de sus derechos en estos escenarios. Su involucramiento no solo representa un reconocimiento de su agencia y protagonismo en la sociedad, sino que también desafía las estructuras adultocéntricas que históricamente han excluido sus voces de los espacios de decisión.

La integración de los NNA en los procesos de paz fortalece su sentido de pertenencia y empoderamiento, y permite diseñar políticas más efectivas y contextualizadas que respondan a las realidades que enfrentan en las zonas afectadas por el conflicto. Para que esta participación sea efectiva, es necesario garantizar condiciones de seguridad, espacios de diálogo inclusivos y mecanismos de apoyo que eviten su revictimización. Además, el diseño e implementación de políticas públicas en el marco de la paz deben priorizar el interés superior de los NNA, asegurando su acceso a la educación, la salud y la protección contra cualquier tipo de violencia o explotación.

La inclusión de los menores en estos procesos no solo contribuye a su protección integral, sino que también establece bases sólidas para una paz duradera, reconociendo que su bienestar y desarrollo son esenciales para la reconstrucción del tejido social en Colombia.

*Humanidad Vigente Corporación Jurídica (HVCJ) es una organización no gubernamental fundada en 1996, conformada por un equipo interdisciplinario de profesionales comprometidos con la defensa y promoción integral de los derechos humanos en Colombia, con especial énfasis en la protección de los derechos de mujeres, niñas, niños, adolescentes, jóvenes y víctimas del conflicto armado. A lo largo de más de 25 años, HVCJ ha trabajado en articulación con distintos sectores de la sociedad, formando parte del comité operativo de la Coordinación Colombia – Europa – Estados Unidos, la Plataforma Colombiana por el Protagonismo de Niñas, Niños y Jóvenes, el Fondo de Fortalecimiento y Protección (FFP), la Red Llano y Selva por la Defensa del Territorio y la Paz y el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (MOVICE). Su labor se ha enfocado en la incidencia política, el acompañamiento jurídico y la visibilización de violaciones a los derechos humanos, lo que le ha valido reconocimiento a nivel nacional e internacional, siendo finalista en 2016 del premio otorgado por Diakonia y la Embajada de Suecia por su compromiso en la defensa de los derechos humanos en Colombia. 

hvcj@humanidadvigente – netprensa@humanidadvigente.net

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Juventud y tradición en el campo del Cacao

Reportajes

Juventud y tradición en el campo del Cacao


Marzo 25 – 2025

Texto: Laura Cruz Comunicaciones ICA
Fotografías: Nelson de Jesús Bedoya Ríos Comunicaciones ICA

En 2024, Colombia alcanzó un récord histórico en la producción de cacao con 73 mil toneladas cosechadas. Para ponerlo en perspectiva, esta cantidad equivale a llenar 49 piscinas olímpicas con granos de cacao. Pero este no fue el único logro del sector agropecuario, durante el segundo semestre de 2023 su crecimiento fue clave para impulsar la economía del país. Según la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA), actividades como la agricultura, la ganadería, la caza, la silvicultura y la pesca lograron un aumento del 10,2 % en su valor agregado, superando en 8,1 puntos porcentuales la variación del PIB nacional. Esta diferencia resalta el papel fundamental del agro como motor del desarrollo económico en Colombia.

Leyendo el párrafo anterior vemos solo cifras, pero estas metas alcanzadas son la suma del esfuerzo de los campesinos colombianos que, desde regiones apartadas e incluso jamás nombradas, trabajan para que a nuestras mesas lleguen alimentos de la mejor calidad.

Algunas de las manos que han hecho posible estos logros son las de Yosimar Maury Martínez, un joven que vive en Sucre en el corregimiento de El Coco.

“No sé exactamente por qué mis padres eligieron mi nombre, pero hay una historia curiosa detrás. Mis hermanos mayores eran apasionados del fútbol, y cuando nací, jugaban constantemente en el campo. Mis padres debatieron entre dos nombres: “Gareca” y “Yosimar”. Así, en algunos pueblos de Majagual me llaman Gareca, en otros, Yosimar. Con el tiempo, cuando inicié mi vida profesional, el primero quedó en el olvido, y todos comenzaron a llamarme solo Yosimar. Sé que mi nombre viene de un jugador brasileño, pero su elección sigue siendo un pequeño misterio familiar”.

Yosimar ha heredado de sus padres el color de los ojos, la forma de hablar y lo más importante: el amor por la tierra. Sus padres han hecho del campo una forma de vida, no porque no conozcan otra sino porque todos los días eligen cultivar la tierra, como un ritual, como una forma de estar más cerca de Dios.

“Mis padres son nativos del campo, ambos tienen 77 años y son del corregimiento de El Coco. Somos diez hermanos y, gracias al esfuerzo de nuestros padres, todos estamos vivos y trabajando, ya sea como profesionales o como campesinos. En mi caso, aunque soy profesional, sigo trabajando en el campo y compartiendo con los campesinos en el día a día”.

Yosimar forma parte de Jóvenes Rurales y es una voz importante en su territorio. Si alguien quiere ir al corregimiento de El Coco, debe viajar desde Sincelejo hasta Majagual, el recorrido en carro puede tomar hasta dos horas. Luego, debe ir a la zona de La Mojana, conseguir una motocicleta y atravesar por una hora la finca Las Pozonas hasta encontrar el hogar de Yosimar: árboles de roble, cedro, penique y uvero dan la bienvenida a El Coco, que de lejos parece un paisaje dibujado por un niño.

