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Reportajes

“Terapias de conversión”: violación de derechos humanos

Junio 23 – 2’023

Por Laura Cruz

En Colombia se está tramitando un proyecto que busca eliminar y prohibir las mal llamadas “terapias de conversión” que tienen el objetivo de “curar” a las personas del colectivo LGTBIQ+ a través de ritos, “terapias psicológicas” o incluso exorcismos. El proyecto de ley fue presentado por el congresista Mauricio Toro Forero, que tiene todo el respaldo de las colectivas y las comunidades LGTBIQ+ que señalan que es necesario que haya políticas públicas encaminadas a mejorar la calidad de vida y a garantizar los derechos de las personas diversas.

El proyecto responde al “All Out”, un movimiento global por los derechos de las personas LGBTIQ+, al que se han unido más de 40 mil personas que le dicen NO a las mal llamadas «terapias de conversión». En el mundo ya son siete los países que las prohíben: Francia, Canadá, Alemania, Brasil, Chile, Ecuador y Malta. Sin embargo, en 68 países de diferentes continentes, se siguen llevando a cabo. En América Latina, Caribe, Asía, África, incluso se calcula que unas 700.000 personas lesbianas, gais, trans o de género diverso han sido objeto de estas prácticas en algún momento de su vida.

Referente a las terapias de conversión que generan polémica a nivel mundial, a través de un informe especial, la ONU ha concluido que son prácticas representativas de tortura que vulneran los derechos sexuales y reproductivos de las personas LGBTIQ+ y recomienda a los Estados, prohibirlas mediante leyes, pues denigran la dignidad de quienes son sometidos a ellas. A este llamado se unieron diferentes colectivos que, a través de Toro, presentaron el proyecto que tiene como objetivo eliminar y prohibir las mal llamadas “terapias de conversión”.

Para entender qué derechos vulnera las mal llamadas “terapias de conversión” entrevistamos a Nataly González Arce, quien hace parte de la dirección de Comunes en Cali, es psicóloga con una especialización en neuropsicología infantil, cursante de maestría clínica y neurociencia social y precandidata al Concejo. Ella explicó que las terapias de conversión no tienen nada que ver con las buenas prácticas en la salud mental. 

“Ni la psiquiatría ni la psicología avalan ese tipo de terapias. No las avalan porque esas terapias son fundamentalmente de tipo religioso. Estas prácticas no son terapéuticas. Tú puedes ser psiquiatra y aplicarlas, pero ni la Sociedad Colombiana de Psiquiatría, ni la Sociedad Colombiana de Psicología, te van a decir que alguna práctica terapéutica puede denigrar la dignidad del otro”. 

Sin embargo, González señala que en la historia de la salud mental, la homosexualidad se consideró una patología; y ese sería un punto en el que se relacionaría con las terapias de conversión, por supuesto un punto de encuentro no favorable, ya que la psicología corrigió su error y desde hace décadas no se patologiza a las personas homosexuales. 

“Ese tipo de terapias de conversión tienen varios paradigmas; ontológicamente mi visión del sujeto es que está confundido y sólo yo lo voy ayudar; lo segundo es que a nivel epistemológico, se cree que la verdad la tenemos nosotros (los “terapeutas”). Bajo estas premisas pueden generar que afloren comportamientos psicóticos, depresiones, patologías reales”. 

El proyecto que busca eliminar y prohibirlas , ya pasó el primer debate en el Congreso, por lo que el pasado 18 de junio en la Marcha del Orgullo Gay, la comunidad celebró que el proyecto vaya por buen camino. 

En cuanto a los derechos que vulneran las mal llamadas “Terapias de Conversión”, la neuropsicóloga fue enfática en afirmar: “En estas terapias se vulneran la dignidad de las personas, la libertad, incluso la propia vida porque si no los logran “curar”, que es lo que pasa generalmente, se corre el riesgo de que la persona sufra cuadros depresivos serios”.  Por eso González recalcó que esto es un tema de salud pública, más que un tema ideológico, lo que retifica el Instituto Williams de la Escuela de Derecho de UCLA, que dice que un estimado de 22% de personas LGBTQ+ que en Colombia han sido sometidas a terapia de conversión, tuvieron 76% más de probabilidades de intentar suicidarse, comparado con los colombianos LGBTQ+ que no fueron sometidos a ellas. 

4 mil 160 adultos de la comunidad LGBTIQ+ de Colombia, entrevistaron los investigadores para examinar la prevalencia de las ideaciones suicidas, la planificación del suicidio y los intentos de suicidio a lo largo de su vida para evaluar la asociación entre la exposición a la terapia de conversión y el suicidio. Esta es la encuesta más grande de personas LGBTIQ+ en Colombia hasta la fecha, y la primera en estudiar la asociación entre la terapia de conversión y el suicidio en Colombia.