Mayo 4 - 2022

Por Cristhian Geovanny Salazar Jiménez
Estudiante de Diseño de la Comunicación Gráfica de la Universidad Autónoma de Occidente-Cali 

Sin duda alguna esta es una pregunta controversial, ya que si nos vamos a la historia, el movimiento feminista nace para luchar en contra de una opresión ocasionada por el patriarcado, además de buscar el cumplimiento de los derechos como la igualdad y la discriminación de género. Si tenemos esto en cuenta, ¿cómo se interpreta la participación masculina en este movimiento? El mundo está hecho para nosotros, nos vestimos como queremos, hablamos como deseamos y nadie nos juzga por hacerlo, podemos hacer muchas cosas sin ser cuestionados de una manera severa, todo lo contrario, en el caso de las mujeres que son criticadas por su forma de actuar, pensar e incluso de vestir. Por supuesto que un hombre puede tener buenas intenciones y hacer un cambio en su pensamiento, todo con el propósito de apoyar la lucha diaria de las mujeres en la búsqueda de la igualdad, la verdadera cuestión aquí es que los hombres siempre tendremos un poco de machismo, porque hemos sido criados con el pensamiento de ser “superiores” a las mujeres, ya sea por el entorno o por la visión del mundo, y esto se puede manifestar de muchas maneras, como en comentarios o actitudes machistas que terminarán desmoronando todo ese “apoyo” brindado.

El mundo aparenta funcionar en torno a la igualdad de género, cuando esto es completamente falso; debido a eso el movimiento feminista lucha por contrarrestar estas desigualdades, pero parece no ser suficiente debido a que la sociedad tiene una preferencia por los hombres, y aún así estos buscan involucrarse en esta causa que les es ajena. Según la Federación Colombiana de Gestión Humana (Acrip), en una reciente investigación, las mujeres ganan hasta un 36 % menos que los hombres y esta cifra puede variar dependiendo del cargo. La directora ejecutiva de la Federación, Mónica García Espinel, afirma que “es una lástima que en el país continúen existiendo brechas profesionales y salariales entre hombres y mujeres, aún cuando las responsabilidades son las mismas, y las condiciones de trabajo a veces son, incluso, más difíciles para las mujeres” (Portafolio CO, 2022). Con este ejemplo, ¿bajo qué motivo un hombre pertenecería a un movimiento que pretende erradicar sus “ventajas” laborales sobre las mujeres? En este caso, parece mejor hacerse el de la vista gorda y dejar que las mujeres luchen por la equidad salarial.

Y no solo encontramos estas desigualdades en el ámbito laboral, también las encontramos en la justicia. En el año 2018, una mujer denunció a su pareja debido a que le suministró una dosis de misoprostol, hecho que terminó con la interrupción de su embarazo de forma no consentida, y a pesar de tener evidencias claras, al punto de que la pareja de la víctima insinuaba formas de cómo podría interrumpirlo, el juez declaró inocente a este hombre porque no “tenía” la certeza que él le hubiera suministrado el medicamento y que esa fuera la causa del aborto (El Espectador, 2022). Nuevamente evidenciamos la opresión por el machismo en este caso, en el cual una mujer es cuestionada y hasta “culpada”, ya que a ciencia cierta, el juez piensa que su embarazo aún no estaba en una etapa tan avanzada como para que la interrupción fuera provocada por una pastilla. A pesar de tener evidencias, otra vez el hombre tiene el beneficio de la duda. Estos son solo algunos ejemplos de los muchos casos de desigualdad de género que existen, definitivamente no podemos hablar de igualdad en un país como Colombia en donde no importa el contexto, los hombres siempre tendrán una ventaja o una palabra más creíble que las mujeres.

Con lo mencionado anteriormente, surgen dos interrogantes y una parece tener más peso que la otra, ¿la intención de los hombres al querer hacer parte del movimiento feminista es realmente la búsqueda de la igualdad? o ¿solo es una manera de buscar más protagonismo en un mundo que funciona a sus pies? Personalmente, me inclino por la segunda opción, puesto que, al etiquetarnos como feministas, estamos pisoteando todo el esfuerzo realizado por las mujeres en su lucha en contra del sistema patriarcal.

Un referente que no puedo dejar de lado para ejemplificar es la canción escrita por mujeres feministas en Chile: Un violador en tu camino, este himno busca responsabilizar a los varones frente a la violencia de género que algunos cometen: “Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía, el violador eres tú”. Este himno tuvo un gran impacto a nivel mundial y ocasionó que muchas mujeres salieran a marchar y a cantar en diferentes países. El problema inició cuando los hombres empezaron a ridiculizar a las mujeres que interpretaban este tema, gritándoles frases como: “Anda para la casa que hay que hacer la cena” (NY Times, 2022). Además de otros que replicaban la coreografía de una forma burlesca sin darle interés al verdadero significado del himno. Por este motivo los hombres no podemos tener un papel activo dentro del feminismo, pues no sabemos cómo funciona o qué impulsa a las mujeres a pertenecer a este movimiento. En la práctica, un hombre no puede educarse por su cuenta en temas sobre feminismo, debido a que para esto es necesario vivir en primera persona la opresión que han sufrido las mujeres y tomarnos el tiempo de escuchar cada experiencia que ignoramos, por la única razón de que no nos afecta al ser hombres.

El feminismo está cada vez más presente en la actualidad, día a día son más las mujeres que se suman a la búsqueda de la igualdad en un movimiento que nace para ellas, pues han sido demasiados años de opresión por parte del machismo que las ha tildado de incapaces e insuficientes para decidir en su propia vida. Por estos motivos, se espera que los hombres dejen de buscar protagonismo en esta lucha que no nos pertenece, puesto que ya tenemos unas ventajas laborales, sociales, económicas, etc., y no necesitamos ser partícipes de algo más, especialmente cuando no conocemos el trasfondo de la causa ni el sufrimiento.