Carta a un Ladrón
Buscar casos para la segunda entrega de la serie Seguridad Ciudadana, no era difícil. En Cali hay robos y atracos diariamente. Lo que nunca pensamos es que nuestra propia periodista sería una de las protagonistas. Por eso decidió escribirle una carta al ladrón que, mientras departía con amigos, le robó sus pertenencias. Seguridad Ciudadana, segunda parte.
Carta a un ladrón
Febrero 9-2014
Por Ximena Vélez
Me preguntaba cómo escribirle a una persona que en menos de cinco minutos me había robado la tranquilidad, amenazado mi integridad, destrozado mi moral y que no le habría importado quitarme la vida. Si es cierto que existe el Karma, algún día habrá de pagar. No sé cómo ni en dónde pero he aprendido que esas palabras son sabias.
Señor Ladrón
Lo primero que quisiera es agradecerle, porque ni a mí, ni a mis amigos nos dio un "balazo". Cuando su arma estaba tan cerca de mi rostro, sin saber si estaba cargada o no, el miedo nos invadió con múltiples reacciones, hablando y suplicando que no dispararas, te hubiéramos podido hacer enojar, pero parece que nos escuchaste. No disparó. Así que, gracias.
Agradecer por la vida es algo muy común cuando tienen lugar hechos como éste. Las cosas materiales se consiguen, sin embargo el dolor se hace difícil de llevar cuando uno "suda" para conseguirlas, para que otro llegue "de buenas a primeras" a despojarle de lo que uno cree suyo.
Gracias porque nos dejó con vida, incluso cuando los informes de la Personería del 2013 demuestran que hubo 121 homicidios derivados del hurto. Yo creo que tuvimos suerte, otros pensarán que ´dimos papaya´. Yo digo que ni de buenas ni dando papaya. Quisiera poder salir con mi celular en la mano hasta la estación del MIO sin sentir que ninguna persona violenta pueda agredirme por un "aparatejo" de esos, pero la realidad es que 121 vidas se perdieron el año pasado simplemente porque algún objeto o cantidad de dinero le puso precio a su cabeza.
Comedidamente me gustaría solicitar que me regrese mis papeles. Le cuento que desde que me hurtó me dejó jodida, sin cédula, sin carné estudiantil, sin tarjetas, sin billetera. El maquillaje y la sombrilla se las puede quedar. Lamentablemente tendrá un poco más de tiempo para seguir haciendo de las suyas, pues el denuncio por robo es un papel fotocopiado, no un documento de peso para absolutamente nada. Los policías que atendieron el caso en la estación El Lido parecen haber perdido el asombro ante un robo. Las esperanzas de que algo se pueda hacer parecen pocas.
Nada asegura que mi cédula, que anda volando en algún lugar, sea anulada y se tomen medidas al respecto. Eso de cierta forma le puede estar dando vía libre para que siga en la zona pues nadie me preguntó en dónde fue, de hecho no creo que hayan leído lo que escribí y si lo hicieron, no le dieron ninguna importancia. Le cuento que la cédula de ciudadanía hay que pagarla incluso después de un robo. Creo que suponen que debo pedir prestado dinero. Aunque me pregunto yo: ¿si no te prestan y no tienes dinero porque te lo robaron, entonces qué hacer para obtener los $34.800 pesos, que es el valor a consignar para obtener un comprobante de documento en trámite?
A esta cantidad súmele 6 horas de fila en donde aguantas sol, se venden puestos a $10.000 pesos, el guarda de seguridad entra a "zona VIP" con dos o tres "amigos" para que diligencien rápido sus trámites o llega el amigo del amigo de aquel que coloca el sello y lo atienden extremadamente rápido. Todo esto mientras ves cómo pasan las horas en la misma fila y te parece cada vez más injusto que, por un robo, tengas que pagar la cédula y hacer una larga e interminable fila.
Con el carné estudiantil pasa igual: debo pagarlo de nuevo. Lo único fácil parece ser las tarjetas de crédito porque el banco no te pone muchas trabas. De resto todo me parece igual de injusto. Déjeme decirle algo: usted le hace el bendito negocio a la venta de celulares. Que me haya robado importa poco. La verdad ya me llegó la factura de este mes y debo pagarla o empezarán a cobrar intereses, cuando aún ni siquiera compro celular. Temo que usted aparezca de nuevo y no tenga el mismo genio de antes y pueda acabar con mi vida.
Mientras vende el celular que robó en 80 mil pesos en el mercado negro, suponiendo que siga funcionando después de todos los bloqueos que uno espera se realicen, y toma los 40 mil pesos de la billetera, las telefonías móviles nos venden de nuevo ese mismo celular en $180 mil pesos y ofrecen un seguro contra robo que cuesta aproximadamente 15 mil pesos, los cuales van amarrados a al plan de mínimo $69 mil novecientos pesos por todo un año. ¿Ah? mientras usted arriesga su vida y la del otro, una empresa multinacional se enriquece a costa nuestra.
Señor ladrón, aun cuando fueron tan solo cinco minutos o menos, se me hicieron eternos. Su rostro no se me ha desdibujado de mi mente, alcanzo a recordar sus ojos oscuros, su mirada retadora, su voz fuerte y el momento en que decidió llevarse mi bolso y subir a la moto que por nervios, no distinguí si era azul oscura o negra. No conozco sus circunstancias ni motivaciones personales, pero quisiera compartirle mi tristeza porque después del robo ando más prevenida que nunca.
No sé si se esconde después de realizar un atraco o si cada retén de la policía le pone nervioso. Ya no quiero transitar por parques porque me ha quitado un poco la tranquilad. No sé si tema por su vida por haberle robado a alguien que quizás tenga más armas que usted, pero lo cierto es que vivimos en la misma ciudad y nos levantamos todos los días a sobrevivir y créame, ya hay suficientes cosas para estar pendientes como para tener que vivir con ladrones.
Por último esperaría que firmara un papel donde especificara que ya he sido robada y me asegure que no tendré más robos por el resto de mi vida, que el susto ya pasó y que no se repetirá jamás. Todo esto con el fin de recuperar un poco la tranquilad de volverme a sentar en la mesa con mis amigos sin un ´fierro´ en la cabeza.
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