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"Madre: yo no soportaría tu muerte" Katherine Soto 

Julieta

Aún hoy Julieta, madre de Katherine Soto, dice extrañar los abrazos y las palabras de afecto que recibía por medio de los poemas que le escribía. "Me daba besos y me maquillaba. Era mi mejor amiga y mi cómplice, todo me lo contaba y yo sabía que ella sería alguien en la vida; pero fue tan perfecta que Dios sabía que este mundo no era para ella".

"Madre: yo no soportaría tu muerte" Katherine Soto 

Julieta

Octubre 24 - 2017

Por Juliana García

El dolor aún persiste en el corazón de Julieta Ospina, una madre que sigue luchando para que el caso de su hija no se quede en la impunidad. Ella me abrió las puertas de su casa y me permitió conocer a Katherine a través de sus recuerdos.

"Katherine era una niña muy humana, amaba la naturaleza, los animales y las personas". Me contó que le gustaba investigar y siempre invitaba a su mamá a la Universidad para que conociera quién era Álvaro Uribe Vélez: "yo le decía Uribe papito y Kathe siempre me respondía que no le dijera así porque ese señor es un asesino".

Según su mamá desde pequeña siempre le servía a la gente y le dolía la muerte de cualquier animal. La joven era una excelente estudiante y siempre fue becada desde la primaria, el bachiller y el pregrado.

A Katherine le decían 'terremotico' porque desde que estaba en el caminador todo lo tiraba. "Siempre fue una niña muy inquieta, llena de vida y muy risueña". Añadió que ella era muy cariñosa y adoraba a su hermana Paola; las dos eran muy cercanas.

Creció escuchando la música de los años 60 y los 90. Le gustaba mucho la música de protesta y le dedicó a su madre "Como un pájaro libre" de Mercedes Sosa.

En los estudios 

Katherine Soto

En enero se había inscrito sola para estudiar veterinaria en la Universidad Nacional. Estaba por cumplir los 16 cuando terminó el bachillerato: "yo nunca le conocí la Universidad porque siempre fue muy independiente y se matriculó sola", Julieta.

Ella estudió Zootecnia y en tercer semestre lo abandonó porque le enseñaban a sacrificar animales: "ella llegó llorando y me dijo que hasta aquí llegaba con eso; no dejaba de llorar y me decía que no era capaz de matar a un animalito para sacarle provecho al hombre", recordó su madre.

Julieta revive las palabras que le decía su hija: "Me presento en la Universidad del Valle, hago los exámenes y me convertiré en una profesora de la universidad. Por eso me mato ahora para disfrutar el mañana. Nos iremos las dos a un apartamento las dos solitas porque yo me quedaré toda la vida con usted". Katherine quería hacer un semestre de veterinaria en la Universidad Nacional de Bogotá, le explicó a Julieta sobre el intercambio y que la persona de allá cambiaría con ella, se quedaría en la casa: "como usted es buena mamá no tendrá problemas".

En la comunidad

A las personas de su cuadra, la joven les daba clases gratis y fue profesora del Colegio San Fernando: "no sólo fue la profesora de los muchachos, fue la amiga para ellos y los aconsejaba para que siguieran el camino del estudio" contó. Además, tenía un gran espíritu de justicia y cuando veía algo injusto en la Universidad, lo denunciaba.

"Andaba con el campesino y con el indígena. Me llamaba para decirme que no me preocupara porque estaría ayudando a una comunidad indígena", siempre fue muy buena hospitalaria y amiga. "Mi hija era todo para mí y aún sigo estando orgullosa de ella", expresó Julieta.

Sin embargo, me contó que su hija llegaba destruida a casa porque sus estudiantes pensaban en hacer dinero fácil, debido a las novelas de narcotráfico que les mostraba a los jóvenes el trabajo sexual y la mafia: "me decía: ´madre ellos aprenden mucho de esas novelas y ese es el ejemplo que les da el televisor´".

Antes del 3 de agosto de 2007

Antes de morir, ella tocó todo el día zampoña (instrumento musical rústico) y le cantaba a su madre "Ojos azules", una canción de pueblos andinos:

En cuanto a los cuadros que ella pintó y que le dio como regalo el día de la madre, Julieta nunca le gustó el de la carrilera y siempre le decía a Katherine:

Después del 3 de agosto de 2007

El día que el Ejército terminó con la vida de Katherine, Julieta contó que querían hacerla pasar como un falso positivo y comenzó a recibir amenazas:

El tipo de respuestas que recibió Julieta por parte de las entidades como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el Estado Colombiano, la Gobernación del Valle y la Defensoría del Pueblo frente al caso de su hija.

Finalmente, Julieta no pierde la esperanza de hacer justicia y que el caso de Katherine sea un ejemplo de vida para que los padres que están en la misma situación dejen de temer y denuncien sus casos.

Aún hoy dice extrañar los abrazos y las palabras de afecto que recibía por medio de los poemas que le escribía. "Me daba besos y me maquillaba. Era mi mejor amiga y mi cómplice, todo me lo contaba y yo sabía que ella sería alguien en la vida; pero fue tan perfecta que Dios sabía que este mundo no era para ella".

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