Julio 19 - 2021
Por Laura Cruz
Cuando inició el Paro Nacional, en Cali se establecieron 26 puntos de bloqueo, cinco de ellos en el Oriente: La 39, Puerto Madera, Calipso, Nuevo latir conocido ahora como La Nueva Resistencia, Cuatro esquinas, y Puerto Resistencia.
Estos bloqueos surgieron por el histórico abandono estatal que tiene a esa población a la orilla de la ciudad. Cabe recordar que la mayoría de habitantes de Puerto Resistencia es desplazada y al llegar allí sólo encontraron exclusión y estigmatización. Asimismo, es importante tener en cuenta que estos puntos fueron los que más tiempo se mantuvieron, mostrando el descontento con el Gobierno Nacional y el Gobierno Local.
A pesar de que hoy los puntos de bloqueos ya no están activos, en Puerto Resistencia se ha evidenciado que hay un empoderamiento de la ciudadanía frente a su territorio e inconformidad hacia el Gobierno Local.
Uno de los ejemplos más tangibles es cómo convirtieron un punto de represión, que simbolizaba miedo, en una biblioteca, lo que deja muy claro que uno de sus clamores es educación; así mismo, el monumento a la Resistencia que surgió del esfuerzo, los conocimientos empíricos y de las donaciones, en especial de una persona que se encuentra en Francia, demuestra no sólo unión sino organización y que los monumentos deben causar orgullo y no temor.
La apropiación territorial se vive en distintas maneras y expresa diferentes luchas históricas, por ejemplo, en Puerto Resistencia hay una huerta comunitaria como una forma de pelear contra el hambre sufrida por la población del oriente de Cali y lograr la soberanía alimentaria. La iniciativa de crear casetas para los vendedores ambulantes, elaboradas de estibas, es un llamado a que, ya que el gobierno no puede garantizar un trabajo digno, dignifique a aquellos que empujados por el desempleo deben dedicarse al rebusque.
El arraigo por el territorio también se ve en la organización política por parte de los jóvenes de la Primera Línea que, si por defender al pedazo de tierra tienen que dar piedra y bloquear lo hacen, sin embargo saben debatir, hacer pedagogía, buscar aliados y tienen muy claras sus exigencias.
De esta organización nace la Unión de Resistencia Cali, que está conformada por las jóvenes y los jóvenes de los diferentes puntos. También tienen relación con otros puntos de manera orgánica y en otras plataformas como la Asamblea Juvenil Primera Línea y otras convergencias que se han ido generado a través de esta nueva figura que es Primera Línea Somos Todos.
Piter Sepulveda, Defensor de Derechos Humanos, señaló que desde el inicio del paro, las formas de los gobiernos local y regional han sido hostiles y violentas porque han producido violaciones a los derechos humanos de todo tipo en la ciudad de Cali y en toda Colombia. Disparos de manera directa contra los manifestantes, abusos sexuales a mujeres, desapariciones forzadas, asesinatos, allanamientos ilegales. "ONG Temblores e Indepaz reportan 12 personas desaparecidas y aproximadamente 50 jóvenes asesinados" puntualizó Sepúlveda.
Los pelados de la Primera Línea, después de establecer la URC, han intentado hablar con el gobierno regional, pero éste está desconectado porque llama a la militarización de todo el departamento y al cierre de fronteras, mientras que la Alcaldía de Cali ha sido muy ambigua porque habla de diálogos, pero nombra a un exmilitar como Secretario de Justicia y Seguridad que en su primera acción oficial, llegó armado en marco d eun operativo de desmonte del punto de concentración de Puerto Resistencia, hecho que fue interpretado como un violento.
Por lo anterior y porque no se ha cumplido lo esencial, como el derecho a la vida, se han iniciado las Asambleas Populares en donde se ha dado a conocer el desinterés de la administración, el pliego de peticiones, los avances y se han planteado ideas para que la Primera Línea siga creciendo políticamente.
Las asambleas son espacios de reunión donde se toman decisiones para decidir sobre asuntos comunes, y en este caso, son populares porque involucran a diferentes miembros de la comunidad. Desde las Asambleas Populares se ha querido mantener el Paro. La comunidad ha intentado organizar ejercicios asamblearios, sin embargo, hay momentos en los que se dilata mucho, y no se logra llegar a un punto en concreto.
Para Juan Acevedo, manifestante de Puerto Resistencia, la organización de las asambleas sigue siendo un proceso en construcción. "Hay un comité. La comunidad se ha articulado, hay puntos en común, puntos distintos pero estamos en ese camino de construcción, teniendo en cuenta que es algo que nace hace tres meses. Sin embargo, sabemos que nos hace falta sumar mucha más ciudadanía, más diálogo y reconocimiento".
A pesar del poco compromiso que ha mostrado la Alcaldía y que en días pasados, mientras se realizaban actividades culturales en Meléndez, miembros de la Policía destruyeron la actividad, la Unión de Resistencia Cali sigue en pie con el pliego de peticiones que consiste en: La seguridad y la vida de los jóvenes porque el hostigamiento hacia ellos es directo, muchos han denunciado que han sido perfilados y perseguidos hasta sus casas, se han retenido ilegalmente a los ciudadanos para que den información. Las garantías que buscan es que no se les abra un archivo por ejercer su derecho legítimo a la protesta.
Otros puntos relacionados con lo educativo, lo ambiental, el no al fracking en Colombia, la no aspersión con glifosato, hacer reformas en la salud, el empleo, no educarse para trabajar sino para servir a la sociedad, evitar la precarización del trabajo informal o el estigma, solución al desempleo en Colombia.
Hasta ahora lo único que les ha ofrecido a los jóvenes la Alcaldía de Primera Línea, es cien empleos para pavimentar las calles con un contrato por seis meses. Es decir que sigue la precarización del trabajo, sumado a esto no hay oportunidades claras y equitativas para acceder a la educación superior.
A pesar de que el panorama parece nada alentador, el Paro ha tenido muchos logros ya que se han visibilizado problemáticas escondidas por décadas, pero que ningún gobierno ha querido enfrentar realmente. Se ha visto la necesidad de la unión de la gente para enfrentar al monstruo institucional llamado Estado colombiano para las juventudes, y demás personas vulnerables.
Además, se ha visibilizado la protesta social no como vandalismo sino como derecho humano, conectado a derechos fundamentales y como herramienta para presionar lo establecido y producir un cambio. Se ha logrado que la comunidad entre en confianza con la juventud, la cual ha tomado la batuta en las manifestaciones y en otros procesos.
Y ese trabajo organizativo ha hecho eco en muchas zonas del país que ven a Cali como epicentro, no sólo de las movilizaciones en las calles, sino del replanteamiento del papel de las organizaciones sociales y la comunidad en general, en la superación de la crisis social que atraviesa Colombia. No en vano, la capital del Valle fue sede de la Asamblea Nacional Popular en la que participaron organizaciones sociales, comunitarias y territoriales, medios alternativos, La Unión de Resistencia Cali, además de otras primeras líneas del País. Fue un espacio político, pedagógico y de diálogo que representa la evolución del paro que inició el 28 de abril y que tres meses después, se ha convertido en un proceso que busca las profundas transformaciones que requiere el país.
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