Vistazo al pueblo Kankuamo de Colombia
Vistazo al pueblo Kankuamo de Colombia
Diciembre 22 - 2018
Por Chrisitiam Chaparro
Los Kankuamos viven al norte de Colombia y comparten la cultura y la tradición con los demás pueblos que cohabitan la Sierra Nevada de Santa Marta: Kággabba, Iku y Wiwa.
Según su cosmogonía, cada uno de los pueblos representa "una pata de la mesa", conformada por la Sierra, y ellos son los guardianes del equilibrio del mundo. La colonización española y el conflicto armado colombiano impactó de manera drástica en este pueblo, debilitando en gran medida sus usos y costumbres. Sin embargo, desde finales de la década de los años ochenta -apoyados por sus hermanos indígenas serranos, y gracias a fuertes procesos organizativos- iniciaron un ejemplar proceso de reivindicación étnica, pervivencia cultural y resistencia pacífica.
El Censo DANE 2005 reportó 12.714 personas que se reconocen como pertenecientes al pueblo Kankuamo, de las cuales el 48,62% son hombres (6.182 personas) y el 51,38% mujeres (6.532 personas). La mayoría de ellos se concentra en el departamento del Cesar, en donde habita el 96,29% de la población. El pueblo Kankuamo habita principalmente en el reguardo homónimo al pueblo, localizado en la zona sur-oriental de la Sierra Nevada de Santa Marta, en cercanía a la ciudad de Valledupar.
El territorio del resguardo Kankuamo tiene 24.212,206 hectáreas de extensión, y fue titulado colectivamente por el INCORA en el año 2003 (INCORA). A pesar de su extensión, el resguardo representa una fracción mínima de lo que es su territorio ancestral Kankuamo.
La principal área urbana del resguardo, en donde se concentra la mayor cantidad de población, es el pueblo de Atánquez, el cual hace las veces de epicentro sociopolítico y cultural. Le siguen en importancia Chemesquemena y La Mina. Sin embargo, actualmente La Mina se encuentra despoblado en gran medida por haber sido epicentro de sistemática violencia por parte de grupo paramilitares.
En el proceso de reetnización Kankuama participaron los demás pueblos que viven en la Sierra, particularmente los Kogui, que han hecho las veces de guardianes de la memoria y de las tradiciones kankuamas. De esta manera, se ha reapropiado su cultura y sus tradiciones, haciendo especial énfasis en el sentido de lo colectivo, su ley de origen, su cosmogonía y su proyección a futuro como pueblo indígena autónomo y soberano.
El proceso de reivindicación étnica ha sido difícil y costoso para el pueblo Kankuamo, porque además de los retos que ha implicado, vino acompañado de la persecución por parte de grupos armados al margen de la ley, que violaron sus derechos individuales y colectivos para apropiarse de sus tierras y les han impedido el reclamo y el Goce Efectivo de sus Derechos (GED) como pueblo indígena de la nación colombiana.
Concordando con los picos del desplazamiento y la violencia armada del país, el periodo entre los años 2000 y 2003, fue el más cruento para el pueblo Kankuamo, que dejó más de 300 los indígenas Kankuamos asesinados, y fue la época de mayor desplazamiento forzado.
Los descendientes del pueblo Kankuamo, a pesar de que sufrieron grandes embates a través de la historia, han hecho un ejercicio colectivo de memoria, tanto en su comunidad como con sus hermanos serranos. La memoria y la tradición oral han logrado revitalizar prácticas culturales determinantes de su identidad como pueblo indígena.
El acto ritual de pagamento se ha convertido en un baluarte para la reconstitución de las tradiciones indígenas. La identificación de lugares sagrados, y la cohesión de la comunidad en torno a ellos, así como la recolección de ofrendas y la música tradicional de Gaita y Chicote, son unos de sus principales logros.
La celebración de la fiesta del Corpus Christi, reafirma el mito fundador del pueblo y lo refuerza cada año, se ha convertido en un espacio para el quehacer colectivo indígena en torno a la invocación de los ancestros y el llamado a la tradición.
- Visto: 1960