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Marzo 15 - 2019

Por Mariela Ibarra

La mujer ha existido en la literatura, y no solo como modelo de representación. Me refiero a la mujer escritora. Desde Safo, en la Grecia antigua, pasando por Murasaki Shikibu (escritora del Genji Monogatari, considerada la novela más antigua de la historia) hasta Soledad Acosta, historiadora, cuentista, periodista y editora colombiana del siglo XIX.

Sin embargo, la literatura escrita por mujeres es muy desconocida. Por ejemplo, Emely Bronte, escritora de Cumbres Borrascosas, firmaba bajo el seudónimo masculino de Ellis Bell. Igualmente, se dice que algunas de las obras de F. Scott FitzGerald, famoso por su obra El Gran Gatsby y reconocido como uno de los escritores estadounidenses más importantes del siglo XX, fueron en realidad escritos por Zelda, su esposa.

La revolución femenina y el movimiento feminista fueron fundamentales para sacar del anonimato y la estigmatización a cientos de mujeres que habían sido invisibilizadas a lo largo de la historia.

Después de la segunda mitad del siglo XX se establecieron diferentes teorías que buscaban comprender mejor la escritura hecha por mujeres. De estos destacan principalmente dos ramas. La primera es la que establece la escritura femenina desde el género, y propone la existencia, en efecto, de una literatura femenina. La segunda postura habla de la relación entre la mujer como individuo y su contexto, y como esto afecta su proceso literario. Esto tiene su fundamento y se desarrolla de manera paralela a la división entre el feminismo radical y el feminismo plural.

El establecimiento de una teoría literaria femenina ha tenido diferentes momentos, que no solo nos permiten conocer los conceptos a través de los cuales se ha construido la literatura creada por mujeres desde la crítica, sino entender la relación simbólica de las autoras con su propia escritura.

¿Qué se conoce como Literatura Femenina?

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Para muchos críticos, especialmente escritoras pre feministas y feministas de primera ola, como Mary Wollstonecraft, Virginia Woolf o Germaine Greer, existe una manera sustancialmente diferente entre la escritura de la mujer y la escritura del hombre. La construcción del concepto de Literatura Femenina apunta a un esfuerzo por definir las características especiales que encierra la literatura creada por mujeres.

Algunas de las posturas que apuntan a una teoría literaria femenina se enfocan en un estilo y una forma propia de narrar, así como un uso del lenguaje y el idioma exclusivo de las mujeres.

Escuelas de pensamiento de la crítica literaria femenina desde el feminismo de primera y segunda ola

Collage literatura feminista

Crítica temprana: La mujer narrada desde el hombre

Durante los años sesenta en Estados Unidos la crítica literaria elaborada por mujeres, principalmente mujeres vinculadas al activismo de primera ola, se enfoca en explorar y analizar la marginación de los personajes femeninos en la literatura. Uno de sus principales enfoques se da en la representación de lo femenino girando en torno del hombre. Igualmente, la creación de femineidades cómodas para el hombre (la mujer como débil, linda, callada, sumisa y dispuesta).

Segunda fase: La Ginocrítica

En el feminismo de segunda ola, de la pluma de Elaine Showalter, surge el concepto de ginocrítica. A través de esta se inició un proceso de exploración y descubrimiento de la literatura escrita por mujeres a través de la historia. Rescatar del olvido a cientos de autoras que habían sido invisibilizadas. Igualmente, pretendía reestablecer el lugar de estas mujeres en la historia literaria, que finalmente significaba que las mismas mujeres escritoras entendieran su propia historia, y definir sus los valores y características que posee.

La ginocrítica plantea tres momentos en la historia de la literatura femenina:

• Pre feminista: Las mujeres buscaban escribir como los hombres, desde sus valores y no cuestionaban el rol de la mujer en la sociedad. En este momento se incluyen las mujeres que escribían bajo el nombre de sus esposos o con seudónimos masculinos.

• Feminista: El tema central es la crítica a la sociedad y la opresión a la mujer.

• Femenina: Carece de la conciencia combativa de la escritura feminista, pero reconoce en la escritura de las mujeres una perspectiva de género que le da valor (la escritura de las mujeres diferente a la de los hombres).

