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La paz: compromiso ciudadano

Dialogo-de-Paz-en-ColombiaLa siguiente reflexión hace parte de los textos que aparecen en el libro ´La UAO piensa en la Paz´, publicado en noviembre de 2015 por la Universidad Autónoma de Occidente y que reúne la opinión de varios estudiantes acerca de los diálogos de paz que se llevan a cabo en La Habana. Dicho libro es el resultado de la Cátedra de la Paz que busca "Ser un espacio de aprendizaje y discusión, abierto para toda la Comunidad Universitaria y ciudadanos en general, para comprender el contexto y la evolución del conflicto armado interno, los escenarios de negociación establecidos y la posibilidad de avanzar en el diseño de entornos de posconflicto en los que sea posible alcanzar la paz." 

La paz: compromiso ciudadano 

Dialogo-de-Paz-en-Colombia

Enero 18-2016 

La siguiente reflexión hace parte de los textos que aparecen en el libro ´La UAO piensa en la Paz´, publicado en noviembre de 2015 por la Universidad Autónoma de Occidente y que reúne la opinión de varios estudiantes acerca de los diálogos de paz que se llevan a cabo en La Habana. Dicho libro es el resultado de la Cátedra de la Paz que busca "Ser un espacio de aprendizaje y discusión, abierto para toda la Comunidad Universitaria y ciudadanos en general, para comprender el contexto y la evolución del conflicto armado interno, los escenarios de negociación establecidos y la posibilidad de avanzar en el diseño de entornos de posconflicto en los que sea posible alcanzar la paz."

Por Isabel Saavedra 
Estudiante de V semestre de Comunicación Social – Periodismo 

Hace unos meses atrás miraba un panorama diferente sobre el proceso de paz. Para ser más precisa aclaro que era parte del grupo de colombianos que pronunciaba la popular frase El presidente Santos le está entregando el país a la guerrilla. Mientras los noticieros nacionales armaban revuelo mostrando imágenes de los representantes de las Farc-Ep, disfrutando de las playas de La Habana- Cuba y montando en las famosas motos Harley.

Me era difícil creer en un grupo catalogado como terrorista, asesino y todos los calificativos con los que se puede nombrar a una guerrilla, incluso realizaba preguntas: ¿cómo podrá ser posible que después de 50 años de guerra, violencia, muertos y desplazados, de un momento a otro suceda que la guerrilla quiera pactar con el actual gobierno, una paz justa y duradera?, ¿qué tipo de circo es este?, ¿ acaso nuestro presidente Juan Manuel Santos quiere una imagen de popularidad frente a los demás países que están al tanto del anhelado proceso?

Quizás esta serie de pensamientos se deben a la falta de información y de interés por la verdadera historia que hay detrás del conflicto armado interno. Había vivido engañada por la espectacularización de los medios masivos de comunicación, pues los únicos causantes de esta guerra no eran solo las Farc-Ep. Le seguían los paramilitares, los cuales han sido financiados por el narcotráfico y lo más triste, por miembros del Estado, entre ellos, concejales, alcaldes, gobernadores; quienes para llegar a ganar las elecciones tenían nexos con este último grupo. También se fijaron acciones de un proyecto neoconservador agenciado por organizaciones legales e ilegales, por élites económicas y políticas y el sistema financiero nacional e internacional.

El hecho de cursar la materia de Comunicación, Conflicto y Posconflicto y haber asistido a la Cátedra de Paz, me permitió como estudiante de Comunicación social y periodismo reflexionar sobre un momento histórico para Colombia e informarme completamente acerca de todo el contexto que envuelve el proceso de paz, desde los orígenes del conflicto, los acontecimientos que han sucedido a lo largo de este periodo, las víctimas y, lo más importante, los acuerdos que se están trabajando en la mesa de negociación en La Habana - Cuba entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

Además, el darme cuenta de que la violencia en Colombia se originó principalmente por todo un conglomerado de violaciones a los derechos de los campesinos y que como habitante de este territorio debo conocer. He abierto mi visión y pensamiento a cambiar mi postura frente al proceso de paz. A estar hoy de acuerdo con este cambio político y social para el país.

En primer lugar, fue de mi agrado haber leído el Informe Conjunto, realizado por la oficina del Alto Comisionado para la Paz, donde se exponen dos puntos de la agenda ya negociados. Fue interesante ver que por primera vez, dos actores que durante un largo tiempo estuvieron enfrentados militarmente, hoy tengan presente el tema Política de desarrollo agrario integral; el cual busca la restitución de tierras para las víctimas, asegurando la productividad y el bienestar a través de la provisión de bienes y servicios públicos como vías, salud, edu-cación, agua potable, y apoyo a las diferentes formas de asociaciones entre ellos y la comercialización de productos.

Por otra parte, en esta mesa de conversaciones también se le dará una oportunidad a la democracia, la cual ha sido vulnerada en la historia de nuestro país. Será un ciclo que va permitir a los movimientos políticos de oposición contar con un sistema integral de seguridad, abarcando garantías de sus derechos y libertades de pensamiento y opinión, creando así una participación política plena.

