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Los comunicadores, el conflicto y el posconflicto

Dialogo-de-Paz-en-ColombiaCompartimos este texto de la periodista Olga Behar, que apareció originalmente en el portal www.lopolitico.com,  en el que reflexiona sobre el papel de los comunicadores y periodistas en la coyuntura de los diálogos de paz y de un eventual escenario de posconflicto. Olga se pregunta, por ejemplo: "¿Cómo prepararnos para el fin del conflicto? ¿Cuál es el aporte que podemos hacer los comunicadores en este posible renacer de nuestra democracia participativa?"  Y se aventura a ofrecer un decálogo para periodistas colombianos y extranjeros que deseen asumir el reto de informar sobre la guerra y la paz en nuestro país.

Los comunicadores, el conflicto y el posconflicto

Dialogo-de-Paz-en-Colombia

julio 25-2015

Foto de: www.las2orillas.co

Texto publicado en www.lopolitico.com y amablemente cedido para que lo compartamos por el interés general de su contenido. 

Por Olga Behar
Periodista

Colombia está inmersa en una guerra interna que seguramente tendrá su desarrollo final durante los próximos meses. En La Habana, Cuba, las negociaciones entre el gobierno y las FARC continúan –afortunadamente- a pesar de la contienda electoral que se avecina (alcaldes y gobernadores en octubre). Por encima de las diferencias y de las encuestas adversas –originadas en la última escalada violenta de las FARC- persiste un gran clamor popular por la paz.

¿Cómo prepararnos para el fin del conflicto? ¿Cuál es el aporte que podemos hacer los comunicadores en este posible renacer de nuestra democracia participativa? Lo primero será intentar recuperar los espacios perdidos. Por eso, entre los periodistas se desarrollan iniciativas importantes, encaminadas a la capacitación con miras a este cubrimiento y también se libran batallas casi heroicas para sobreponerse al 'rating' manipulador de las grandes compañías de radio y televisión.

Todavía es necesario ganar mucho más terreno, pero todo dependerá en buena parte del curso que tomen las definiciones sobre el modus operandi del posconflicto. Debemos prepararnos para el tiempo por venir. Lo deseable, la ilusión que evidencio, es que finalmente se logrará culminar positivamente el proceso de negociación con las FARC y probablemente también con el ELN.

¿Existirá una receta para el cubrimiento de la guerra y de la paz? Cada uno tendrá la propia. Como lo evidencié en el Periódico Utópicos (enero/2014) los periodistas estamos llamados a volver a la raíz de la ética, la reportería y la investigación a profundidad. Por eso aventuro un decálogo, con sentido positivo, para los nuevos periodistas de Colombia y de todo el que quiera llegar a cubrir los nuevos desafíos frente a una paz todavía esquiva.

1) Valorar los contenidos y la calidad de las fuentes. Nunca publicar, como verdad revelada, algo que afirme una sola de ellas. Siempre tener dos fuentes alternativas, ojalá una de carácter documental.

2) No caer en la tentación de la "paz mediática". Cubrir los diálogos como si fueran un partido de fútbol, no aporta nada serio a un propósito nacional, como es que se logre el acuerdo con las FARC. Y por supuesto, no repetir el modelo con el ELN.

3) No revelar lo que no debe anticiparse. A riesgo de considerarse una autocensura, en ocasiones, para garantizar la seguridad de la fuente, es necesario no publicar. Pero no abandonar el tema, reservarlo para una ocasión posterior

4) Siempre pensar en las víctimas del conflicto, contribuir a visibilizarlas y convertir la comunicación en un vehículo más para lograr su reparación y para que puedan sanar sus heridas.

5) Promover la capacitación para generar medios y contenidos de Paz. Pongamos la mayúscula cuando hablemos de ella, no creamos que es un error de ortografía, sino la gran voluntad de las mayorías.

6) Debemos crear nuestro glosario de la Paz, dejar de decir "terrorista" y usar términos más envolventes como "insurgente"; o llamar "desvinculado" al actor de la guerra menor de edad que sea rescatado para la sociedad, en lugar de decirle "desmovilizado". Instar a las nuevas generaciones a hacerlo, no solo en el lenguaje periodístico, sino en el de uso cotidiano.

7) Distinguir la gran diferencia entre "verdad judicial" y "verdad histórica". Entender que la verdad tiene una caracterización histórica, haya o no justicia.

8) Trabajar para la reconstrucción de la verdad histórica; utilizar todos los medios, entre ellos publicaciones escritas, desde las más sencillas hasta libros comerciales, para difundir nuestros hallazgos. Si nuestra labor contribuye a generar una verdad judicial, mejor aún, pero no convertirnos en jueces de la historia.

9) No ser víctimas de los estudios de sintonía. Reconocer –y defender ante nuestros jefes- que los trabajos periodísticos sobre el posconflicto sí tienen un interés nacional y serán apropiados por el público.

10) Utilizar las herramientas digitales para promover los temas, rebotarlos, comentarlos y hacerlos palpables para la mayor cantidad de personas. Blogs, nuevos medios y redes sociales, son el mejor arsenal para la narración y el acercamiento al post conflicto.

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