La loca del ático

Virginia Woolf 2

Hacía finales de la década del setenta Sandra Gilbert y Susan Gubar publicaron La Loca del Ático, una de las teorías literarias más importantes del feminismo radical. En ésta se plantea que las escritoras canalizan la opresión sufrida a lo largo de la historia en la creación de un lenguaje netamente sentimental, melancólico y desordenado, que deriva en un estilo que privilegia la exploración de la emotividad sobre los aspectos formales de las obras. Esto lleva a conductas psicológicamente autodestructivas y acciones subversivas. El ejemplo de esto se da con los trágicos desenlaces de autoras como Virginia Woolf o Sylvia Plah.

Aportes del feminismo francés

Basadas principalmente en la filosofía freudiana, críticas como Luce Irigaray o Julia Kristeva plantearon la existencia de un lenguaje separado, exclusivo de las mujeres. Este lenguaje consistiría en ideas y oraciones sueltas (algo así como la representación del caos de la mente presente en El Ulises de James Joyce), así como un uso del idioma diferente según el género.

Esta postura ve a la mujer fragmentada, encerrada en sí misma y obligada a usar un lenguaje que no es el suyo. Este lenguaje corresponde al discurso racional, que consideran como el lenguaje del hombre.

Una visión post feminista de la crítica literaria femenina

adrienne-richVale la pena aclarar que con "post feminista", no me estoy refiriendo al fin del movimiento feminista. Simplemente hago hincapié en el momento en que éste dejó de considerarse como un solo bloque, y surgen voces de mujeres que hacen una oposición a una visión holista de la escritura de la mujer.

A inicios de los años ochenta, en especial después de la participación de las feministas en la lucha racial estadounidense, sumado a la confrontación entre las posturas, muchas veces contradictorias, entre las teóricas francesas y estadounidenses (por no hablar de las asiáticas, las africanas o las latinas), algunas de las autoras que habían militado durante la primera y segunda ola del feminismo que pudieron conocer países con diferentes problemáticas sociales, económicas, políticas y culturales, empezaron a descubrir que existían serias falencias en esa construcción de un concepto único de mujer.

Este proceso se convertiría en un cisma dentro del feminismo, que lo dividiría en un feminismo radical (que defendía la visión holística de la mujer) y uno plural (diferentes construcciones según la realidad social, histórica y contextual).

Sobre esto Adriane Rich, reconocida poeta y feminista estadounidense, tiene un ensayo fantástico en el que reconoce la importancia del contexto y el momento histórico en el que vive una persona, y como este trae sus propias luchas y su propia construcción de lo femenino. Igualmente esto permea el campo de la literatura, y se desarrolla una crítica por parte de aquellas escritoras que no encontraban identidad en esa construcción del universo femenino que se había elaborado en las décadas iniciales del feminismo.

Por ejemplo, sobre la teoría de La loca en el ático, muchas de las críticas pluralistas consideraban que alejaba a la mujer de lo racional, y la ponía básicamente al nivel de los animales (que se comportan entre la emotividad pura y lo irracional). Lo mismo ocurre con las teóricas que se basan en la teoría freudiana, profundamente misógina .

Si bien las pluraristas reconocen el valor de la creación de una categoría de "Literatura Femenina", como una apertura hacia la discusión, reproducción y distribución de libros escritos por mujeres, también critican las posturas que buscan meter a todas las escritoras en el mismo costal.

No piensa igual una mujer que nació en condición de riqueza y tuvo una educación privilegiada a una analfabeta. Sus círculos sociales y visión del mundo serán, entonces, muy diferentes. Esto afecta también sus formas de representar e interpretar lo real (esta es justamente la tesis del ensayo de Adrienne Rich).

Ahora, la literatura se vale de la habilidad de una persona de plasmar una idea que procede de su construcción de realidad usando el signo lingüístico, así que esto imposibilita la existencia de una manera única de escribir de todas las mujeres del mundo.

Adicionalmente, algunas críticas pluralistas encuentran en la idea de una Literatura Femenina como género literario una postura profundamente machista. Lo anterior se debe a que toda la literatura escrita por mujeres (ya sea rica, pobre, negra, indígena, africana, europea, etc) se es literatura femenina, mientras que la literatura escrita por hombres es simplemente literatura. La categoría de Literatura Femenina pone a la mujer en el espectro de lo otro, mientras que la normalidad sigue siendo la literatura escrita por hombres, que es la literatura a secas.

Así que, en el marco del día de la mujer, además de estadísticas, flores y felicitaciones, es importante cuestionarnos estas situaciones que damos por sentadas, y con la categoría de Literatura Femenina como una moda cada vez más popular, vale la pena invitar a la reflexión sobre lo que este concepto significa y ha significado.

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