Sin embargo, debido a diferentes escenarios de los cuales he sido testigo, es claro que las leyes y derechos que están plasmados en nuestra Constitución de 1991, muchas veces son violados por la injusticia y la corrupción de las entidades públicas que aseguran la protección de estos. Esto me genera cierta incertidumbre de que una vez firmado el Proceso de Paz, parte de los acuerdos sean incumplidos o se conviertan en intereses particulares.

Aunque para evitar que este tipo de situaciones se lleguen a presentar, es conveniente que entidades internacionales de derechos humanos estén al tanto de que estas normas sean cumplidas en su totalidad. Adicionalmente, que los informes donde se muestran los puntos clave de la negociación, se den a conocer a toda la población colombiana con el fin de que los ciudadanos sean conscientes de las nuevas reglas y condiciones que ahora tienen los integrantes de las Farc-Ep.

Este planteamiento permitirá que una vez la ciudadanía se encuentre informada, pueda con mayor criterio participar de la refrendación, pues es un compromiso que contribuirá no solo al ejercicio pleno de la democracia al ser tenidos en cuenta para aprobar o no los Acuerdos de Paz, sino también para ser partícipes del inicio de una nueva historia en el pueblo colombiano. 

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También consiste en generar campañas de participación política con el voto, ya que la abstención en las votaciones de los últimos años se ha acrecentado, implicando un riesgo en que el punto de refrendación no incluya a todo el país. Paralelamente, construir espacios donde se promuevan valores como el perdón y la empatía hacia el otro, conllevando a que se consolide una paz real y que no solo este plasmada en un papel.

De igual forma, otro punto importante a analizar detenidamente y que se debe tener presente durante este proceso de transformación, son las víctimas del conflicto armado interno, quienes en su condición de ciudadanos con derechos, y desde mi perspectiva, es justo que sepan qué pasó con sus familiares desaparecidos y asesinados, incluyendo el por qué realizaron estos crímenes y el lugar donde se encuentran los cuerpos.

Esto va permitir que las víctimas afectadas física, emocional y psicológicamente se comience a trabajar por la reconstrucción de la confianza. Sin embargo es necesario aclarar que el restituir sus tierras y el hecho de conocer el paradero de los restos de sus fami¬liares, no va ser suficiente para repararlos en su totalidad.

Aquí los victimarios son los principales actores que tienen el deber de cumplir con este acuerdo pactado en el punto denominado víctimas, pues de ellos depende gran parte del trabajo del reconoci¬miento pleno de la verdad y de la resocialización como una solu¬ción para pagar por los crímenes.

Es a raíz de esto que las entidades de derechos humanos, incluidos psicólogos y el propio Estado, deben trabajar con las víctimas en reconstruir sus pérdidas no solo materiales sino emocionales, ya que muchas pasaron por la re-victimización por parte de autoridades, que las han humillado y hecho sentir culpables por lo acontecido, sin darles respuesta y la ayuda que necesitaron en su debido momento.

Tras los acuerdos de la Mesa de negociación en La Habana, sigue la etapa del posconflicto, donde se dará comienzo a la reconstrucción de una Paz Territorial sin guerra. Este ciclo es de gran satisfacción y optimismo, ya que se construirá una nueva alianza entre el Estado y las comunidades, permitiendo además establecer normas y prácticas que al regular la vida pública, producirán bienestar y una mejor calidad de vida.

Lo anterior hará parte de la solución a la ausencia de la institucionalidad, pues bien hemos sabido que durante la historia del conflicto armado interno, Colombia se ha caracterizado por ser más territorio que Estado.

Pero no faltarán otros factores y circunstancias como la corrupción, el clientelismo y las redes de intereses creados que de una u otra forma se convierten en obstáculos para la transformación del país, causando cierta impotencia y desasosiego en ciudadanos que quieren respirar la anhelada paz.

Sin embargo, lo más importante es que el pueblo no se quede paralizado ante tales circunstancias culturales, sino que haga parte de las cadenas de construcción de la planeación participativa que movilice a las personas de todas las regiones y grupos socio-culturales. Alcanzar la meta empieza por el compromiso como ciudadano, y con esto hago referencia a ser participantes activos del momento histórico que vive Colombia. ¿Cómo se hace esto? o ¿Cómo formo parte de la paz?

La respuesta es sencilla: el hecho de comenzar a despertar en nosotros mismos ese interés; leyendo e investigando sobre todo el contexto histórico del conflicto armado, del proceso de paz e informándonos no solo por los noticieros de RCN y Caracol, sino de otros medios independientes que tengan como objetivo divulgar la verdad sin dejarse manipular por el Estado, va a permitir ampliar nuestro panorama crítico y reflexivo de la situación.

Y es que así nada este acordado hasta que todo este acordado, desde ya como estudiante universitaria veo con optimismo el futuro que le depara a mi país, con generaciones venideras que podrán vivir en un territorio de paz y cambiar ese pensamiento y esa mirada de desconcierto y desconfianza; con la fe y firme convicción de que el momento de la transformación después de 50 años de guerra e intentos de diálogo fallidos ha llegado.

Esperemos con optimismo el próximo 23 de marzo de 2016, pues una vez firmado el Acuerdo final de paz, nuestro deber como ciudadanos es la refrendación. De esta manera iniciaremos la contribución del reconocimiento de los derechos políticos, civiles, económicos, sociales, culturales y ambientales que en algún momento fueron vulnerados.

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