Periodismo de Derechos Humanos

Columnas

Petrocontra 2

Marzo 16 - 2022

Por Germán Ayala  
Analista Político

Pasada la jornada electoral del 13 de marzo, es importante detenerse a reflexionar alrededor de lo que puede venir para el país en la primera vuelta presidencial.

Hay que decir que el actual régimen de poder acaba de recibir una fuerte bofetada de millones de colombianos que votaron por el Pacto Histórico. Sin duda alguna, los efectos de la pandemia y el desastroso gobierno de Iván Duque, el ungido de Uribe Vélez, abocaron tal reacción electoral y política, la misma que debe asumirse como un castigo a la mezquindad y ruindad expresada por el uribismo, como cabeza visible del oprobioso y mafioso régimen colombiano.

Por supuesto que los agentes políticos, económicos y electorales del régimen salieron a defenderse y lograron mantener la estructura legislativa necesaria que les permitirá mantener los privilegios y su operación criminal y mafiosa. Es decir, algo cambió dentro del Congreso, pero los alternativos deberán negociar con aquellos estafetas del establecimiento colombiano.

El Centro Democrático, el partido-secta, perdió representación en el Congreso, lo que debe asumirse como un triunfo importante, pero no definitivo, pues, la culebra llamada uribismo, sigue viva y hambrienta. También sufrió un fuerte revés Germán Vargas Lleras y su empresita electoral, Cambio Radical. Pero seguirá, desde Bogotá, incidiendo, para mal, en el futuro del país. Eso no va a cambiar nunca, porque, como hijo de la rancia élite bogotana, siempre estará listo a extender sus privilegios de clase, en contravía de los derechos de millones de colombianos.

En cuanto a los resultados de las consultas “interpartidistas” (aquí no hay partidos, operan micro empresas electorales) hay que señalar que Fajardo y el fantasmal Centro, pasaron raspando. Y aunque ese resultado los instala como una alternativa política, su origen y operación parten de un error: insistir en un Centro que no existe y que en este país no tiene tradición, pues la derecha y la ultraderecha se han encargado de evitar su surgimiento y consolidación. Fajardo y sus áulicos insisten en militar en esa espectral orilla ideológica, porque temen tomar distancia del régimen del cual se han beneficiado toda la vida. Además, pretenden engañarse y engañar incautos, señalando que no son de derecha, cuando sus acciones confirman que, efectivamente, son derechosos, y, además, amigos y patrocinadores de la doctrina política y económica que impulsa la captura mafiosa del Estado.

Con el triunfo de Federico Gutiérrez, alias Fico, la derecha y la ultraderecha llegarán unidas a la primera vuelta presidencial. El exalcalde de Medellín cuenta con el aval del uribismo y en particular del propietario de la secta-partido, el Centro Democrático. Un triunfo de Fico significará un segundo aire para el hijo de Salgar, golpeado por la justicia y por millones de electores que castigaron a las fichas que querían mantenerse en el Congreso, para legislar en contra de las mayorías y en particular, para hacer trizas lo acordado en La Habana en materia de tierras y reforma agraria.

Gutiérrez será el nuevo “Jorgito” de Uribe o un Duque II, con todo lo que ello significa en materia de violación de los derechos humanos, concentración de la riqueza y de la tierra en pocas manos. Más claro: mantener el Estado capturado para beneficio del gran banquero y de los clanes que de tiempo atrás vienen sosteniendo al Gran Imputado como la ficha más visible del régimen colombiano.

Veremos, entonces, a un Fajardo hablando sin precisar ideas y proyectos. Sin definir con claridad cuáles son los problemas estructurales del país. Y claro, señalando los riesgos de votar por Fico y por Petro. Por el lado de la campaña del nuevo ungido de Uribe, veremos ataques contra el candidato del Pacto Histórico, tratando de meter miedo a un electorado que, a juzgar por los resultados del 13 de marzo, parece ya no comer cuento del castrochavismo, de rayos homosexualizadores o del manido fantasma del comunismo. Hablará, entonces, de saltos al vacío y de transiciones violentas, expresiones que esconden la incapacidad discursiva y política de Gutiérrez para debatir, con ideas, con Gustavo Petro.

De no triunfar Petro en primera vuelta, nuevamente sobre los tibios hombros de Sergio Fajardo estará la responsabilidad política y electoral de votar para que todo siga igual, o para darle una oportunidad a quienes creen que el país necesita ajustes en la manera como opera el Estado. De seguro no se irá a ver ballenas, pero desde ya sabe que la final estará entre alias Fico y Petro. Lo más probable y de acuerdo con su medroso carácter, dirá: dejo libres a mis electores para que voten. De esa manera, no se peleará con el régimen y mucho menos, con el “mundo paisa” al que pertenece.

Ahora bien, al régimen de poder le queda la violencia que usaron cuando necesitaron frenar a candidatos como Gaitán Ayala o Galán Sarmiento. Por ello, no se puede desestimar que en estos momentos estarán pensando en retirar la escolta de Petro Urrego, para facilitar así un atentado criminal. Veremos qué pasa.

  • Visto: 752
Joomla Social by OrdaSoft!

Hechoencali.com © Todos los derechos reservados