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Libertad 1

Diciembre 2 - 2022

Por Laura Cruz

Cuatro mujeres esperan frente a la autopista Sur Oriental. Para los transeúntes y los conductores que pasan es un día normal. Ya se está acabando el día y la familia Agudelo Isaza, que lleva más de cuatrocientos días esperando la libertad de Cristian Andrés, sigue contando los minutos frente a la cárcel Villa Hermosa para darle un anhelado abrazo, un abrazo en libertad.

Poco a poco van llegando los tíos, los amigos, los abogados, sin embargo, las primeras que estuvieron allí son las mujeres, porque la lucha por la excarcelación de Cristian ha sido desde sus inicios, femenina. Lo esperan su madre y su hermana, que tocaron puertas para conseguir una buena defensa, aunque muchas de esas puertas se las cerraron en la cara, pero ellas siguieron hasta que lograron conseguir una defensa que estuviera comprometida. También está su tía que ha sido un soporte para la familia. Además de la novia que lo ha acompañado durante varios años.

Algunas personas se asoman por debajo de la puerta y dicen “¡ya viene!”. Cada vez que se abre el portón azul, se puede sentir la ansiedad de todos, pero pasa casi una hora. Son más de la siete de la noche hasta que sale. Es imposible confundirlo. De lejos se ve la camiseta de su amado Cali. Trae jeans pesqueros y zapatillas negras. Además una sonrisa inmensa. Se le nota que se contiene para no llorar igual que su familia. Hay aplausos, todo el mundo quiere abrazarlo, no obstante, se detienen, la que debe dar ese abrazo que simboliza llegar a la cima a poner la bandera, es su madre Rosalba Isaza Herrera.

Madre

Cristian,junto a seis jóvenes más, fue capturado el 26 de agosto del 2021, acusado de porte ilegal de armas, tortura, homicidio agravado, desaparición forzada agravada. Todo ello por su supuesta participación en el homicidio del patrullero Carlos Andrés Rincón en el Paso del Aguante. El patrullero fue torturado por medio de golpes y heridas múltiples ocasionadas con un arma cortopunzante para después ser asesinado de dos tiros en el rostro. Su cuerpo fue arrojado al río Cauca. Cristian dice que es inocente de todos estos cargos. De los seis detenidos, él es el primero en salir en libertad. La Juez Penal de Garantías se la concedió por vencimientos de términos. Sin embargo, sigue vinculado al caso.

Yeiderman 1

Después de un saludo cálido pero apresurado, quienes lo esperan a la entrada de la cárcel, lo suben a una camioneta por temas de seguridad. Minutos después, está en una terraza respondiendo preguntas. Come y toma una cerveza. Los rostros de su familia están aprendiendo a sonreír de nuevo después de 14 meses, tiempo que pasó preso. Antes no lo hacían, pues se sentían culpables. Les era difícil disfrutar una comida o el solo hecho de dormir bien, porque sabían que él estaba pasando incomodidades.

Subimos al último piso con Cristian, compartimos un cigarrillo. Le pregunto directamente ¿qué pasó el tres de junio?

“Hace rato no iba al Paso del Aguante porque un día me hirieron con gases lacrimógenos, aquí tengo todavía la cicatriz, ese día me pegaron, me requisaron, me tomaron fotos, yo creo que desde allí me ficharon. Entonces yo dije, es mejor no volver, sin embargo, el tres de junio, decidí regresar”. Recuerda que ese día jugaba la Selección Colombia por la Copa América. Él tenía turno de trabajo de 7 am a 8 pm entrenando niños. Dice que salió más temprano por el partido “bueno por el picado porque en la cárcel no sé puede decir partido” me aclara y sonríe.

Yeiderman 2

Cuenta que al llegar a su casa, dejó las cosas y se fue al Paso del Aguante. “Veo todo muy solo, me parece que no es normal, me prendo un cigarrillo y como a los tres minutos, escucho mucho ruido y veo un grupo grande que viene con un hombre que dicen que es Policía, me quedé aterrado”. Asegura que comenzó a discutir con ellos y que le recriminaron y le preguntaron ´¿entonces qué hacemos?´.

Dice que vio al grupo de gente dirigirse por el camino al río y que en ese momento , él estaba en unas escaleras cercanas “Cuando, de pronto, escucho un disparo. Estoy como a 60 metros. Entonces me asusto y me voy”.

Cristian: la pregunta que ha hecho la Fiscalía y también algunas personas es ¿Por qué no denunciaron?
“Había muchas amenazas de parte y parte. Nos iban a matar, si no lo hicieron fue por evitarse más cosas”.

