Respira el proceso de paz
Bien podría el Presidente ordenar, como ya lo hizo una vez, cesar bombardeos por un mes, a campamentos de las Farc y por ese camino, llegar a un esperado cese al fuego por parte del Estado, que los lleve a un cese bilateral formal y declarado públicamente. Así lo deben estar esperando el grueso de los ciudadanos de Colombia y los voceros de los países garantes. Gracias al llamado que hicieran Cuba y Noruega, el proceso de paz respira y, revive la esperanza de ponerle fin a un conflicto armado que se ha degradado, hasta el punto, que los combatientes, legales e ilegales, operan, de tiempo atrás, desde y con el controvertido y anacrónico principio de ´ojo por ojo, diente por diente´.
Respira el proceso de paz
Julio 8-2015
Por Germán Ayala Osorio
Comunicador social y politólogo
Con el anuncio de las Farc, de cesar hostilidades por un mes, a partir del 20 de julio de 2015, el proceso de paz de La Habana respira un segundo aire. Lo anterior, muy a pesar de la petición y el anhelo de varios sectores de poder, militar y político, para que el Gobierno pusiera fin a las conversaciones con esa guerrilla.
Estamos, sin duda, ante un segundo aire para las negociaciones, dado el evidente estancamiento en el que estaban, por cuenta de los hechos de guerra perpetrados por las tropas farianas y oficiales (estatales) y por las amplias diferencias que hay entre los negociadores, alrededor del tema de la justicia transicional y el reconocimiento de responsabilidades por los hechos de guerra producidos en el marco del conflicto armado interno.
Bienvenido el cese unilateral del fuego por parte de las Farc y la continuidad misma de las discusiones y los diálogos de paz. Les corresponde al Presidente y a su Gobierno, estrechar los controles para que integrantes de la fuerza pública, no tomen la iniciativa de hostigar a las fuerzas subversivas y por ese camino, presionarlas para que rompan el cese unilateral declarado, tal y como las mismas Farc denunciaron en los hechos producidos en cercanías de Hidroituango.
Se requiere que Santos, en su calidad de comandante supremo de las fuerzas armadas, el ministro de la Defensa y la nueva cúpula militar, den las directrices necesarias para evitar hostigamientos a quienes hoy se comprometen ante la opinión nacional e internacional, a no atacar, por un mes, a policías y militares, así como a la infraestructura económica y por esa vía, afectar los ecosistemas naturales.
Bien podría el Presidente ordenar, como ya lo hizo una vez, cesar bombardeos por un mes, a campamentos de las Farc y por ese camino, llegar a un esperado cese al fuego por parte del Estado, que los lleve a un cese bilateral formal y declarado públicamente. Así lo deben estar esperando el grueso de los ciudadanos de Colombia y los voceros de los países garantes. Gracias al llamado que hicieran Cuba y Noruega, el proceso de paz respira y, revive la esperanza de ponerle fin a un conflicto armado que se ha degradado, hasta el punto, que los combatientes, legales e ilegales, operan, de tiempo atrás, desde y con el controvertido y anacrónico principio de "ojo por ojo, diente por diente [1]".
Tanto la cúpula de las Farc, como el Presidente Santos, deben entender que cada hecho de guerra que se presenta, así como las acciones de sabotaje y atentados contra la infraestructura económica del país, acrecientan las dudas sobre el real y efectivo control que deben ejercer y que dicen tener, sobre las tropas que siguen sus órdenes.
En ese sentido, la cúpula fariana demostró, en el caso de la retención, captura o secuestro del General Alzate [2], que las órdenes emanadas desde Cuba se cumplen, a juzgar por el manejo que se le dio a ese hecho y la terminación del mismo, con la pronta liberación del alto oficial. Ello no quiere decir, que de manera autónoma, guerrilleros y comandantes de Frentes, no hayan tomado la decisión de violar el cese unilateral en su momento ordenado desde La Habana. Y por esa vía, desconocer las órdenes de una cúpula que cree poder controlar, desde la distancia, a la "guerrillerada".
En lo que respecta al presidente Santos, como Comandante Supremo, ordenó el cese de bombardeos por un mes, y sus subordinados cumplieron con dicha orden, aunque quedan dudas sobre su efectivo control sobre la tropa, y la obediencia debida de los militares, si se miran las operaciones que terminaron en hostigamientos contra las guerrillas. Es decir, con el nuevo anuncio del cese unilateral por parte de las Farc, militar y políticamente, la cúpula de las Farc y el presidente Santos, exponen su autoridad y poder de control sobre sus combatientes, que bien pueden estar dispuestos a torpedear el proceso de paz, bien por convencimiento político, por el cumplimiento de órdenes expresas, o porque los guía un afán vindicativo.
Es de esperar, que mientras llega el 20 de julio, en estos días se produzcan nuevos enfrentamientos y ataques al oleoducto. No se espera que las audiencias que siguen al noticiero Noticias RCN, comprendan que esos hechos de guerra se producen en el contexto de una negociación que se pactó hacerla en medio de las confrontaciones. Ojalá, con este nuevo aire que toma el proceso de paz, las partes que negocian reconozcan que fue un garrafal error, dialogar y conversar en medio de la guerra.
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