Junio 16 - 2023
Medallas de la infamia
Por Laurca Cruz
Después de 16 años, su rostro sigue sonriendo por el mismo hombre con el que se comprometió cuando estaba embarazada. Carlos Julio Caballero era su nombre y hoy sólo existe en la memoria, en los corazones de quienes lo amaron y en los rasgos de su hija de 16 años que sigue exigiendo justicia para su padre y su familia. Integrantes del del Gaula del ejército lo asesinaron.
Carlos Julio hace parte de las 160 víctimas individuales, acreditadas por la Justicia Especial Para la Paz -JEP- que abrió el Caso 05 para tratar de acercarse a la verdad y estudiar las graves violaciones a los Derechos Humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitaria ocurridas en el conflicto armado desde 1993 hasta el 2016 en 16 municipios del norte del Cauca y del Valle del Cauca. Yunari (la prometida de Caballero) y su hija, hacen parte de las 200.000 víctimas acreditadas de manera colectiva, puesto que las familias de las personas asesinadas son las que han sufrido e intentado por todos los medios saber ¿Quién dio la orden? En el caso de estos departamentos, la JEP tiene identificados a los actores responsables de la violencia que vivió la población por más de 16 años.
Entre ellos se encuentra la Farc-EP, quienes ocupaban la región a través del Bloque Occidental o Bloque Alfonso Cano, los cuales operaban en este territorio por sus características geográficas, afectando a la población indígena, afrocolombiana y campesina. Sin embargo, no fueron los únicos actores armados que cometieron violaciones de derechos humanos, ya que la Fuerza Pública, tanto Ejército, como Policía y oficiales del Gaula del Valle del Cauca, cometieron ejecuciones extrajudiciales, muchas veces en alianza con los paramilitares del Bloque Calima. Gracias a las audiencias que ha realizado la JEP, hoy familiares de las víctimas se acercan a la verdad, por esta razón y en un acto restaurativo que tuvo lugar en la Universidad Santiago de Cali, dos ex-oficiales del Gaula que están compareciendo ante la JEP.
Se trata del exmayor Mauricio Ordóñez Galindo y el excoronel Jorge Enrique Florián Díaz, quien fue señalado por varios miembros de las fuerzas armadas de ser el “cerebro de los falsos positivos” en el Gaula del Valle, y que hoy comparecen ante la JEP, decidieron entregar a las víctimas las medallas que recibieron de forma inmerecida, ya que los resultados que presentaban a sus superiores eran producto de los asesinatos de hombres inocentes que nada tenían que ver con el conflicto armado.
"Estas medallas significan la sangre de él, ahí se encuentra su sangre derramada, pero también significan haber ganado la batalla, haber cumplido lo que un día prometí”, dice Yunari Ordoñez, mientras sostiene la foto de su prometido. Para ella, antes de que ocurriría la masacre, la mañana y la tarde de ese día fueron uno de los días más felices de su vida. Era el año 2007 y casi las dos de la tarde, cuando Carlos la llevó a casa de un amigo. “Me dijo que me tenía una sorpresa, yo me imaginé que era una muda de ropa, pero cuando llegamos a la casa de su amigo, le pasaron un anillo, entonces Carlos me dijo: “Te acuerdas que dijimos que cuando estuvieras embarazada nos íbamos a casar. ¿Quieres casarte conmigo? yo le respondí inmediatamente que sí”.
En ese momento Carlos no cabía en la ropa de la felicidad. Invitó a sus amigos al matrimonio, después caminó hacia donde había quedado encontrarse con un militar que le había pedido que lo acompañara a Santander de Quilichao. “Él habló con el militar, le dijo: yo voy, pero con ella y mi junior; el hombre me volteó a mirar y le preguntó ¿cuál Junior?"
Carlos le respondió: Es que ella está embarazadita.
Militar: No importa, vamos.
“Ahora yo me pregunto ¿por qué si la militar sabía que los iban a asesinar, no le importaba llevarme a mí, aunque estuviera embarazada?”. Sin embargo, cuando llegaron a un sector, Carlos le dijo a Yunari que se bajara, que alistara maletas para viajar al grado de su hermana. “Yo me bajé lo abracé, me acuerdo como si fuera ayer. Al militar que se lo llevó y que espero verlo pronto frente a mí, le dije: “se lo recomiendo porque él para mí, vale más que mil kilos de oro, y arrancaron”. Ella se quedó llorando sin saber por qué, mientras más avanzaba el carro más lloraba, pensó que era el embarazo, sin embargo, hoy sabe que el corazón sentía el peligro, intuía de alguna manera que era la última vez que lo vería.
“El día que recibí la noticia fue a las siete de la mañana. Yo sabía que no estaba bien, porque Carlos siempre me llamaba. No sé si usted ha visto cuando uno juega en la playa a hacer un castillo y que alguien va, lo derrumba y la persona luego dice: ¡ah! lo derrumbé, así me sentí. Ni más ni menos”.
La historia de Yunari Ordoñez y Carlos Julio Castillo, se repite en el Valle y el Norte del Cauca, ya que militares decidieron asesinar a hombres inocentes que habitaban en esta región. Hoy la JEP, en un ejercicio por buscar justicia, paz y reconciliación, lleva a cabo estos encuentros con el objetivo de que llegue el perdón y el arrepentimiento o, por lo menos, que estas palabras se puedan nombrar al final de un conflicto que sólo dejó llanto y dolor.
El excoronel Jorge Enrique Florián Díaz, pidió perdón por medio de una carta y dijo que quienes estaban encargados de proteger la vida decidieron asesinar, así mismo señaló que sabe que ni el tiempo, podrá curar el dolor en las familias que ellos dejaron. Los dos exmilitares entregaron las medallas a funcionarios de la JEP, quienes las pusieron en un cofre de vidrio y dijeron que se trataba de un acto simbólico, con el fin de reparar a las víctimas y que en algún momento, pueda haber una reparación.
Por otro lado, el Magistrado Óscar Parra Vera dijo: “Estas son medallas de la infamia, son medallas manchadas de sangre”.
Al finalizar la entrega de las medallas, Yunari Ordoñez les dijo a los dos oficiales: “Quiero que, así como un día dijeron en voz alta que ellos eran guerrilleros, les digan a nuestros hijos que ellos (sus padres) no lo eran. Que ellos puedan estar orgullosos de sus padres donde quiera que estén”. El exmayor Mauricio Ordóñez Galindo, admitió su responsabilidad en las ejecuciones extrajudiciales y reafirmó que tales actos no deben repetirse. "Esto no es sólo simbólico, también estoy enviando un mensaje a los militares, porque lo que ocurrió no puede volver a suceder (...) “Lo siento mucho, Carlos Julio Caballero, no era guerrillero”.
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