Terrorismo en París: todas las víctimas son iguales
Desde París, nuestra periodista Mónica Becerra nos muestra los días posteriores a los ataques terroristas y la manera en que la gente intenta retomar sus vidas, a pesar de que la tensión internacional aumenta por la amenaza de ISIS no solo a Francia, sino a otros países del mundo. "Más que un filtro somos humanos, y a mí me duelen los muertos colombianos, los del resto del mundo, nadie merece morir acribillado sin mediar palabra. Nadie. Siempre piensen: ¿qué tanto sabe el otro?, si se dan cuenta que no sabe lo suficiente, explíquenle. Los gobernantes ya nos tienen bastante jodidos con sus movimientos estratégicos, como para no ser más inteligentes e intentar llevarnos bien entre nosotros. Ya somos producto de los daños colaterales."
Terrorismo en París: todas las víctimas son iguales
Diciembre 04-2015
Por Mónica Becerra
Especial desde París
{youtube}_DzEcEy_WBM&feature=youtu.be{/youtube}
Antes de abordar el avión que me llevaría a París, pasé por los controles del aeropuerto en Madrid. La alarma sonó, entonces frotaron sobre la palma y dorso de mis manos un papel rectangular, que después introdujeron en una máquina y dio negativo. Era el control de drogas y antiexplosivos. Son las 9 p.m y tengo que llegar al distrito 16 de París. Hay fila. Revisan pasaportes y si la policía lo requiere, también las maletas. Muchos musulmanes y árabes, han hecho fila al lado derecho. Como están las cosas, son los primeros a los que apartan, les hacen abrir las maletas, revisan pasaportes y documento de identificación.
En la oficina del Charles De Gaulle, hay una señora con hiyab, el cual permite que se vea el rostro. Sentada en una silla de plástico, impaciente, mueve sus pies y aprieta las manos. Se ve incómoda con las miradas de los que esperamos ser revisados en las filas. Cuando han pasado los árabes y musulmanes, los policías de la terminal 3, se apartan y nos dejan seguir. ¿A ellos qué les garantiza que los demás no sean terroristas?
El viernes hice mi primer contacto con la Plaza de la República. Un sitio que no había visitado antes. Es un lugar que tiene muchos bares, restaurantes y panaderías a su alrededor. En la mitad hay una escultura principal que simboliza los derechos del hombre, acompañada de 6 figuras que representan valores y hechos históricos del país, que hasta el 14 de noviembre estuvo impoluta. Hoy, es un camposanto, un espacio en el que los parisinos sin importar quien hayas sido, vienen a encender una vela, a dejar una rosa, un cartel con mensajes de reconciliación, porque han asesinado a 130 personas. Desde ese día han surgido iniciativas espontáneas de los ciudadanos por tratar de recomponer la tranquilidad de la que siempre han gozado.
El sábado y el domingo asistí a muchas manifestaciones de afecto hacia quienes habían perdido un familiar ese viernes 13. Fue inevitable no sentir tristeza y rabia por todo lo que conlleva que personas inocentes mueran sin razón. El silencio solo era interrumpido por los músicos. También me encontré con personas que regalaban abrazos, y, confieso que es algo que nunca me atrevería a hacer, aunque provenga de una cultura más cariñosa.
Mientras veía todos esos actos simbólicos, no pude evitar preguntarme muchas cosas y recordar esa discusión que generó el filtro de facebook con la bandera francesa. Se dividió entre quienes condenaban a los que usaron el filtro y quienes pedían tener en cuenta otros muertos. Eso desencadenó debates con los que estoy de acuerdo. Entiendo a quienes se ofuscan porque muchos colombianos han demostrado solidaridad con los franceses, pero eso no los hace indolentes, y el filtro en la foto en la red social no se puede tomar como un apoyo incondicional a las políticas de Hollande. Quien lo hace desconoce que las personas creen en los acontecimientos según el conocimiento que tengan. No podemos ser radicales. Es curioso cómo la gente adopta la representación virtual como la realidad.
Hubo quien solicitó un filtro de la bandera colombiana. Más que un filtro somos humanos, y a mí me duelen los muertos colombianos, los del resto del mundo, nadie merece morir acribillado sin mediar palabra. Nadie. Siempre piensen: ¿qué tanto sabe el otro? Si se dan cuenta que no sabe lo suficiente, explíquenle. Los gobernantes ya nos tienen bastante jodidos con sus movimientos estratégicos, como para no ser más inteligentes e intentar llevarnos bien entre nosotros. Ya somos producto de los daños colaterales.
- Visto: 1297