Desaparición forzada: el duelo que no llega
En el cuarto Encuentro de Familiares de Víctimas de la Desaparición Forzada, llevado a cabo en Cali, se recordó a las personas de las que, sin una razón clara, no volvieron a sus hogares. Años y años sin noticias de un familias, hacen que sus padres, madres, hijos, hijas, esposas, no puedan seguir adelante con sus vidas y concentren todas sus energías en encontrar la verdad de lo sucedido. Una lucha continúa, difícil, pero necesaria.
Desaparición forzada: el duelo que aún no llega
Junio 29 - 2017
Por Jorge Luis Galeano
María Elena Gallego Vallejo perdió a su hijo en 2006. Cayó en las ejecuciones extrajudiciales que cobraron más de 4 mil víctimas en Colombia y por eso ella sabe lo que es perder a alguien en medio del conflicto. "Mi hijo se fue a Medellín con amigos. Se fueron de rumba y seis días después, aparecieron muertos, según el ejército, en combate". María duró seis días buscando a su hijo, hasta que lo encontró en una fosa común. Su incertidumbre duró seis días, pudo enterrarlo y hacer el duelo.
Cerró el ciclo de manera parcial, pues aún espera justicia y reparación. Sin embargo, ello no le ha impedido acompañar a aquellas personas que aún no saben nada de sus seres queridos. Lo hace cada año en el Encuentro de Familiares de Víctimas de Desaparición Forzada, que organiza el Movimiento de Víctimas de Estado –MOVICE- La cuarta versión, se llevó a cabo en la Plaza de San Francisco de Cali.
Ella y el resto de asistentes, llevan una escarapela con el nombre de su familiar desaparecido o muerto. En su caso: el recuerdo de Gonzalo Velásquez Gallego, su hijo asesinado. Y aunque hay algo de esperanza en Colombia por lo sucedido con las Farc, en el encuentro hay más escarapelas de las que se quisiera contar, evidenciando que las consecuencias del conflicto armado aún se sufren.
"La desaparición forzada en Colombia continúa y en muchos casos, la institucionalidad sabe en dónde están los cuerpos, pero la excusa es que no hay solvencia económica para buscarlas" dice Mayra Acuña, del MOVICE. Ello incrementa el dolor de los familiares que mientras no sepan en dónde están o qué pasó con sus seres queridos, no podrán cerrar el ciclo, hacer duelo, seguir adelante, tal como lo pudo hacer María.
Todo lo que rodea este crimen es confuso: las razones, las circunstancias, los autores e incluso, las propias cifras. Según MOVICE, los desaparecidas forzadamente en Colombia están entre 30.000 y 60.0001, mientras que el Registro Único de Víctimas –RUV- dice que son 46.711 y detrás de esos números, las historias de Sandra Viviana Cuéllar, la ambientalista desaparecida desde febrero 2011 o la de María Ángela y Luz Ángela Angulo, madre e hija, de quienes no se sabe nada desde junio de 2011.
Izquierda: Ivone Angulo, busca a su madre y a su hermana, desaparecidas en Buenaventura en 2011. Derecha: Maria Eugenia Gallego que busca a su hija desaparecida en Palmira en 2001
El olvido es lo peor que le puede suceder a un desaparecido y por eso durante el evento, cada asistente recibió un árbol como símbolo de esperanza. Árbol que deberá sembrar y cuidar como recuerdo de su ser querido, pero también, como un impulso para seguir adelante y como lo dice María: "Vivos se los llevaron, vivos los queremos".
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