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Opinión

Segunda independencia: decolonizar y descolonizar el pensamiento para construir un modelo de desarrollo en Colombia

Julio 10 – 2024

Por Édgar Rodríguez Cruz 

Este texto fue publicado en Quira Medios y es parte de la Alianza de Medios Alternativos

La decolonización del pensamiento en Colombia es una condición para construir un modelo de desarrollo propio que promueva el respeto por la vida y la naturaleza, la Paz como identidad nacional, cohesión social y participación ciudadana, descolonizando la estructura social.

“Decolonizar el pensamiento” es una acción crítica de desconstrucción de ideas y teorías que perpetúan la dependencia filosófico-intelectual del colonialismo, mientras la “Descolonización” se enfoca en realizar cambios políticos, económicos y culturales para transformar o eliminar las relaciones estructurales que perpetúan la dependencia impuesta desde la colonia. Ambos enfoques son complementarios y esenciales para la creación de sociedades verdaderamente independientes.

Así, la decolonización posibilita el proceso de descolonización, condición necesaria para afrontar las transformaciones justas e incluyentes que posibiliten construir modelos propios, acordes a la realidad local e historia, de otra manera, parafraseando a Antonio García Nossa, las nuevas generaciones continuarán atadas al atraso y la dependencia.

Colombia ha sido fragmentada por siglos de colonialismo y neocolonialismo perpetuando desigualdades y exclusiones. Decolonizar el pensamiento implica reconocer y valorar las diversas identidades culturales y sociales en aras de fortalecer la cohesión social en el país. Citando a Anibal Quijano, “La colonialidad del poder ha instaurado una jerarquía social que excluye y discrimina a los grupos indígenas y afrodescendientes, perpetuando una estructura social desigual“. Por su parte Myriam Jimeno sostiene que “la descolonización del pensamiento fomenta el respeto y la apreciación de la diversidad cultural, lo cual es esencial para construir una sociedad cohesionada“. Este proceso de reconocimiento y valorización cultural fortalece el tejido posibilitando que todas las voces, visiones y cosmovisiones participen en el diálogo nacional.

Para esto, la independencia intelectual es esencial para generar conocimiento autónomo que responda a las necesidades y realidades colombianas. Walter Mignolo sostiene que “El colonialismo epistemológico ha impuesto una visión eurocéntrica del conocimiento, desvalorizando los saberes ancestrales y locales“. Decolonizar el pensamiento es, por tanto, un paso necesario para liberarse de la dependencia e injerencia intelectual del eurocentrismo y fomentar una producción de pensamiento propio, genuino y relevante que responda a los retos y exigencias particulares del contexto biocultural colombiano.

Otro elemento fundamental para construir un modelo de desarrollo propio en Colombia es la participación social. La decolonización empodera a las comunidades haciéndolas protagonistas de su destino y del desarrollo del país. En este aspecto la educación asume un rol determinante, citando a Paulo FreireLa educación liberadora, basada en el diálogo y la participación, es esencial para que las personas se conviertan en sujetos activos de su propio desarrollo“. 

La visión de desarrollo eurocéntrica, tanto del capitalismo como del comunismo, prioriza el crecimiento económico sobre la sostenibilidad ambiental. Decolonizar el pensamiento permite a Colombia reconectar con las cosmovisiones ancestrales que ven a la naturaleza como un ente vivo y sagrado. Según Arturo Escobar, “las cosmovisiones indígenas y afrodescendientes proponen una relación armónica con la naturaleza, donde el bienestar humano no puede separarse del bienestar del entorno natural“. Esta perspectiva es fundamental para afrontar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, promoviendo prácticas de desarrollo que respeten y protejan la vida y la naturaleza.

Las sociedades originarias y afrodescendientes en Colombia han desarrollado formas de vida que priorizan el bienestar colectivo sobre el individualismo. Catherine Walsh al respecto afirma que “Es fundamental reestructurar los currículos escolares para incluir el conocimiento y las epistemologías de los pueblos originarios, promoviendo así un desarrollo centrado en el bienestar comunitario“. Incorporar estos valores en el modelo de desarrollo colombiano puede fomentar una mayor cohesión social y un sentido de comunidad más fuerte. Esto posibilita la reconstrucción de un modelo de sociedad que reivindique la diversidad cultural del país. 

La actual crisis del capitalismo ha expuesto las fallas de un sistema económico que perpetúa la desigualdad y la explotación, a su vez el agotamiento histórico del comunismo como alternativa al desarrollo, pone de manifiesto la necesidad de un modelo propio. Escobar plantea que “La decolonización del pensamiento ofrece una alternativa al modelo capitalista, promoviendo formas de vida y desarrollo más sostenibles y justas“. Por otra parte, las deficiencias del comunismo en términos de libertades individuales, eficiencia económica, adaptabilidad y equilibrio con la naturaleza, colocan entre dicho su viabilidad sistémica. 

Estamos en un momento de grandes retos y oportunidades, no solo para dar solución a las reivindicaciones históricas, sino para construir una alternativa propia al dualismo eurocéntrista capitalismo – comunismo que priorice el respeto por la vida y la naturaleza, el bienestar humano, la cohesión y la equidad social, para esto la decolonización y la descolonización del pensamiento son elementales para que Colombia pueda asumir con responsabilidad histórica y generacional una segunda independencia que le permita encaminar la sociedad hacia un futuro más justo, equitativo y sostenible.

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Referencias:

  • Dussel, E. (1996). “Filosofía de la Liberación”. Cuarta edición corregido. Editorial Nueva América. Bogotá
  • Escobar, A. (2014). “Sentipensar con la tierra: Nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia”. Ediciones UNAULA. Medellín.
  • Freire, P. (2005). “Pedagogía del oprimido”. Siglo XXI editores. Quincuagesimoquinta edición, nuevo formato. México
  • García Nossa. A. (1978). “La estructura del atraso en América Latina”. El Ateneo Editorial. Tercera edición. Buenos Aires.
  • Jimeno, M. (1990). “La Antropología en Colombia” En: Revista Colombiana de Antropología, Vol. XXVIII, Bogotá.
  • Mignolo, W. D. (2010). Desobediencia epistémica. Retórica de la modernidad, lógica de la colonialidad y gramática de la descolonialidad. Buenos Aires: Ediciones del Signo.
  • Quijano, A. (2000). “Colonialidad del poder y clasificación social”.
  • Walsh, C. (2010). “Pedagogías decoloniales: Prácticas insurgentes de resistir, (re)existir y (re)vivir”. Tomo I. Serie Pensamiento Decolonial. 1era. edición: Ediciones Abya-Yala. 2013