* * *

Cristian siempre fue el más pequeño de su barrio. No pudo entrar al fútbol por su estatura, sin embargo, siempre ha estado ligado al deporte. Toda su vida se ha criado en el Paso del Aguante, su familia es fundadora del barrio. A los siete ya tenía su primer trabajo vendiendo chance para comprarse un Mástil. Estudió en el colegio Pablo Emilio Caicedo. Luego entró al INEM y se enfocó en la electricidad, oficio que sigue en el Sena. Ahí conoció más de la lucha social, de la política, y decidió que quería incidir. En ese tiempo también hizo rutas en bicicletas, perteneció a otros movimientos, y trabajaba en lo que le salía. También trabajó como empacador, en Rapi y hasta en Mcdonald, que fue uno de los empleos donde más se sintió explotado por la paga y por el trato.

Aunque estudió electricidad, sabía que esa no era su vocación. Iba a la Universidad del Valle a compartir con sus amigos, pero siempre se decía “lo que yo quiero es estudiar”, entonces volvió a hacer el Icfes y le dijo a su madre que quería estudiar Licenciatura en Educación Física y Deporte, decisión en la que su familia lo apoyó.
Siguió apoyando al equipo que en su casa le enseñaron a amar: el Deportivo Cali. Por eso ha ido a la mayoría de partidos, arriesgado trabajo, la Universidad, y hasta su vida porque un día le dieron varios golpes, entonces, dijo el camino no es por allí y decidió hacer otra jugada en la vida. Comenzó a dar clases como entrenador deportivo a niños de diferentes clubes y barrios. Hasta que llegó el tres de junio y su vida cambió.

A Cristian y a su familia, les tocó jugar un partido que no querían. La cárcel les enseñó lo que realmente era importante, su hogar. “Lo que más me hacía falta era mí libertad, poder estar en mi casa, ir al estadio, enseñar, mi estudio, y sé que estoy afuera, pero es una libertad a medias porque sigo vinculado al proceso. Es una gran alegría, pero una gran nostalgia porque hay compañeros que siguen en la cárcel. Sé que mi salida es una esperanza para ellos. Yo voy a seguir luchando también para que ellos salgan porque sé que como yo son inocentes”. Dice Cristian, mientras se toma una cerveza que por muchos días anheló en la cárcel.

Crisitan libre

“Lo más duro de estar preso es que uno siente mucha impotencia. Yo a veces decía me hubiera hecho matar porque a mí ya me habían quitado mi libertad, me habían quitado todo”.

La madre de Cristian, Rosalba Isaza Herrera, quien estaba en el portón de Villa Hermosa de primera, también lo estuvo durante su reclusión. Dice que tuvo que trabajar el doble, mientras su hijo estaba preso porque en la cárcel, incluso, tener lugar donde dormir cuesta. Asegura que los alimentos se los dan crudos y que tocaba pagar para que se los volvieran a cocinar. Cuando le dieron la noticia de la libertad de Cristian, ella estaba cociendo. “Yo escuché el grito de mi hermana y fue la felicidad más grande”.
Pero ese momento de felicidad se demoró en llegar. Julieth Alejandra Cárdenas Isaza, hermana de Cristian, dice que hubo mucha angustia porque no encontraban un abogado. La defensa que habían conseguido no estaba trabajando para exonerar a su hermano y, por el contrario, insistía en un preacuerdo. Hasta que encontraron a Danilo Guarín y el Comité de Presos Políticos.

Danilo Guarín señaló que Cristian sigue vinculado al proceso. Es un tema que la gente debe tener en cuenta. El hecho de que no quede en libertad no quiere decir que quede libre. Como lo dijo la juez: “Él debe atender a las audiencias que se hagan en lo posteriormente como la de marzo 31 de 2023”.

Guarín también dijo que: temían por la seguridad de Cristian a nivel jurídico, humanitario y de derechos humanos. “Sabemos que la Policía Nacional está pendiente de este proceso y la Policía no acude a estos procesos con la verdad. La Fiscalía sirve de coartada en contra de los ciudadanos en el caso de Cristian y lo que ha sido denominado como Primera Línea. Hay una arremetida de sectores que están interesados en acabar con su vida, miremos que hay jóvenes que están exiliados. Entonces esto nos genera incertidumbre”.

Me despido de Cristian casi a las diez de la noche, lo van a trasladar a otro lugar por seguridad. Lo veo contento, tranquilo. Sigue con sus convicciones intactas y quiere seguir luchando por la igualdad de derechos. Repite una frase de Calle 13, “el que no quiere a su patria no quiere a su madre”.

 

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