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"Hay quienes no quieren que se acabe la violencia en Colombia, porque es un negocio" 

Darío de  Jesús MonsalveEntrevista realizada por el portal de noticias realidad360.com de la Universidad Católica de Cali, nuevo aliado informativo de Hechoencali.com. En esta entrevista, el Arzobispo de Cali Darío de Jesús Monsalve habla sobre los retos del acuerdo con las Farc y de las intenciones de quienes se oponen a ello; de lo que se viene con la posible instalación de la mesa de negociación con el ELN y del papel de la Iglesia en el mismo. Hace referencia, también, a las acciones armadas de las llamadas Bacrim y su impacto en la búsqueda de la paz y, finalmente, pinta un panorama para una Colombia dentro de 10 años. 

 "Hay quienes no quieren que se acabe la violencia, porque es un negocio"

Darío de  Jesús Monsalve

Mayo 13 - 2016

Entrevista publicada en Realidad360.com portal de noticias de la universidad Católica de Cali

Realidad 360 dialogó con el arzobispo de Cali, monseñor Darío Monsalve, interlocutor entre el gobierno y el ELN, sobre los avances y los palos en la rueda que tiene el proceso. Su voz ha sido una de las más fervientes defensoras del diálogo entre el Gobierno Nacional y las guerrillas comunistas en Colombia. Sus inclinaciones hacia la izquierda han provocado que, en ciertos escenarios de poder político y económico, su nombre no sea de buen recibo, pues él ha sido un hombre que desde hace varios años se dedica a acabar con las injusticias sociales, la pobreza y la violencia, que por varias décadas ha generado miles y miles de muertos en todo el territorio nacional.

En la actualidad, monseñor Darío de Jesús Monsalve, arzobispo de Cali y coordinador episcopal en los diálogos del Gobierno y el ELN, manifiesta que "Colombia no puede dejar que la mentira se le meta por ningún lado, porque ella ha sido una de las precursoras para que se genere un clima tormentoso".

Usted ha sido uno de los facilitadores para que comience un proceso de paz entre el Gobierno Nacional y el ELN, ¿Hay progreso? 

Los diálogos van por muy buen camino. Se está atravesando por una etapa logística, en la que se está observando quiénes van a integrar las delegaciones entre el Gobierno Nacional y el Ejército de Liberación Nacional. Además, se está llevando a cabo un proceso en el cual se están poniendo a prueba las metodologías de cómo se van a desarrollar los puntos de la agenda que se acordaron en los diálogos exploratorios.

¿Cuáles son esos puntos?

Son seis. El primero es la 'Participación de la sociedad civil', que está enfatizada en delinear una 'Mesa social de paz', con el objetivo de promover espacios de diálogos en el que participen diferentes movimientos políticos y sociales, como el Congreso de los Pueblos, Clamor de Paz, Cumbre Agraria, las academias, las instituciones estatales, entre otros. Todos vamos a hacer aportes para nutrir lo que va a ser esa 'Mesa social de paz' y poder desarrollar un diálogo que involucre a la sociedad colombiana en la construcción de paz, en especial, en las zonas de influencia que tiene el ELN.

El segundo punto de la agenda es 'Democracia para la paz', la cual tiene como objetivo principal convocar a la sociedad civil a formar parte de las organizaciones comunitarias, quienes a través del ejercicio del diálogo y la toma de decisiones tendrán la obligación de aprobar o no los planes de desarrollo entre el Estado colombiano y el ELN. 'Democracia para la paz' hace referencia a que los individuos aprendan a construir los planes de convivencia pacífica, para un territorio determinado y que la gente pueda aprender el ejercicio democrático desde la base popular.

El tercer punto de la agenda es 'Transformaciones para la paz'. Este punto contempla el tema de leyes, planeación y desarrollo de los diálogos entre el Gobierno Nacional y el ELN, con el objetivo de tener a la mano disposiciones referidas para propiciar el logro de la paz en los territorios, en las comunidades y en las ciudades.

El cuarto es el de 'Víctimas'. Es un paralelo que ya se está tratando en La Habana y al que ha venido impulsando el Gobierno Nacional con la Ley de Víctimas. Estamos hablando de un derrotero que va a incluir a las víctimas del ELN, y en esta rehabilitación no se trata solo de visibilizarlas sino de abrirles un camino de justicia, reparación y de no repetición.

El quinto punto es la 'Dejación de armas' y 'Transformación de movimiento político y social'. Significa el paso de la lucha armada como opción, para cambiar a la sociedad a una lucha sin armas, es decir, una confrontación a través de una democracia participativa.

Y por último, está la 'Implementación de los acuerdos', que tiene como fin realizar un procedimiento que está por definirse en La Habana y por plantearse con el ELN y con todo el país, debido a que la sociedad colombiana ha oído hablar de referéndum, plebiscito, y no sabemos en qué va a quedar, porque también se menciona darle al proceso un carácter de legislación internacional a estos acuerdos, de manera que queden integrados a la Constitución del país.

¿Cuál será la función suya como coordinador entre el Gobierno Nacional y el ELN?

Soy un miembro de una Comisión Episcopal reconocida por el ELN, como un instrumento de acompañamiento y de apoyo a su participación en los procesos de paz en las mesas de diálogos, y también comprobada por el gobierno de Juan Manuel Santos. En ese sentido, el ejercicio que he venido desarrollando desde la fase exploratoria es realizar diálogos para presionar sanamente al ELN para la devolución de los secuestrados, que es una tarea pendiente, porque aún tienen como rehenes a nueve personas.