“Actualmente, me encuentro en el pueblo. Nunca he dejado mi territorio porque amo el campo y quiero vivir aquí toda mi vida”. Yosimar más que un joven rural es un líder social nato, una persona emprendedora, que ha salido del campo a estudiar, pero sin dejar su tierra, porque entiende que el campo se debe tecnificar (…) llevo tres años trabajando con el cultivo de cacao, manejando las especies CCN51 y CCN64, que son variedades híbridas. Como joven emprendedor, he estado regalando semillas a las comunidades y orientándolas en la creación de viveros, el lavado de semillas para asegurar su correcta germinación y la técnica de clonación, que en el campo llamamos injerto. También les enseño sobre el proceso de poda y la manipulación adecuada del cultivo de cacao”.

La clonación o injerto es un proceso que consiste en tomar una rama muy delgada de otro árbol de cacao más viejo, vigoroso y ejemplar. Luego, la rama se corta en el pecíolo, que es la unión entre la hoja y la rama. Posteriormente, en el árbol joven —que lleva aproximadamente seis meses o un año de sembrado— se realiza un pequeño corte en el tronco, se le hace una herida en la que se injerta la rama más pequeña, y finalmente, se cubre con una cinta para evitar la entrada de agua y proteger el injerto.

El árbol de cacao y la familia de Yosimar tienen muchas cosas en común: los troncos viejos, pero ejemplares, sus conocimientos sanan la herida de los próximos campesinos que harán del cultivo una forma de vida.

“Estamos promoviendo el cacao como un proyecto social sostenible, ya que es un cultivo que puede producir durante aproximadamente sesenta años. En nuestra región, en la zona de La Mojana, municipio de Majagual, hemos logrado que el cacao comience a producir en apenas dos años y cinco o seis meses, generando ya una rentabilidad para los campesinos.

Actualmente, en nuestro territorio, se vende a $20.000, el kilo y, con solo cinco o seis mazorcas, se puede obtener un kilo de cacao. Cultivar una hectárea de cacao implica una inversión máxima de entre un millón quinientos mil y dos millones de pesos, incluyendo el trabajo del campesino. Es una diferencia muy significativa respecto a otros cultivos”.

El ICA camina con los campesinos por el crecimiento del campo

Durante la vigencia 2024, el instituto desarrolló diversas actividades de protección fitosanitaria en el sistema productivo de cacao en el departamento de Sucre. Estas actividades se enfocaron especialmente en la región de La Mojana Sucreña, en los municipios de Majagual y Guaranda.

Además, se realizaron cuatro eventos de comunicación del riesgo con la participación de 103 personas. En estos eventos se abordaron temas fundamentales, como el manejo de Monilia, Phytophthora y Escoba de Bruja, así como la implementación de buenas prácticas agrícolas, aliadas en el mejoramiento de los sistemas productivos de cacao.

El ICA ha detectado que la mayoría de los cultivadores de cacao en la subregión de La Mojana son jóvenes que apenas inician su producción; jóvenes como Yosimar, que nunca piensa en irse del campo.

“En lo personal, nunca había tenido un contacto tan cercano con el ICA. En nuestra región, conocíamos esta institución solo cuando venían a vacunar el ganado. Sin embargo, ahora el ICA ha pasado de ser un ente regulador para convertirse en un organismo capacitador para los campesinos, brindándonos conocimiento sobre cómo trabajar mejor el campo. Ya no lo veo solo como un regulador, sino como un aliado en la formación de los productores rurales. Nos sentimos satisfechos con el apoyo del ICA departamental y de la doctora Catherine Duarte, quienes nos han brindado capacitaciones y asesoramiento en el manejo del cultivo. Antes de esto, trabajábamos el cacao de manera empírica en los corregimientos de El Coco, El Naranjo y Pueblo Nuevo. Ahora, estos tres corregimientos han implementado este cultivo con éxito y ya están viendo producción”.

Como Yosimar hay miles de jóvenes campesinos que, con un trabajo disciplinado y riguroso, hacen que el plato de comida que llega a nuestra mesa parezca producto de un proceso sencillo. No obstante, comer bien, sano y en abundancia son cosas que le debemos a la gente que se ha quedado en el campo. Ser campesino es una vocación en la que las manos y la tierra se vinculan como lo hace la familia:

“Yo tengo dos hijos. Uno tiene 15 años, está estudiando y trabajando en el campo. Su meta a futuro es ser ingeniero industrial, para procesar la materia prima que se produzca en nuestro campo. Mi otro hijo tiene apenas 22 días de nacido. Me gustaría que mis hijos se preparen, que se queden en el campo, para que la educación rural y la solidaridad con el campo no se pierdan. Porque, con sinceridad, nosotros, los campesinos, nos sentimos sumergidos en el yugo de no contar con la educación adecuada para seguir en el campo y trabajar. Sin embargo, el campo es la base fundamental para que nuestro país tenga lo que producimos aquí.

Me gustaría que mis hijos sean profesionales, mucho mejores que yo, y que no abandonen a los campesinos ni al campo”.

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