Julio 15 - 2022
Por Laura Cruz
Hay momentos que parten la historia de los países. La del nuestro se ha quebrado en varias ocasiones: en 1819 cuando alcanzamos la Independencia, las casi nueve guerras civiles que vivieron nuestros abuelos, el Frente Nacional, el asesinato de Gaitán, la Constitución del 91 o la más reciente: el 19 de junio del 2022, con la elección que hizo un 50,4% de la ciudadanía colombiana al votar por Gustavo Petro y Francia Márquez como sus gobernantes. Y es un quiebre en la historia no por Petro, al final es un hombre, sino por lo que representa, representa a la izquierda, es decir a los nadie, en palabras de la vicepresidenta.
Muchos colombianos tienen muchas expectativas con el nuevo gobierno y otros, sienten temor. El país está en stand by y lo único claro es que de los próximos cuatro años, dependen si la historia dirá que Petro y Francia, fueron el comienzo de una política de la vida con proyectos políticos colectivos, o por el contrario, que entre 2022 y 2026 se capitalizó a la derecha.
Gustavo Petro recibirá un país, no solo herido sino roto por un gobierno que jamás escuchó a la protesta social, que no permitió hablar a las víctimas y que le dio la espalda al proceso de paz, a las negritudes y a los indígenas. Iván Duque deja al país con un 60 por ciento de informalidad, 42 por ciento de pobreza, un 17 por ciento de pobreza extrema, un país en donde cada 36 horas asesinan a un líder social, además con las cifras más altas de desplazamiento en la última década. Según el analista y exsecretario de transparencia Gabriel Cifuentes, a todo lo anterior se suma una fuerza pública politizada hacia la derecha. El nuevo Gobierno no solo se enfrenta a reparar los destrozos de su antecesor, sino a una economía mundial que puede presentar recesión. Así mismo debe comenzar a implementar una verdadera política de paz, que anuló el Gobierno Duque.
Entre los escépticos de Petro se repite la frase que su propuesta de Gobierno fue demasiado ambiciosa y los cambios no se pueden dar en tan corto tiempo, y aunque tienen razón en que el periodo presidencial es breve, la propuesta del Líder del Pacto Histórico no podía ser diferente, ya que la agenda fue puesta por la protesta social, por las madres, por las víctimas.
Por todo ello las colectividades tienen muchas expectativas puestas en este nuevo período presidencial en Colombia. Entre estas se encuentran: la verdad, la reparación y no repetición para las familias víctimas de la desaparición forzada, los movimientos estudiantiles exigen educación de calidad, las personas LGTBIQ+ garantías para su vida, las diferentes organizaciones de mujeres recalcan que es muy importante la vida al centro, y eso, por supuesto, incluye la protección de la tierra, también afirman que las labores de cuidado deben ser reconocidas como actividades productivas. Sin embargo, muchas organizaciones son conscientes que el mejor cambio que puede dejar este Gobierno, es un proyecto político que trabaje desde la colectividad.
Para el politólogo Armando Vargas, el primer reto que tendrán Gustavo Petro y Francia Márquez, es el de fortalecer la confianza de la ciudadanía, es decir que el gobierno sea cercano a su pueblo, puesto que en los últimos años se ha desmoronado. Para Vargas es crucial que el Gobierno no solo escuche a las organizaciones sociales sino a todos los grupos, ya que muchos sectores necesitan que se las oiga.
El politólogo añade que además de la gran oposición que tendrá el Gobierno, las organizaciones sociales realizarán una buena veeduría a los procesos, lo que es sano para la democracia. Por otro lado, aunque Armando reconoce la violencia ejercida por el Esmad, siente que la propuesta de su desmonte es más populismo que una propuesta real, puesto que es un organismo que se requiere, si bien reconoce que necesita reformas, piensa que no es viable desmantelarlo.
El clima político de Colombia nunca ha sido fácil y los cambios que se pueden venir, algunos más inmediatos que otros, lo han enrarecido más. Por ahora, algunas organizaciones sociales prefieren tener los pies sobre la tierra, entendiendo que para que el país sea otro, uno más justo, más garante y equitativo, deben pasar muchos años, pero también son conscientes de que todo ello sólo será posible en la medida en que estos próximos cuatro años, marquen el inicio adecuado hacia ello.
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