Día Internacional de las víctimas de desaparición forzada

Por los desaparecidos y sus madres: el proceso de paz debe continuar

Culmina la Semana de Conmemoración de las víctimas de la desaparición forzada y la Comisión de la Verdad de Colombia, realizó uno de sus encuentros en Pasto-Nariño a donde acudieron madres de toda Colombia en búsqueda de sus hijos e hijas desaparecidas. En el evento que contó con la participación de la Fiscalía, Medicina Legal, Unidad de Víctimas, la Comisión y muchos familiares de víctimas, hubo compromisos, mea culpas, llanto, pero sobre todo, la firme decisión de llevar  Colombia por el camino de la paz. Esto se vivió. 

Día Internacional de las víctimas de desaparición forzada

Por los desaparecidos y sus madres: el proceso de paz debe continuar

Agosto 30 - 2019

Por Laura Cruz

El jueves, el país se despertó con la noticia de que Iván Márquez, Santrich y el Paisa, vuelven a la guerra Le dan la espalda al proceso de paz que se firmó en el 2016, a sus compañeros, más de 13 mil que dejaron las armas en 2017 y a la mayoría de colombianos que sueña que en este país no haya una víctima más de la guerra.

La noticia fue desesperanzadora, las declaraciones de los diferentes representantes de los partidos: polarizantes, cínicas y agresivas, que hacen que Colombia permanezca en un eterno debate, y no en una construcción constante como debería ser porque es una deuda con a las víctimas, es una deuda con la humanidad, como señaló el Padre Francisco de Roux, en el Segundo Encuentro por la Verdad, el Reconocimiento a la Persistencia de Mujeres y Familiares que buscan Personas Desaparecidas. Roux es presidente de la Comisión de la Verdad, creada en el 2017.

Llegué de este evento que tuvo Lugar en Pasto, con tantos testimonios de las madres de los desaparecidos que no se alcanzan a comprender. Escuché los silencios ensordecedores de los familiares, vi tantas lágrimas que si se convirtieran en gotas Colombia tendría un diluvio eterno; rostros en camisetas, fotografías colgadas del pecho de las madres buscadoras, como si en lugar de su corazón llevaran a sus seres queridos, gritos, gemidos, impotencia. En cada testimonio había un aura de dolor y también de lucha.

Cuando me enteré de la noticia también tuve desesperanza y por un momento estuve de acuerdo con lo que decían en las redes: que este país es una mierda, que dan ganas de largarse, que aquí la guerra es infinita, que no hay esperanza de perdón, dan ganas de gritar, de llorar, de largarse, de olvidarse de esta profesión, de rendirse, pero al ver las fotografías de las madres buscadoras, muchas de las cuales llevan más de 40 años buscando a sus hijos y a pesar de que la Fiscalía, Medicina Legal, sus conocidos, y el país entero les da la espalda sin obtener ninguna respuesta, siguen caminando: escarbando por debajo de las piedras, levantando la tierra con sus uñas, renunciando a su vida por sus seres queridos, me di cuenta que ni yo ni nadie, a quien lo haya herido la guerra de forma tan profunda como a ellas, puede rendirse.

Por María, Teresa, Adriana, Rosa, por Nora, Isolina, por las más de 80 mil madres y abuelas que buscan a sus hijos, por sus arrugas, por sus pies cansados, por sus corazones rotos, por su lucha, ningún Colombiano se puede rendir. Todos debemos seguir luchando por construir la paz porque en el 2016 no se firmó el acuerdo de paz sino el proceso de paz, y el proceso implica mostrar las heridas de más de 60 años de guerra, destapar tumbas, mostrar verdades, reconciliar enemigos, perdonar, sobre todo perdonar.

Implica, también, saber que si nuestros abuelos se peleaban por un color, nosotros no debemos repetir la historia por quien es de derecha o de izquierda porque la guerra no reconoce partidos. El periodista español y activista por los derechos humanos, Paco Gómez, señaló "Hay momentos que son de resistencia, no de construción". Creo que, irremediablemente, el que ame Colombia y resiste esta absurda guerra, también está construyendo.

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Reconocemos su búsqueda

Apartaron sus miradas de las sombras. Un confuso rastro de una ausencia, alejaron sus presencias y no las vimos en la casa, durante horas, días, semanas, años décadas. Conocieron nuevos duelos y nuevas formas de dolor. Habitaron las desiertas calles de la democracia, ellas no callaron y gritaron con más fuerza. Ellas son las más de 80 mil madres buscadoras que no se cansan de preguntar: ¿Y dónde están los desaparecidos?

Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, en Colombia ha habido 83 mil 036 víctimas de desaparición forzada. 38 mil 357 secuestrados, de los cuales, 333 fueron registrados como desaparecidas; 17 mil 895 casos de reclutamiento de menores, 154 de ellos están registradas como desaparecidos. Sin embargo, las cifras plantean un subregistro y el número podría ser mucho más alto. Según la Comisión de la Verdad, la cifra de desaparecidos equivaldría a que desaparecieron todos los habitantes de Río Negro, Antioquia, (128 mil) o los habitantes de Ipiales (123 mil ).

