Un mal trato
Cerramos la serie ´Mujeres y Derechos Humanos´ con la historia de una mujer que ha sufrido en carne propia las distintas violencias: primero fue violada y luego ejerciendo como prostituta en España, se vio sometida al maltrato, obligada a consumir drogas y otras vulneraciones a sus derechos humanos. Un recordatorio para entender que las leyes no se crean para quedar escritas, sino para garantizar la protección de las pesonas.
Un mal trato
Noviembre 25-2013
Por Ximena Vélez
Ella
Después de varios días de pensarlo prefiere evitar las cámaras y las preguntas directas, al otro lado del auricular se escucha la voz ronca e indecisa. Ella aún no sabe si contar su historia a una extraña o simplemente terminar la llamada. Hace 18 años realizó su primer viaje a Ibiza España. Tenía treinta años de edad, estaba separada, vivía con su madre y uno de sus dos hijos en un barrio popular de Cali.
La avenida Simón Bolívar la esperaba todas las mañanas para abordar el autobús que la dirigía a la empresa de confecciones en donde trabajaba como operaria en máquinas planas. Eran las 5:00 a.m. y en el "peladero" cerca a su casa dos hombre altos, de tez negra la violaron, la violentaron y aun cuando gritó con todas sus fuerzas, nadie hizo nada. Con la ropa rasgada caminó de nuevo a casa, vecinos y familiares se enteraron y al mes siguiente ella se marchó a España. Pasaportes y todos los trámites aparecieron en un soplo de viento, papeles que solicitó junto a Marina, su vecina de cuadra y compañera de viaje ya estaban resueltos.
Una vez hecho, jamás deshecho
Todo normal y sin tropiezos, como un paseo. Así transcurrió el viaje. El problema fue la llegada, cuartos oscuros, calles frías y cuerpos descubiertos, compañeras de otros países, lugares desconocidos y pocas palabras. Ella y Marina sospechaban a lo que iban, no les habían prometido un trabajo doméstico, ni un matrimonio con un extranjero multimillonario, tampoco serian modelos pero si tendrían dinero, un conocido en común de estas dos mujeres les sugirió ganar Euros en vez de pesos, tan solo debían sacar el pasaporte de resto todos los gastos económicos corrían por cuenta de él, así que decidieron aceptar.
La principal motivación era ganar en poco tiempo el dinero que en su país era imposible lograr. Sus hijos las esperaban y un futuro mejor en su imaginación se alcanzaba con un buen fajo. Otras mujeres, señoras hasta de 56 años de edad llegaban pensando en cuidar enfermos o en servir en casas de hogar y algunas jóvenes que llegaron en la misma "tanda" estaban esperanzadas en conocer "españoletes" que cambiaran sus vidas. Ella y Marina que más o menos sabían lo que las esperaban , pensaron en un bar o quizá un club nocturno pero definitivamente las cosas eran diferentes, los papeles que las hacían casi legales desaparecieron, la deuda de los tiquetes aéreos, pasaporte, comida, ropa y cualquier peso utilizado por los patrocinadores del viaje era incalculable y su pago sería trabajando.
Eran prostitutas de calle, de domicilios, de baños públicos, de veredas, de cualquier establecimiento, su cuerpo ya no les pertenecía. Desde el mismo día de llegada trabajaron para pagar hasta el último peso apuntado en una libreta bien cuidada por la persona a cargo. Jabón, cepillo de dientes, crema dental, lo que se utilizara en la "mercancía" sería devuelto. Cada día era un nuevo turno que las exponía ante cualquier aberración sexual del cliente, sexo anal, oral o vaginal. Se convirtió en un una bolsa de agujeros y las drogas eras aliadas para olvidar cuantos hombres pasaban las 24 horas por su cuerpo sin descanso. Recuerda como las otras chicas también eran obligadas a drogarse para tener sexo y hacer cosas desagradables.
Los trucos de cocina eran parte de su jornada laboral, el bicarbonato se debía aplicar para estrechar o el aceite para dilatar su herramienta de trabajo y tener a gusto a un cliente. Marina, su vecina volvió después de un año a Colombia, momento en el que saldo su deuda. Ella en cambio, se demoró un tiempo más, aun cuando tenía turnos largos, y pagó su deuda antes que su compañera, recupero su pasaporte y decidió seguir haciendo el trabajo sin regresar a Colombia con las manos vacías.
Continúo trabajando en la prostitución en lugares en los que podía hacerlo por su propia cuenta y bajo perfil fuera del lugar donde inicio, los papeles que tenía los debía renovar cada seis meses como un permiso de trabajo una vez viajara a Colombia, así empezaron sus constates visitas a España donde continuo en el mercado pero no volvió a utilizar drogas. Solo hasta el año pasado ella decidió quedarse en el País y vive en un municipio vecino de la capital Vallecaucana como operaria en máquinas planas.
A la orden del día
Volantes, avisos, anuncios en internet y prometedores clasificados hacen parte del diario de la ciudad de Cali, en los postes de alumbrado público se pueden encontrar hojas impresas solicitando personal para trabajar como modelos o promotoras de eventos, la seguridad que los respalda son las redes sociales, canal en Youtube y páginas de Facebook, videos en otros lugares del mundo y fotos que deslumbran a personas en búsqueda de algo, un algo muchas veces increíble pero sucede, aun cuando desde los últimos años se han realizado diferentes campañas para desmantelar organizaciones que se dedican a la trata de personas.
La fundación Marcela Loaiza, la fundación esperanza, el Ministerio del Interior y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito son organizaciones que trabajan en informar y sensibilizar a partir de campañas para prevenir el flagelo de trata de personas. La organización internacional para las migraciones (OIM) realiza desde el 2001 el Programa de lucha contra la trata de personas en Colombia, por ser un considerado un país de origen de víctimas de la trata de personas, tanto hacia el interior como hacia el exterior del país, principalmente en modalidades como la explotación sexual, los trabajos forzados y el matrimonio servil.
Según el informe "La trata y la explotación en Colombia: no se quiere ver, no se puede hablar" entregado el 15 de noviembre 2013 por la organización Women's Link Worldwide, La trata de personas es una realidad presente en el Departamento de Valle del Cauca, que abarca diversas modalidades de explotación. Muestra al Valle del Cauca como una zona del país donde la trata con fines de explotación sexual, tanto en su modalidad interna como transnacional, se presenta junto con la trata con fines de explotación laboral para el servicio doméstico, en matrimonio servil y en el uso de niñas, niños y adolescentes para la comisión de delitos que incluyen el tráfico de armas y drogas, los asesinatos y los robos a casas y apartamentos.
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