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¿Y después de elecciones? 

collage Canditatos Presidenciales 18

Las candidaturas presidenciales despiertan pasiones y emociones que desbordan la racionalidad. Los seguidores de cada aspirante defienden a su preferido a capa y espada y ello incluye, recurrir al insulto y a la descalificación para resolver las diferencias. Ese cúmulo de emociones (incluso fanatismo) pareciera enceguecer a las personas y evita tener una visión autocrítica. ¿Qué no es conveniente de mi candidato? ¿Qué propuesta debería mejorar? ¿Sobre qué le pido cuentas? son preguntas que no aparecen en esta campaña 

¿Y después de las elecciones? 

collage Canditatos Presidenciales 18

Mayo 14 - 2018

Por Jorge Luis Galeano 
Director Hechoencali.com

Las candidaturas presidenciales despiertan pasiones y emociones que desbordan la racionalidad. Los seguidores de cada aspirante defienden a su preferido a capa y espada y ello incluye, recurrir al insulto y a la descalificación para resolver las diferencias. Ese cúmulo de emociones (incluso fanatismo) pareciera enceguecer a las personas y evita tener una visión autocrítica. ¿Qué no es conveniente de mi candidato? ¿Qué propuesta debería mejorar? ¿Sobre qué le pido cuentas? son preguntas que no aparecen en esta campaña.

En ese sentido, sería importante recordar que las promesas de campaña no deberían entenderse como una forma de "conquistar electores" sino como compromisos que adquiere el candidato para transformar a Colombia. No importa si la dice en una plaza pública o en la televisión o en redes sociales, lo que vale es que los seguidores tomen apuntes y luego, pidan cuentas.

A veces parece que darle un voto a un candidato, es como pasarle un cheque en blanco para que disponga de él como quiera. Pero no, votar no es eso. Votar es darle la confianza, pero también (y más importante) el mandato de trabajar por un mejor país. Votar por alguien significa que nosotros, los ciudadanos, no solo servimos para llenar plazas públicas, colgarnos camisetas, defender a nuestro candidato en redes, sino que cuando llegue al poder, hacerle entender que nos debe dar cuentas de su gestión.

Seguidores de Fajardo, De la Calle, Duque, Vargas Lleras, Petro ¿estamos dispuestos a asumir dicha tarea? ¿Estamos dispuestos a ser los primeros en criticar su gestión si no la ejercen como debería? Es clave que recordemos que la democracia no se reduce al voto, sino que se expresa también por el papel de la ciudadanía como veedora del trabajo de los servidores públicos y la Constitución nos da ese derecho y esa tarea. La labor no termina en las urnas, al contario, ahí apenas comienza.

Quien llegue a ser Presidente deberá sentir, después del 7 de agosto, que tiene a un electorado vigilante, atento y sobre todo, exigente de su gestión. El nuevo Presidente, al posesionarse, no deberá sentirse victorioso sino comprometido por quienes hayan confiado en su propuesta y con quienes hayan votado por su rival. La trillada idea de que "se gobierna para todos" debería dejar ser eso y convertirse en una realidad. Ello, sin embargo, no solo atañe al gobierno sino a que los ciudadanos no nos desentendamos de los asuntos públicos una vez terminan las elecciones.

Recordemos que la democracia se expresa también en el ejercicio que de ella se desprende, expresado en la Constitución: mecanismos de participación ciudadana para, entre otras cosas, actuar como veedores de la gestión pública. No olvidemos, pues, que el asunto del buen gobierno no solo es tarea de los elegidos, es también la nuestra y ella trasciende la campaña política, las camisetas, las manifestaciones. Ello debe conducir a que la celebración no se haga al conocerse el resultado de las votaciones, sino al término de los 4 años de período presidencial.

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