Julio 23 - 2021
Por Jorge Luis Galeano
No usan capuchas. No esconden sus rostros ni siquiera del COVID. Algunos usan la mascarilla bajo el mentón, pero la mayoría no tiene nada que cubra sus caras de la policía o del virus. A Luz, con quien acordé las entrevistas, no le gusta el protagonismo porque, si bien ella es una de las caras visibles, es una de muchas. Me presenta a varias personas con quien también puedo conversar. Al comienzo son dos hombres, uno muy joven y otro más maduro que se han juntado conmigo para contarme del Meléndez de hoy que, como los otros puntos de concentración nacidos en marco del paro nacional en Cali, tiene otro significado.
El punto es muy activo. Mientras nos preparamos para hablar, ya hay movimiento de ollas y personas llevando algunos ingredientes, pues se acerca la hora del almuerzo. Por el parlante, que interrumpe la música momentáneamente, alguien dice: "Necesitamos más leña" y pocos segundos después, llega gente con lo pedido.
Vuelve a sonar la música y nosotros iniciamos con la charla. "Hubo equivocaciones de parte y parte" dice Luis Caicedo, joven que hace parte de la Resistencia Meléndez. Se refiere a la prolongación del bloqueo que se mantuvo sobre la calle 5 con carrera 94 y que reconoce afectó la movilidad y a las personas de los sectores aledaños cuando, por ejemplo, se enfrentaban al ESMAD. Él lo explica así "Esto no fue planeado. Todo esto nació de una inconformidad social", es decir, de una inconformidad por la pobreza, el desempleo, la inseguridad que ha marcado la vida de las personas que viven en los 21 barrios y sectores que conforman la comuna 18 a la que pertenece el barrio Meléndez.
Los datos no lo desmienten, pues en esta zona hay 6647 hogares que viven en distintos grados de pobreza: desde la extrema, pasando por la moderada hasta ser población vulnerable. Estas cifras son de las más altas de Cali, junto a las de las Comunas del Distrito de Agua Blanca y la 20, a la que pertenece Siloé.
Jóvenes como Luis, hombres y mujeres, se instalaron en la estación del Sistema de Transporte Masivo –MIO- a la que han convertido en su centro de juntanza. Por momentos es una galería de pintura, en otros es lugar de Asambleas Populares, también una biblioteca y una tarima desde donde un DJ voluntario, anima las jornadas con música.
Luis continúa hablando. Es muy seguro en sus palabras y luego de tres meses de estar en primera línea, se nota que entiende su territorio y sus necesidades. Habla de la falta de educación "Nuestra lucha es por eso, por educación total. Créeme que si el Gobierno ofreciera mejor educación, toda esta problemática que tenemos hoy, no existiría".
Pero la educación no es lo único, claro. Para Luis y demás integrantes de la resistencia de Meléndez, son cuatro los temas clave: trabajo, educación, salud y cultura. Luis sentencia su discurso así "No hay que salir de una Harvard para entender la problemática que nos está afectando y buscarle una solución". Y justamente lo que ha pasado en Meléndez y otros puntos de concentración, es la experimentación organizativa de las comunidades para buscar soluciones a eso que viven a diario y les impide tener, en muchos casos, vidas dignas.
En ese momento, José Eduardo Moreno toma la palabra para explicar cómo se han organizado para entender los problemas, dialogar y hacer propuestas de solución "Creamos distintos comités en temas como salud, educación, cultura, deportivos, social. Es decir, atacamos las crisis desde esos espacios para abarcar todas las necesidades de la gente", proceso apoyado y alimentado por la Unión de Resistencias Cali. Estos comités implican conversación y diálogo que traen retos para estas
expresiones organizativas recién creadas.
José habla de ello y dice que el mayor desafío es la disputa de ideas, las opiniones distintas. Llegar a acuerdos y crear posturas unificadas ha sido un proceso lento que, dice José, poco a poco se ha logrado "Esto no es de la noche a la mañana. Tú sabes que esto no es rápido y todo tiene un comienzo, un punto medio y un final. Nosotros estamos en el comienzo".
El punto no para y, de pronto, Luis se va a atender asuntos de la logística del evento del día. José, por su parte, saluda a quienes pasan por ahí hasta que la marcha del 20 de julio llega a Meléndez. Nos separamos y lo pierdo de vista. Entonces, camino un poco por ese punto en el que todo grita resistencia. Mensajes escritos en las calles, en los andenes, colgados de la estación del MIO y en el piso.
Andando unos pasos más me reencuentro con Luz, quien prefiere que no se agregue su apellido y me cuenta que, justamente como parte del ciclo de crecimiento, ya piensan en una siguiente fase del paro: las elecciones 2022. Habla de los espacios formativos ya adelantados por la Resistencia de Meléndez "Estamos realizando la movilización de la palabra a través de una integrante de Justapaz y el futuro de la resistencia está direccionado a una apuesta en la formación política social consciente, donde los esfuerzos de estos meses se reflejen en las elecciones".
Ella reafirma esto y dice que de nada valdría la lucha si no se refleja en las urnas. Lo anterior se demuestra al ver la programación diaria del punto que constantemente hace llamados a participar, no sólo en actividades culturales y de recreación, sino de reflexión y formación. Conversatorios sobre la crisis de Colombia, Asambleas Populares, charlas sobre Derechos Humanos, etc.
Luz no puede quedarse mucho tiempo porque debe atender todo lo que en el punto sucede y entonces desaparece nuevamente. Quedo con Lili, otra integrante de la resistencia quien inició sólo como voluntaria esporádica, pero que hoy está convencida de las posibilidades de transformación que aparecen en procesos como estos. Interrumpo su tarea que, en ese momento, es pintar un mensaje, un reclamo en una tela.
"Esta no es una lucha de uno. Esto es una lucha de todos y por eso hoy decidimos hacer un festival multiétnico. Quien quiera venir y participar, lo puede hacer. No se va a sentir discriminado" Ella enfatiza en la importancia del arte y los eventos culturales para abrir espacios de rescate a "jóvenes que están desorientados y que necesitan apoyo".
Por eso pinta en la tela. Es una forma de expresar la inconformidad, pero también hacer visible el trabajo de este punto de concentración que involucra a las bases sociales, la propia comunidad.
Lili, como el resto de la Resistencia Meléndez, se imagina un gobierno que sea equitativo "Que no sólo nos quite a los pobres. Que no nos toque pensar todos los días ¿con qué vamos a comprar comida hoy?"
Enfrente de Lili está Joe, también pintando. Está concentrado en su tela y me cuenta que, como miembro de la comunidad LGBTI apoya el Paro en distintas tareas: en la brigada médica de Univalle, en el comité de Comunicaciones de la Asamblea Nacional Popular, repartiendo almuerzos, pintando, recibiendo libros que la gente dona a la Biblioteca, entre otras.
Para él, el punto de concentración está en constante transformación. Dice que los procesos de ahí surgidos dan cuenta de las distintas formas de resistencia "a través del arte, la cultura, el diálogo, la comunicación, la diversidad étnica, social, de género".
No ha parado de pintar mientras habla y termina la conversación diciendo que "no puede construirse un mejor país o un pliego de peticiones sin tener en cuenta que hay personas negras, que hay mujeres, comunidad LGBTI y más diversidad".
Termino mi recorrido. Me despido mientras se alistan para el almuerzo comunitario que preparan para todas las personas que lleguen con su menaje (platos, cubierto y vasos). La olla humea, dando señales de que la preparación está casi lista.
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