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Yale 4

 

Noviembre 14 -2013

 Por Ximena Vélez

Segunda entrega de la serie ´Seguridad Alimentaria´ Hoy conocemos la historia de La Tarabita, predio ubicado en la zona rural de Cali, Colombia que funciona como un laboratorio para la enseñanza de la agricultura limpia y la crianza de animales alimentados orgánicamente.



La Agencia para la Alimentación y la Agricultura de la ONU, FAO, define a la Seguridad Alimentaria como el acceso físico y económico que tienen las personas a "suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana, deben prevalecer cuatro dimensiones necesarias para que se cumpla el concepto de seguridad alimentaria: Disponibilidad de alimentos, Acceso a los alimentos, Utilización y Estabilidad". Un concepto cercano a una utopía y lejano al día a día.

Colombia es un país esencialmente agrícola. Los diferentes climas y tierras permiten que haya una buena y variada producción alimenticia, lo que haría pensar en una población sin hambre y con alimentos de la cosecha a la mesa. Las cifras, sin embargo, dicen lo contrario. Según el Instituto de Bienestar Familiar, en Colombia hay 166 mil menores en riesgo de desnutrición. Además, el país ocupa la posición 37 de una clasificación de 81 países en vía de desarrollo cuyos niños tienen retraso de crecimiento debido a la mala alimentación.


Algunos obstáculos para la Seguridad Alimentaria en Colombia

Desde hace un mes, el campesinado y el sector agrícola han venido realizando diferentes manifestaciones en oposición a la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Según los agricultores, dicho acuerdo privilegia los intereses de corporaciones de alimentos genéticamente modificados. La Resolución 970 del Instituto Colombiano Agropecuario, que prohibía el almacenamiento de semillas para siembras futuras y, a cambio, permitía únicamente la compra de semillas certificadas, beneficiando a Corporaciones agroquímicas transnacionales como Monsanto, Dupont y Syngenta, especialistas en alimentos transgénicos. La resolución fue derogada, o al menos, así lo anunció el Gobierno.

La seguridad alimentaria parece un tema sencillo de tratar, entonces ¿porque sería tan difícil hacer llegar todos los días alimentos sanos a su casa, la cantidad suficiente para toda la familia, que permitan la buena nutrición y desarrollo saludable de cada uno? Infortunadamente el mismo ser humano se dedica a interponer obstáculos y amenazas a este concepto que más bien parece un sueño y no un derecho.

La Tarabita

El predio La Tarabita hace parte del corregimiento Villa Carmelo de Cali. 30 minutos de recorrido para encontrarse con una canastilla que va sujeta a un cable por medio de una polea que emplea la gravedad como motor que atraviesa, en 2 minutos y 30 segundos, un bosque con todos los matices de verde imaginados, el sonido del agua jugar con el viento mientras usted siente que vuela.

Pisar tierra firme para que William Yela nos muestre el cultivo de frijol, de maíz , las gallinas, los patos y cada una de las hierbas aromáticas que hacen parte de las 13 hectáreas de tierra que se destinaron para vivir su propio sueño. William Yela es nativo de Vereda Chicoral de la Cumbre, es agricultor desde que su memoria lo permite. Entre la teoría y la práctica, la sabiduría y la tecnología, este agricultor con más de 50 años de experiencia comenzó a implementar mecanismos de cultivo con abono de tierra aprovechando todo lo que encontraba a su paso.

Son 13 hectáreas de tierra, dos han sido cultivadas, previa realización de un estudio de erosión y la medición del impacto en la tierra. En la Tarabita se realiza el tratamiento para el cuidado de sus plantas sin ningún químico, las plagas son ahuyentadas con trampas caseras los nutrientes y abonos que se requieran son elaborados por ellos mismos en un lugar llamado laboratorio ecológico.

La seguridad alimentaria no estaba pensada como un concepto cuando inició el proyecto, pero ha sido implementado en la práctica. El proceso de educación y cosecha ha ido avanzando a pasos agigantados. En sus ocho meses de funcionamiento cuentan con un primer banco de semillas nativas. Con ayuda de algunos niños conocidos y allegados de otras veredas realizan el proceso de deshidratación de las hierbas y luego las empacan son sus respectivos nombres para garantizar que el ciclo continúe con productos naturales sin químicos de ninguna clase.

Los patos, los ganzos, las gallinas y sus gallos se alimentan de maíz de verdad, los dejan caminar por ciertos lugares y les han adecuado un terreno para que piquen pasto, se alimenten de lombrices y maíz que permitan la regeneración de suelo. La vaca no es solo para obtener la leche o la carne, ella cumple un papel fundamental con su proceso residual pues la boñiga es tratada para que se obtener abono o nutrientes que ayuden a fertilizar la tierra.

La educación agrícola se implementa en La Tarabita para que nuevas generaciones conozcan el proceso de cultivo y cuidado de la tierra. Es finalmente ella la que permite tener alimentos saludables y nutritivos en la mesa. Debe ser por eso que la gente del campo, como William Yela, insiste que no hay nada mejor que saber de dónde vienen los alimentos. 

Enlaces de interés

1. Cifras del hambre

2. Una visión sobre la seguridad alimentaria en Colombia

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