Durante la vigencia 2024, el instituto desarrolló diversas actividades de protección fitosanitaria en el sistema productivo de cacao en el departamento de Sucre. Estas actividades se enfocaron especialmente en la región de La Mojana Sucreña, en los municipios de Majagual y Guaranda.
Además, se realizaron cuatro eventos de comunicación del riesgo con la participación de 103 personas. En estos eventos se abordaron temas fundamentales, como el manejo de Monilia, Phytophthora y Escoba de Bruja, así como la implementación de buenas prácticas agrícolas, aliadas en el mejoramiento de los sistemas productivos de cacao.
El ICA ha detectado que la mayoría de los cultivadores de cacao en la subregión de La Mojana son jóvenes que apenas inician su producción; jóvenes como Yosimar, que nunca piensa en irse del campo.
“En lo personal, nunca había tenido un contacto tan cercano con el ICA. En nuestra región, conocíamos esta institución solo cuando venían a vacunar el ganado. Sin embargo, ahora el ICA ha pasado de ser un ente regulador para convertirse en un organismo capacitador para los campesinos, brindándonos conocimiento sobre cómo trabajar mejor el campo. Ya no lo veo solo como un regulador, sino como un aliado en la formación de los productores rurales. Nos sentimos satisfechos con el apoyo del ICA departamental y de la doctora Catherine Duarte, quienes nos han brindado capacitaciones y asesoramiento en el manejo del cultivo. Antes de esto, trabajábamos el cacao de manera empírica en los corregimientos de El Coco, El Naranjo y Pueblo Nuevo. Ahora, estos tres corregimientos han implementado este cultivo con éxito y ya están viendo producción”.
Como Yosimar hay miles de jóvenes campesinos que, con un trabajo disciplinado y riguroso, hacen que el plato de comida que llega a nuestra mesa parezca producto de un proceso sencillo. No obstante, comer bien, sano y en abundancia son cosas que le debemos a la gente que se ha quedado en el campo. Ser campesino es una vocación en la que las manos y la tierra se vinculan como lo hace la familia:
“Yo tengo dos hijos. Uno tiene 15 años, está estudiando y trabajando en el campo. Su meta a futuro es ser ingeniero industrial, para procesar la materia prima que se produzca en nuestro campo. Mi otro hijo tiene apenas 22 días de nacido. Me gustaría que mis hijos se preparen, que se queden en el campo, para que la educación rural y la solidaridad con el campo no se pierdan. Porque, con sinceridad, nosotros, los campesinos, nos sentimos sumergidos en el yugo de no contar con la educación adecuada para seguir en el campo y trabajar. Sin embargo, el campo es la base fundamental para que nuestro país tenga lo que producimos aquí.
Me gustaría que mis hijos sean profesionales, mucho mejores que yo, y que no abandonen a los campesinos ni al campo”.