Cuidado con las encuestas
De las encuestas hay que dudar, en particular de aquellas que tienen por objeto medir la intención de voto de un electorado que fácilmente se deja seducir por la estrategia que se conoce como el TLC: tejas, lechona y contratos. Hasta tanto no haya un electorado en su mayoría formado políticamente, y capaz de tomar decisiones autónomas, candidaturas como las de Vargas Lleras pueden dar al traste con los sueños y esperanzas de cambio que generan las fotografías tomadas hoy por estas tres empresas demoscópicas.
Cuidado con las encuestas
Foto: Semana.com
Por Germán Ayala Osorio
Comunicador social y politólogo
En sociedades capitalistas y altanamente mediadas por el actuar informativo y político de medios masivos de comunicación, la opinión pública suele ser fácilmente permeable, manipulable y sensible a lo que digan las encuestas, en particular cuando se trata de conocer cómo va a votar el sector del electorado que es encuestado. Y más en Colombia, cuando esas audiencias que se consideran que hacen parte de lo que se conoce como la Opinión Pública, exhiben bajos niveles de cultura política, que bien pueden rayar con la ignorancia alrededor de qué es eso del Régimen de poder, sus lógicas, intereses y principales actores y responsables de lo que pasa en el país.
Con un agravante mayor: la actual coyuntura política del país, definida por dos procesos de paz con grupos guerrilleros, ha coadyuvado en buena medida a exacerbar la polarización ideológica y política que se generó desde 2002, cuando llegó a la Casa de Nariño, Álvaro Uribe Vélez. Así las cosas y ante la cercanía de la jornada electoral del 11 de marzo de 2018 (elección del Congreso) y las presidenciales en mayo del mismo año, las empresas mediáticas contrataron encuestadoras para conocer la opinión de las audiencias y la de los posibles votantes que participarán en las venideras jornadas de elección popular de congresistas y Presidente de la República.
La encuesta de Guarumo y Eco analítica, contratada por EL TIEMPO y la W Radio, dice que Sergio Fajardo está en el primer lugar, con el 14,6 por ciento, mientras que Gustavo Petro Urrego se ubica segundo, con el 12,5 por ciento. En el tercer lugar, aparece el precandidato Iván Duque Márquez con una 12,2 por ciento.
En otra medición, pagada por otros medios (Semana, Noticias Caracol y Blu Radio), y realizada por Invamer, el candidato de izquierda, Gustavo Petro Urrego lidera las intenciones de voto de los encuestados con un 23,4%, seguido del candidato de la Coalición Colombia, de centro derecha, con un 21,6%; en el tercer lugar, la misma medición señala al candidato de derecha, Germán Vargas Lleras con un 14,8%.
Y en la medición entregada por la firma YanHaass para los medios RCN radio, RCN televisión, La F.M, La República y otros periódicos, la intención de voto de los encuestados señala las preferencias en este sentido: en primer lugar, aparece el Voto en Blanco, con un 30%. En segundo lugar está Sergio Fajardo con el 14% y en tercera posición se encuentra Gustavo Petro con 13%.
Como se aprecia, el candidato de derecha que cuenta con la mejor maquinaria electoral, Germán Vargas Lleras, solo aparece en los primeros lugares de preferencias en una de las tres encuestas y un tanto lejos de aquellos que ocupan los dos primeros lugares.
Como se trata de encuestas pagadas por empresas mediáticas que tienen intereses claros en los comicios del 11 de marzo y del 27 de mayo próximos, los resultados arrojados hay que tomarlos como una "fotografía" coyuntural. Con todo y eso, y de hacerse en adelante otras mediciones alrededor de las preferencias para la jornada de elección de Presidente y de mantenerse estos resultados, pueden darse dos lecturas. La primera, si los resultados de hoy son fieles a la real intención de voto de los encuestados y con toda la capacidad de convertirse en una tendencia universal (para el universo de los votantes habilitados), estaríamos ante un escenario político que golpearía fuertemente el proyecto ultraconservador que encarnan Vargas Lleras, Uribe Vélez, Iván Duque, Alejandro Ordóñez y Martha Lucía Ramírez.
Lo anterior no quiere decir que un eventual triunfo de Fajardo pueda representar un giro trascendental en la manera como viene operando el Régimen de poder. Simplemente, un gobierno de Fajardo daría cuenta de una "negociación" o transacción al interior de agentes del Establecimiento que reconocen en las figuras de Vargas Lleras y el que salga de la Coalición de Derecha, liderada por Uribe Vélez, un enorme desgaste de la imagen de las elites de poder, la propia del ex vicepresidente de Santos y por supuesto, la del senador y ex presidente, por el asocio que una parte importante de las audiencias hacen con la corrupción, la violación de los derechos humanos y con disímiles hechos de violencia simbólica. Fajardo serviría para bajarle la presión que en estos momentos siente y soporta esa parte del Establecimiento que no acompaña los procesos de paz y que sabe que Colombia necesita cambios por lo menos en la forma de hacer política.
De darse un triunfo de Petro, ello si representaría un giro enorme en las formas como viene operando el Establecimiento, lo que de inmediato podría generar dos estadios: uno, que Petro desconozca las correlaciones de fuerza que subsisten al interior del Régimen y decida gobernar en contravía; y dos, que logre negociar y por ese camino, asegurar condiciones de gobernabilidad que le permitan, por lo menos, cumplir con algunos de sus programas sociales y medio ambientales.
La segunda lectura posible, de mantenerse las preferencias, sin que al final se dé el triunfo de Petro o de Fajardo, daría vida a la siguiente hipótesis y posible estratagema de quienes hacen las encuestas, pero especialmente, de quienes las pagan: inflar las imágenes de Petro y Fajardo y mantenerlas en el tiempo, para ocultar a quien realmente triunfará: Germán Vargas Lleras, porque no solo cuenta con la maquinaria electoral, sino el apoyo de empresarios a los que solo les interesa obtener millonarios contratos y a otros tantos colombianos que gustan de su forma de hacer política (al mejor estilo de Cambio Radical).
Cuando sea el momento preciso, los medios masivos apelarán nuevamente, pero con mayor insistencia, al fantasma del castrochavismo para usarlo como instrumento ideológico para meterle miedo a los colombianos y de esa forma, asegurar el triunfo de Vargas Lleras, quien de todas formas terminará aliado con Uribe. De concretarse dicha coalición, la consulta que se hará para decidir la suerte de Ordóñez, Ramírez y Duque, sería un simple distractor electoral y una estratagema de la derecha para mostrarse desunida.
Con todo y lo anterior, de las encuestas hay que dudar, en particular de aquellas que tienen por objeto medir la intención de voto de un electorado que fácilmente se deja seducir por la estrategia que se conoce como el TLC: tejas, lechona y contratos. Hasta tanto no haya un electorado en su mayoría formado políticamente, y capaz de tomar decisiones autónomas, candidaturas como las de Vargas Lleras pueden dar al traste con los sueños y esperanzas de cambio que generan las fotografías tomadas hoy por estas tres empresas demoscópicas
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