2 de octubre
A pocos días de votar el plebiscito del 2 de octubre, la polarización política y la pugnacidad se erigen como los factores que hacia futuro contribuirán negativamente a la reconciliación que el país necesita, después de firmado el Acuerdo Final que pone fin al conflicto armado entre el Estado y la guerrilla de las Farc. El rechazo a la desmovilización de las Farc y a su efectiva conversión en partido político está anclado a la tradición democrática que nos deja un régimen democrático restringido y precario. Más allá de los odios, dudas y resquemores que podamos sentir por quienes se levantaron en armas en los años 60, los colombianos exhibimos ya una histórica incapacidad para aceptar al que piensa diferente, al que se opone a nuestros objetivos e ideas, o al que simplemente pone en duda nuestras certezas.
2 de octubre
Septiembre 28 - 2016
Por Germán Ayala Osorio
Comunicador social y politólogo
A pocos días de votar el plebiscito del 02 de octubre, la polarización política y la pugnacidad se erigen como los factores que hacia futuro contribuirán negativamente a la reconciliación que el país necesita, después de firmado el Acuerdo Final que pone fin al conflicto armado entre el Estado y la guerrilla de las Farc.
El rechazo a la desmovilización de las Farc y a su efectiva conversión en partido político está anclado a la tradición democrática que nos deja un régimen democrático restringido y precario. Más allá de los odios, dudas y resquemores que podamos sentir por quienes se levantaron en armas en los años 60, los colombianos exhibimos ya una histórica incapacidad para aceptar al que piensa diferente, al que se opone a nuestros objetivos e ideas, o al que simplemente pone en duda nuestras certezas.
Esa es la circunstancia contextual con la que bien podemos entender las obtusas y cerriles posturas asumidas por el latifundista Álvaro Uribe Vélez y por el Regenerador Ordóñez Maldonado. A estos dos ladinos y tozudos personajes se suman sectores de opinión que comparten una visión estrecha de la democracia, aunque públicamente dicen creer y defender dicho régimen de poder y forma de vida pública.
Y no se trata de ocultar o minimizar los crímenes cometidos por las guerrillas, como tampoco es correcto reducir los perpetrados por los paramilitares, que en connubio con agentes estatales y élites de poder político y económico, masacraron y desplazaron a indígenas, afrocolombianos y campesinos, para favorecer a multinacionales y a empresas nacionales del sector agroindustrial.
De lo que se trata es de pasar la página y ello implica reconocer que la vieja idea de vernos como la democracia más estable de este hemisferio, sirvió para ocultar los opobriosos gobiernos de Turbay Ayala y Uribe Vélez, que en materia de derechos humanos, se acercaron con creces a los ignominiosos regímenes militares del Cono Sur.
Por todo lo anterior, el 02 de octubre es la oportunidad histórica que tenemos para dejar atrás ese oscuro e innoble pasado que compartimos y del que somos responsables todos y avanzar hacia la construcción de Estado, sociedad y mercado, sobre una renovada ética que guíe las vidas de empresarios, políticos, clase dirigente, sindicalistas, militares y ex guerrilleros.
Vuelvo a invitar a estudiantes, amigos, familiares y lectores asiduos de este Blog a decir SÍ al plebiscito. Que la historia nos juzgue por haber confiado una vez más en la Política y en nuestra propia condición humana, con el propósito de dignificar la vida humana y de tratar de consolidar una democracia amplia, plural y respetuosa de la diferencia. Y que la historia juzgue a quienes votando NO, le seguirán apostando al mantenimiento de un régimen democrático que solo le sirve a quienes defienden ideas hegemónicas y profundamente conservadoras alrededor de la política, el pensamiento crítico, la familia, la propiedad, la sexualidad, el mercado, la sociedad y el Estado.
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