"Hemos creado retornos imaginarios. Me tocó aprender por las malas el contexto el país, están en algún sitio, estoy segura. A mi papá lo desaparecieron. Que me devuelvan así sea un huesito. ¿Tendrá Canas? ¿Habrá comido?". Estas son las preguntas que constantemente se hacen las madres de los desaparecidos porque cuando desaparecen a alguien, afectan a toda una familia que vive en luto permanente.

Erik Arellana, periodista coautora del libro Cartografía de la desaparición forzada en Colombia, señala que de estos casos solo 337 han dejado una sentencia condenatoria, lo que equivale a un 99,5%. Paco Goméz también coautor del libro afirma que entre 1958 y 2019 hubo 19 mil 794 víctimas de desaparición forzada en Colombia y que su pico más alto fue en el año 2012.

En medio de flores amarillas y un fondo de pepitas negras, está la foto de Diego Alejandro Bedoya. Su madre siempre lo carga sobre su cuerpo, como si aún lo llevara en su vientre y quizás no solo lleve ahí, sino en todo su ser, incluyendo eso que alguien llamó alma.

A Isolina Ester Mejía, que viene desde Medellín, no le importa estar de pie y en una esquina del salón en el segundo encuentro que realiza la Comisión de la Verdad en Pasto. Está en silencio, mira al frente, sin embargo parece que no estuviera allí, que sus ojos vieran algo que los demás no vemos. Ester busca a su hijo Alejandro que desapareció el 30 de junio del 2017, tenía 30 años, trabajaba en Guajira y pertenecía al Ejército Nacional. .

"Él salió a tomarse unas cervezas con unos amigos que lo invitaron a Copacabana Machado, pero al otro día no volvió, ninguno de sus amigos me dio razón. Yo quiero que aparezca mi hijo; él no es un hombre malo". La Fiscalía no ha avanzado nada en la investigación y El Ejército le responde que como no estaba trabajando ellos no pueden hacer nada.

"Yo le pido a Dios que les ablande el corazón a las personas que lo tienen y me lo devuelvan. Si está muerto para darle una cristiana sepultura y si está vivo, para yo ir a buscarlo donde esté". Isolina hace parte de las más de 800 mujeres que se reúnen los viernes en la iglesia de La Candelaria en Medellín a pedir que aparezcan sus familiares y que se haga justicia.

Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, solo en el 52% de los casos se tiene conocimiento de quien es el perpetrador. La distribución de los responsables es así: grupos paramilitares: 26.475 (62,3%), guerrillas: 10.360 (24,3%), grupos posdesmovilizacion: 2.764 (6,5%), agentes de Estado: 2.484 (5,8%), agentes de Estado-grupos paramilitares: 388 (0,9%), casos sobre los que no se tiene información: 42.471.

Luz Marina Monzón, jefe de la Unidad de Víctimas para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No repetición, en su intervención en el Segundo Encuentro por la Verdad, señaló: "Estamos aquí para el reconocimiento de la verdad, tal y como es, sin máscaras, sin mentiras. Estamos reconociendo los más de cien mil desaparecidos, aquellos que fueron arrancados de sus casas y que jamás regresaron. Es una obligación del Estado para construir la paz, buscarlos y encontrarlos porque las buscadoras, con una foto en la mano, son un ejemplo para la humanidad. Buscándolos a ellos nos encontraremos a nosotros y construiremos una mejor sociedad"

El mismo día del evento, la Fiscalía aseguró que en seis casos de las personas desaparecidas durante la toma y retoma del Palacio de Justicia (1985) ya no existe el delito de desaparición forzada. Sin embargo, durante su intervención, la Directora de Medicina Legal dijo: "quiero comenzar reconociendo que el fenómeno de la desaparición forzada en Colombia sí existe. También reconozco que la participación que hemos tenido desde la institución no satisface las necesidades de los familiares de los desaparecidos. Hoy como directora, pero sobre todo como mamá que entiende el fenómeno de la desaparición, quiero comprometerme con ustedes a encontrar a sus familiares".

Pilar Navarrete Urrea, familiar de Héctor Jaime Beltran Fuentes, desaparecido del Palacio de Justicia, respecto a las declaraciones de la Fiscalía señaló que "es muy duro y muy triste que en un evento tan bonito donde se va a reconocer la búsqueda, el Estado se atreva por medio de la Fiscalía a negar a los desaparecidos, porque no pueden negar una sentencia que ha pasado por dos instancias, y que la Corte Interamericana ha reconocido. Entonces también van a negar a todas estas mujeres". Además, agregó que no es justo que la Comisión tenga dos años y que a la Justicia Especial para La Paz le pongan fecha, que el gobierno debe garantizar los recursos para su gestión.

El padre Francisco de Reux finalizó señalando que al evento asistieron madres que tenían las necesidades de expresarse porque sus seres queridos se los piden desde adentro, porque es la única manera que tienen sus familiares para decir que aún están presentes. También agregó que les fortalece el coraje de estas mujeres, les da esperanza y los desafía a seguir adelante.