Los DDHH en Cali 2014, segunda parte: La Cultura en la cuerda floja 

En la segunda entrega de la serie: Derechos Humanos en Cali 2014, hablamos del impacto que ha tenido la crisis de las instituciones culturales del Valle en derechos fundamentales como el acceso a la cultura y la educación que hacen parte de los Derechos Sociales, Económicos y Culturales (DESC) consagrados en la Constitución Política de Colombia desde el artículo 42 hasta el 77. 

Los DDHH en Cali 2014, segunda parte: La Cultura en la cuerda floja

 

Diciembre 18-2014

 

Por Ximena Vélez

En la parsimoniosa marcha de los Derechos Humanos en la historia, nos encontramos la marcha por la cultura. Desde los llamados derechos de segunda generación, la cultura, entendida como el conocimiento, el arte, las creencias, la ley, la moral, las costumbres y todos los hábitos y habilidades adquiridos por el hombre, han sido reconocidos como parte de los derechos humanos en la declaración universal de la UNESCO. 

Relativamente nuevos son los derechos que refieren al acceso a la cultura por parte de los seres humanos y de sus pueblos, pues su declaración en la historia de los Derechos Humanos fue posterior a la de los derechos civiles y políticos, de allí que también sean designados derechos de la segunda generación, pero no por ello menos importantes.

Estos derechos se fundamentan en el pleno respeto a la dignidad del ser humano, a su libertad y a la vigencia de la democracia y solo es posible si existen las condiciones económicas, sociales y culturales que garanticen su desarrollo pero la vigencia de estos se encuentra condicionada a las posibilidades reales de cada país, de allí que la capacidad para lograr la realización de los mismos varía de país a país.

La ONU los define como: "los derechos económicos, sociales y culturales incluyen los derechos a la alimentación, a la vivienda adecuada, a la educación, a la salud, a la seguridad social, a la participación en la vida cultural, al agua y saneamiento, y al trabajo."

He aquí Colombia.
En Colombia dichos derechos se han visto afectados continuamente: la salud, la educación, el trabajo. Sin embargo, hay otros derechos que al ser vulnerados aquéllos, se ven también afectados, como el de la cultura.

Con un himno nacional que se compone de 11 estrofas que habla de la cordillera de los Andes, el cauce del Orinoco, la independencia ganada por innumerables batallas y una Constitución que proclama la cultura es imposible pensar que se deba marchar por ella.

En agosto de este año, diferentes instituciones reconocidas por su larga labor cultural en el Valle del Cauca marcharon acompañadas de cantos, bailes, danzas, poesías, carteles, poemas, rimas pero sobre todo peticiones. Una petición clara: mantenerlos vivos ¿y cómo no? si entidades como Bellas Artes, la Biblioteca Departamental o Incolballet promueven la inclusión y la posibilidad artística para distintos sectores de la población. Esa labor no debería tener un precio de compra o venta. Su cierre o disminución el presupuesto es una clara vulneración a Derechos Fundamentales como la educación o el acceso a la cultura lo que hacer ver a Colombia como un Estado que no cumple el mandato de garantizarlos.

En su momento hubo indignación y pronunciamientos de todo tipo. Las aclaraciones y los dineros llegaron, los estudiantes como principales perjudicados se tomaron la voz y hubo logros, pero con las festividades que se acercan el tema parece estar olvidado. Aún queda la incertidumbre si en agosto de 2015, aparecerán los mismos problemas.

Acaso ¿qué ocurriría si se perdieran las futuras generaciones de conocer la hacienda el Paraíso como parte del patrimonio cultural, o Valentina que le ha dedicado 7 años de su vida al ballet y cerrara su colegio y Camilo que apenas empieza su carrera teatral en Bellas Artes?  Ellos son la cara de la cultura, del quehacer teatral, del baile, la danza, el arte, la pintura y las expresiones artísticas en todas sus dimensiones y son ellos los que se tomarían una y otra vez las calles para reclamar lo que es de ellos. 

 
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