Escrito en 28 Abril 2016 Publicado en Actualidad.

Neoparamilitarismo, primera parte
¿Paramilitares o Bacrim?

Hoy en Colombia aún se discute si las llamadas Bandas Criminales tienen relación directa con los grupos paramilitares que operaron hasta el 2005. Desde que las principales estructuras de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) se desmovilizaron, el gobierno del expresidente Uribe dijo que dichos grupos ya estaban desmontados y que las acciones de las Bacrim correspondían más a disputas entre narcotraficantes. Sin embargo, en el Informe Desmovilización y Reintegración Paramilitar del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), aparecen las irregularidades y fallas de dicho proceso, denunciadas por varias organizaciones nacionales e internacionales: "En 2010 un informe de la Fundación Ideas para la Paz argumentó que las mismas armas que fueron usadas por las AUC están siendo usadas por las Bacrim".

Neoparamilitarismo, primera parte
¿Paramilitares o Bacrim?

Fotografía: indepaz.org.co

Abril 28 - 2016

Por Jorge Luis Galeano

Hoy en Colombia aún se discute si las llamadas Bandas Criminales tienen relación directa con los grupos paramilitares que operaron hasta el 2005. Desde que las principales estructuras de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) se desmovilizaron, el gobierno del expresidente Uribe dijo que dichos grupos ya estaban desmontados y que las acciones de las Bacrim correspondían más a disputas entre narcotraficantes. Sin embargo, en el Informe Desmovilización y Reintegración Paramilitar del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), aparecen las irregularidades y fallas de dicho proceso, denunciadas por varias organizaciones nacionales e internacionales: "En 2010 un informe de la Fundación Ideas para la Paz argumentó que las mismas armas que fueron usadas por las AUC están siendo usadas por las Bacrim".

En el mismo informe se muestra la preocupación de organizaciones internacionales con respecto a la continuación de la actividad paramilitar: "Por su parte, Human Right Watch (HRW) en un informe de ese mismo año (2010) hizo referencia a los rearmes paramilitares. Afirmó que el fenómeno paramilitar no se había superado al existir herederos de su poder". Esa misma organización (HRW) afirmaba que en 2010, las bandas criminales ya estaban en 24 departamentos y su presencia estaba marcada por una nueva ola de amenazas, asesinatos, masacres, secuestros y extorsiones, lo que hizo que se fueran constituyendo en una amenaza mayor y un desafío para la seguridad del país.

Que las bandas criminales sean ´herederas´ de los paramilitares aún es un tema de discusión, pues el Gobierno de Santos afirma que efectivamente éstos desaparecieron y que lo existe ahora es una expresión nueva de violencia que se debe combatir. En esa misma línea, Fabio Cardozo, Asesor de Paz del Valle del Cauca, dice que las bandas criminales, en general, están al servicio de los intereses paramilitares, que las contratan para ejercer presión armada en momentos específicos, pero que la razón de ser de las Bacrim es la delincuencia común: el sicariato, el secuestro, la extorsión, etc. Añade que "estos grupos hoy no tienen la estructura de mando que tenían las AUC, pero sí son rótulo o razones sociales que tocan a las bandas de criminales o bandas de sicarios para ponerlas a su servicio".

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Sin embargo, durante el proceso de desmovilización se detectó que las AUC tampoco tenían una fuerte estructura de mando, pues "En la negociación con las AUC casi no existió claridad sobre las estructuras que realmente existían y se produjeron creaciones, recomposiciones, confrontaciones armadas entre las estructuras, negociaciones de poder e incluso las llamadas "venta de franquicias" que se atribuye a narcotraficantes que ingresaron en calidad de jefes y voceros en el curso de la negociación con el gobierno", dice el informe del CNMH. Todo ello, además del reporte de más de 4 mil armas no entregadas, del incremento de tráfico de otras muchas que terminaron en manos de las bandas criminales, siguen siendo los cuestionamientos a ese proceso y refuerzan la idea de que las Bacrim son, efectivamente, las herederas de la violencia paramilitar.

Después de las desmovilización de las AUC, las bandas criminales empezaron a coptar los territorios dejados por aquéllas y su actividad no ha cesado. Aparecieron estructuras armadas en varios departamentos que empezaron a disputarse entre sí, zonas clave para el trárfico de armas y de drogas. En 2014, en el Valle del Cauca "sobresalía la presencia de Los Urabeños, Los Rastrojos y La Empresa. La zona norte del departamento era disputada entre Rastrojos y Urabeños", señala el informe del CNMH.

Hoy en día, la actividad de estas bandas sigue y aunque varios de esos grupos han recibido duros golpes por parte de la fuerza pública, están en constante mutación y algunos no desaparecen sino que crean alianzas con otros para mantener su presencia en algunos territorios. El Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), elaboró un informe que revela que en los tres primeros meses de 2016, se pudo identificar actividad paramilitar de grupos como Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Clan Úsuga o Urabeños), Águilas Negras, Rastrojos y Buenaventureños, entre otras 10 organizaciones similares, en departamentos como Meta, Valle del Cauca, Cauca, Magdalena, Norte de Santander, Nariño, Quindío y otros 15 más.

En dicho informe, Indepaz dice: "No podemos catalogar estos grupos como un fenómeno solo de paramilitarismo a secas; se presentan casos donde hay presencia de un paramilitarismo clásico desde las estructuras paralelas del Estado como Águilas Negras e incluso con elementos de la fuerza pública que se ven involucrados en diferentes acciones. Existe una cultura paramilitar en las instancias de la fuerza pública y por ello es urgente aplicar estrategias de saneamiento. Pero también hay presencia de bandas narcoparamilitares donde el negocio ilegal es el centro de su estrategia".

Infografía: Mónica Becerra

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