Además, estos espacios han servido para empezar una hoja de ruta que vaya ligada al tema del secuestro y de víctimas, porque todavía hay familias en Colombia y en el extranjero que están padeciendo estas tragedias con algunos de sus familiares.

Por eso, he estado ayudando desde lo humanitario, para dar con el paradero de estas personas y poderles dar a las familias buenas noticias. Sin embargo, son muchas las dificultades por las que se están atravesando, debido a que se está negociando en medio del conflicto y no estamos seguros de que la guerrilla del ELN no vuelva a tener situaciones relativas a la retención de secuestro de personas.

En esa tarea, la Comisión de los Obispos en sus territorios está tratando de contactar a los frentes del ELN, para que se sensibilicen con estos propósitos de llegar a una pacificación con el pueblo colombiano.

¿Cómo interpreta que el ELN se haya sumado a realizar unos diálogos con el Gobierno Nacional?

Colombia y el mundo está viviendo una etapa de superación de unos tejidos sociales peligrosos, en donde el conector de estas violencias ha sido el narcotráfico, porque este fenómeno conecta todas estas crueldades y, en ese sentido, genera terror, despojo y pobreza en los territorios donde se posiciona. Esas costumbres y modos de trabajar hay que aislarlos de las poblaciones. Y si la subversión de las Farc afrontó el tema del narcotráfico con el Estado en las mesas de negociones, y si el ELN acopla el mismo esquema en su agenda, y si el Estado colombiano se preocupa por retirar cualquier vínculo institucional, creo que allí daríamos un gran paso para superar todos esos vínculos con el narcotráfico y las tendencias de mafia totalitaria, que por muchos años han estado acompañadas por la corrupción y el clientelismo, provocando una violencia abismal que aniquila cualquier intento de democracia participativa.

Ha manifestado que de lograrse un acuerdo de paz con ambas guerrillas, el país podría pasar de una subversión de extrema izquierda a una de extrema derecha, ¿Cómo interpreta a estos nuevos actores como el Clan Úsuga?

Es uno de los graves riesgos sobre los cuales han estado escribiendo varios periodistas, quienes están advirtiendo acerca de la amenaza que tiene Colombia gracias a una ultraderecha que se está articulando desde una oposición poco dialogadora con el Gobierno y, más que todo, con el proceso de La Habana y de Quito, una subversión que desemboca en la conformación del 'Clan Úsuga', los 'Urabeños' y toda la estructura del paramilitarismo. Estas organizaciones hacen una injerencia en la sociedad, en la economía, en la política y en la cultura, provocando unas nuevas formas de violencia en todo el territorio nacional.

Todo demócrata que tenga una conciencia de lo que ha sido la tragedia de Colombia, debe ubicar claramente en estos procesos una superación del pasado y no dejar que ese pasado se reedite en nuevas formas de violencia. Por eso es tan difícil salir de esta época violenta, porque hay personas que no quieren que salgamos de este acontecimiento, por el hecho de que perderían sus ganancias económicas y la acomodación en los puestos públicos que la guerra genera en Colombia.

¿Cuál debe ser el papel de los medios de comunicación frente a los actores implicados en el conflicto?

No hacerle el juego a estos proyectos que tienen un trasfondo mafioso y que tienen una línea armada socio-política de carácter nacional e internacional. En la actualidad existe un plan que viene desde México hasta la Patagonia, pasando por Colombia, en donde tienen una gran fuerza por el financiamiento del 'Cartel de Sinaloa'. Este fenómeno es muy grande, por esta razón hay que ponerle mucha atención al discurso y a las actuaciones de quienes están favoreciendo dicho proyecto.

El rol de los medios también debe ser el de destapar las ollas de corrupción y de poner en evidencia las diferentes formas de violencia que existen en el país. Esta es la hora de la verdad, debido a que mucha gente no sabe sobre los magnicidios, los atentados y las crueldades por las cuales ha atravesado Colombia. El país no puede estar tragando entero diciendo que aquí todos quieren la paz, porque hay gente que le ha sacado mucho provecho a este río revuelto con sus leyes, sus empresas y su forma de atentar contra la pacificación de la nación.

¿Cómo se imagina a Colombia en los próximos 10 años?

Creo que Colombia tendrá que pasar por situaciones muy duras, porque la gente que tiene un poder de corrupción no va a dejar que entreguen el país tan fácilmente. Sin embargo, como pastor, rezo todos los días para que la Divina Providencia libre a la nación de las garras engañosas, codiciosas y asesinas que la han tenido prisionera por mucho tiempo. Por eso, me alegra mucho que la subversión haya tomado la decisión de separarse de esta degradación social y nacional a través de la violencia.

También sé que parte de las bandas criminales quieren sumarse a estos diálogos, aunque la manera como lo están planteando no es clara. A este grupo ilícito también le estamos ayudando para que cree una ruta de cómo va a ser su sometimiento a la justicia o cómo va a ser esa reintegración social y cómo la sociedad civil va a apoyar este proceso.

Aquí lo que tenemos que hacer es dividir el mal, porque entre más dividido esté, pues entonces la paz florecerá.

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