¿Por qué no avanza el proceso con el ELN?
Nada que arranca la fase pública del proceso de negociación política pactado entre el Gobierno de Santos y la dirigencia del ELN. El asunto de los civiles secuestrados o retenidos es, de tiempo atrás, una de las razones para no avanzar en la negociación pública.El 27 de octubre no se dio la instalación de la Mesa, en Ecuador, por cuenta de la no devolución del ex congresista Odín Sánchez, a pesar de que ese grupo insurgente devolvió a sus hogares a otros dos civiles que permanecían en su poder. El Presidente en particular exigió el regreso del ex congresista, señalado por la dirigencia del ELN como corrupto y patrocinador de grupos paramilitares en el Chocó.
¿Por qué no avanza el proceso con el ELN?
Noviembre 1 - 2016
Por Germán Ayala Osorio
Comunicador social y politólogo
Nada que arranca la fase pública del proceso de negociación política pactado entre el Gobierno de Santos y la dirigencia del ELN. El asunto de los civiles secuestrados o retenidos es, de tiempo atrás, una de las razones para no avanzar en la negociación pública.
El 27 de octubre no se dio la instalación de la Mesa, en Ecuador, por cuenta de la no devolución del ex congresista Odín Sánchez, a pesar de que ese grupo insurgente devolvió a sus hogares a otros dos civiles que permanecían en su poder. El Presidente en particular exigió el regreso del ex congresista, señalado por la dirigencia del ELN como corrupto y patrocinador de grupos paramilitares en el Chocó.
¿Por qué, entonces, no avanza, el proceso de negociación con el ELN? Aventuro una respuesta a esa pregunta, con la siguiente tesis, que bien podría servir para explicar las razones por las que no se da inicio a la fase pública, en la que se discutirá una agenda ya pactada. Por tratarse de dos actores políticos, la tesis propuesta confiere responsabilidades tanto al Gobierno, como a la comandancia del grupo armado ilegal. He aquí la tesis:
El Gobierno de Santos no reconoce al ELN como una guerrilla con el suficiente peso político-militar, de allí el posible desinterés por responder con celeridad y atino a los obstáculos presentados en este largo proceso de pre negociación. A pesar de la capacidad del ELN para atacar la infraestructura económica (petrolera) del país, el Gobierno podría considerar a esa guerrilla como un actor armado de menor valor político y de mínimo reto militar, si se compara con el poder de daño demostrado por las Farc a través del secuestro masivo de militares y la toma sangrienta de pueblos.
En lo que corresponde al ELN, se propone como tesis, que subsiste un resquebrajamiento en la unidad de mando del COCE. Esta situación coadyuvaría a que el Gobierno aprovechara cualquier hecho para desconocer el valor y el lugar político-militar que requiere tener un actor armado con el que se pretende negociar asuntos complejos y determinantes para esa parte del Establecimiento que no apoya este tipo de negociaciones. La unidad de mando es un asunto clave y definitivo a la hora de entablarse una negociación política. Si el COCE no garantiza que el ELN sea una estructura monolítica, entonces será difícil avanzar en la etapa de negociación.
Con todo y lo anterior, actores comunitarios y sociales insisten en la necesidad de que Gobierno y ELN superen los obstáculos, con el firme propósito de avanzar en una negociación que, a juzgar por la disposición de la Mesa Social y Política, y lo que ello significa en lo que concierne a las transformaciones que deberán implementarse mientras transcurre la negociación.
Otro elemento que se suma a la ya compleja situación, tiene que ver con el proceso de ajuste del Acuerdo Final firmado en La Habana y ratificado en Cartagena. Quizás la dirigencia del ELN y el propio Gobierno, consideren prudente esperar a ver qué sucede con el "nuevo" Acuerdo que salga de la mesa de La Habana. Es decir, si ese nuevo documento deja satisfechos a los líderes del NO, que reclamaron el triunfo electoral y político en la jornada del 2 de octubre, o si el Presidente asume el costo político de implementar lo acordado en La Habana, a través de decretos-ley o con el concurso del Congreso.
Mientras se aclara el panorama político nacional, se superan los obstáculos y los voceros de los equipos de negociación logran deponer vanidades y actitudes arrogantes, el proceso con el ELN y el Gobierno, poco a poco, se torna desesperante e insufrible.
Ojalá la tesis propuesta no tenga asidero alguno, en especial en lo que concierne a la falta de unidad de mando en la estructura del ELN. Sería muy grave y profundamente riesgoso y desgastante que el Gobierno inicie la esperada fase pública, con una agrupación armada ilegal cuyo mando deviene fragmentado o fraccionado.
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