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Escritoras 1

Agosto 28 - 2022 

Por Laura Cruz 

En los últimos años mis lecturas se han volcado hacia autoras mujeres. Me he preguntado la razón de tardar en llegar a ellas y pienso que el Boom latinoamericano sirve de ejemplo para entender cómo en la literatura ha habido un machismo soterrado. En la época del Boom también había escritoras con alta calidad narrativa. En el ambiente académico se dice que Gabriel Garcia Marquez, para escribir Cien Años de Soledad, fue influenciado por Los Recuerdos del Porvenir de la autora mexicana Elena Garro, la mejor autora del país Azteca después de Sor Juana Inés de la Cruz.

Es decir, el problema no ha sido que no haya talento femenino, sino que los cánones literarios siempre han sido falocéntricos, uno de los postulados de Virginia Wollf en Una Habitaciòn Propia, que fue escrito hace casi un siglo.

Las mujeres en diferentes campos hemos tenido que romper el techo de cristal y en la literatura no ha sido la excepción. Las que han querido escribir han tenido que construir su habitaciòn propia a pesar de los cánones, de las editoriales y de las palabras repetidas que usan algunos para decir que las mujeres escribimos con la emoción porque somos sentimentales. Las escritoras han tomado la pluma y decidieron escribir, en parte, porque están cansadas de que los hombres las narren.

Las escritoras con las que me he encontrado en los últimos años me han mostrado que la palabra fascinación es poca porque lo que causan en mí es una profunda admiración, pues sus obras han sido un despertar de la razón.

Virginia Despentes, Vivian Gornick, Elena Garro y Lucía Berlín, han sido amaneceres en mi vida. No niego en ningún momento que autores como Kafka, Dostoievski o Chejov hayan abiertos mundos posibles a nivel literario, sin embargo mis lecturas, que en algún momento se centraron en autores del Boom Latinoamericano como Vargas Llosa o Julio Cortázar, hay mujeres que asumen su cuerpo y la vida de otra forma y que tambièn deben ser narradas, sobretodo leídas.

La lucha contra un poeta

Elena Garro

Una de las autoras que quiero mencionar es contemporánea al Boom Latinomaricano, Elena Garro, mexicana, quien escribió la Semana de Colores, Los Recuerdos del Porvenir, un libro que fue escrito muchos años antes que Cien Años de Soledad y  en el que muchas lectoras han encontrado demasiadas similitudes, algunos dicen que Gabo pudo tomar la obra como referencia, ya que está comprobado que el autor colombiano leyó la obra de Garro y hasta la elogió.

Pero entonces ¿Por qué la obra de Garro? no tuvo relevancia, como la de los autores del Boom, si el talento le sobraba? Lo que le pasó a Elena es que desafortunadamente se casó con Octavio Paz, el poeta mexicano ganador del Nobel en el año 1990, Paz la misma sensibilidad que tenía para escribir la tenía para la violencia. Hace poco leí una frase de Lucía Berlín, que decía “ Otro día me dijo que había poca diferencia entre la mente de un criminal y la de un poeta”. Y el caso de Octavio Paz, para mi corrobora la cita.

Es conocido que el autor le prohibió a Elena escribir, incluso llegó a intentar quemar una de las novelas, además de años de maltrato. Elena terminó divorciándose y exiliada de México y también de la literatura. Elena vivió sus últimos años junto a su hija en condiciones paupérrimas, no solo a nivel económico sino emocional. Hasta hace pocos años la obra de Garro ha venido tomando relevancia, aunque no tanto como la merece.

Elena, que además de ser escritora, fue dramaturga, bailarina, actriz, escribiría sobre Octavio Paz. “ Yo viví contra él, estudié contra él, hablé contra él, escribí contra él, defendí a los indios contra él, en fin todo lo que hice fue contra él”.

La sutileza de lo cotidiano

Lucia Berlin

Otra autora que quiero mencionar es Lucía Berlín, que junto a Virginia Wolf, son mis escritoras favoritas: Woolf porque me enseñó que las palabras sutiles son las que mejor golpean, es decir comunican, y también porque su vida es la mejor muestra que pese a problemas emocionales como los que padeció, una de las formas de salir de ellos es escribiendo.

Menciono a Woolf porque en una Habitaciòn Propia, define lo que se necesita para que una mujer escriba, independencia económica. En este punto pienso de inmediato en Berlín, autora estadounidense, autora de Manual Para Mujeres de la Limpieza, que es una recopilación de relatos, una especie de coral narrativa, donde todos se encuentran y forman una narración contundente y profunda por la sutileza en que narra lo cotidiano.

La obra de Berlín aparece tres años después de su muerte, tras décadas de injusto olvido. Lucía Berlín trabajó como mujer de la limpieza, recepcionista, telefonista, profesora, mientras criaba a sus cuatro hijos y bebía. Escribió tan solo 70 relatos. y digo tan solo porque imagino que si hubiera tenido independencia económica o la suerte de que alguien cuidara a sus hijos como tantos escritores, la humanidad tendría la suerte de leer una obra más robusta.

En muchos artículos he visto que se menciona constantemente el tema del alcoholismo de Berlín como si fuera más importante ese tema que su obra. Por supuesto puedo comprender que se relacione la literatura con la bohemia, pero en ciertos artículos hacen algunos señalamientos, como si se les olvidara que Hemingway, Poe, Rimbaud  eran alcohólicos y no es que el alcoholismo los haga mejores escritores simplemente humanos, sin embargo, en el caso de que sea una mujer ya no es bohemio sino reprochable para algunos.

Leí en alguna parte que no se trataba de dejar nuestros vicios, sino dejarlos y convertirlos en una virtud, sin duda Berlín logró dejar su alcoholismo y convertirlo en una virtud al hablar de ello en sus relatos. Cuando menciona su adicción lo hace sin ambages poéticos, sin juzgar, sin mentir, simplemente mostrando la realidad.

Para saber más puede leer también: Lucía Berlín. Escritura de la rutina perpetua

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