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 Mes de las madres 2018

Conviviendo con la endometriosis, combatiendo la infertilidad 

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Una jueza le dijo que no podía ser madre, por lo que probó de todo, desde danza árabe, hasta yagé. Fue a la iglesia, recurrió a sanaciones alternativas, hasta fue operado telepáticamente por los hermanos gregorianos, casi nada le funcionó en su camino para lograr ser madre y sanarse.

Conviviendo con la endometriosis, combatiendo la infertilidad

Foto tres

Mayo 25 - 2018

Por Laura Cruz

Tiene 37 años, sufrió de endometriosis, ha pasado por ocho cirugías, es psicóloga, perdió sus ovarios, es colombo-venezolana, tiene menopausia, tuvo una crisis de depresión, es católica, sufre de hipotiroidismo e insuficiencia venosa en miembros inferiores, se sonroja, se molesta, se cae, se levanta; es mujer. 

Una jueza le dijo que no podía ser madre, por lo que probó de todo, desde danza árabe, hasta yagé. Fue a la iglesia, recurrió a sanaciones alternativas, hasta fue operado telepáticamente por los hermanos gregorianos, casi nada le funcionó en su camino para lograr ser madre y sanarse.

"Yo hacía todo lo que la gente me decía que podía hacerme para quedar embarazada. Fui donde los "hermanos gregorianos", probé con tratamientos alternativos como yoga, yagé, danza árabe; ninguno funcionó". También recurrí a la iglesia católica, llegué a donde un sacerdote y él me dijo que los hijos de fertilización en vitro no eran hijos de Dios, entonces yo me sentí mucho más golpeada de lo que ya estaba". Lo que la hizo recurrir inmediatamente a buscar ayuda psiquiátrica ya que su mundo se le desplomó.

A los once años le llegó la menstruación, lo recuerda muy bien, fue en el mes de marzo, con un poco de dolor y algo de curiosidad asumió su primera regla, nada fuera de lo normal. Al mes siguiente, el periodo volvió con un dolor más fuerte, la médica dijo que eran parásitos y el dolor disminuyó. Sin embargo, en mayo el dolor era agudo. Karina lo describe como un desgarre, como si algo se te desprendiera, ese dolor repercute en la parte de atrás y en un dolor fortísimo en las piernas, por lo que tuvo que ser trasladada de Pradera, municipio donde vivía con su familia, a Palmira porque los médicos tenían dos hipótesis: apendicitis o un tumor.

"El tumor era tan grande como un bombillo, me operaron perdí el ovario y la trompa derecha; yo no sabía ni siquiera qué eran los ovarios, nadie me explicó", me cuenta Karina Fajardo Castaño en su cuarto. Un cuarto sobrio que está adornado por varios santos. Karina es la menor de tres hermanos, su familia es de clase media, hasta los 16 años vivió en Pradera, municipio ubicado al sur del Valle del Cauca. Allí cursó el colegio, allí comenzó a perder seguridad de sí misma. "Mis periodos eran tan fuertes que todo el mundo se daba cuenta, yo manchaba sillas, sábanas, y esos accidentes poco a poco van acabando con tu autoestima".

Pasaron tres años desde la primera cirugía. El dolor volvió a aparecer esta vez con más fuerza, desafiando a la adolescente que en ese momento era. En esta ocasión encontraron un segundo tumor alojado en el ovario izquierdo y el tratamiento fue con anticonceptivos porque para la endometriosis no existe un procedimiento médico específico. Básicamente funciona prueba y error, prueba y error. "A los 14 años me medican anticonceptivos, pero el tumor no disminuye, al contrario, crece. En ese momento no habían detectado la enfermedad, únicamente hablaban de un tumor compatible con endometriosis, un tumor lleno de sangre; sin diagnóstico claro".

Su segunda cirugía fue a los quince años, en esta ocasión perdió el 75 por ciento del ovario, el médico dejó una cápsula del tejido ovárico. Al mes siguiente, menstruó normal pero el tumor creció nuevamente y de ahí fue donde salió la endometriosis que dañó la trompa de falopio izquierda y se comenzó a pegar en los intestinos, en la tabique recto-vaginal, lo que le causaba un fuerte dolor al hacer deposición.

Aunque en el país no hay cifras exactas, se estima que una de cada diez mujeres puede sufrir de endometriosis, una enfermedad que se caracteriza por la presencia de tejido endometrial en sitios fuera de la cavidad uterina, principalmente en el peritoneo pélvico y los ovarios. Para ser exactos: la endometriosis son coágulos de sangre que se esparcen por todas partes y que la mujer no los elimina en el periodo, y entonces se puede pegar en los ovarios, en las trompas de falopio, se pegan en el tabique recto vaginal, incluso se han presentado casos en las que llegan a los pulmones, al tórax y en casos muy asilados puede llegar hasta el cerebro.

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Comisión 7a del Senado, donde habló como paciente infértil, el 13 de octubre del 2016.

Esta enfermedad que, en la mayoría de los casos causa infertilidad, hace que sea casi imposible acceder a un tratamiento de fertilidad ya que en Colombia no está cobijada por el sistema de salud y el procedimiento asciende de 20 a 30 millones de pesos en un solo intento con pocas probabilidades de lograr el embarazo.

"Hubo una época que me operaban cada año, entonces entraban, limpiaban, quitaban la endometriosis, cerraban y a los dos meses estaba otra vez igual. A los 32 años tuve una falla ovárica, literalmente el ovario se murió, entonces lo retiraban o se me convertía en célula cancerígenas; lo retiraron de inmediato. Desde ese entonces yo tengo calidad de vida, porque ya no hay sangrado y el dolor desapreció. Sin embargo, quedé con menopausia, yo tengo que tomar varios medicamentos de por vida, sufro de hipotiroidismo, me puede dar cáncer de útero, cáncer de seno, osteoporosis.

Entonces yo desde hace años estoy sufriendo de las enfermedades de una mujer de 60 años, a mí ese proceso se me adelantó, prácticamente 30 años". Karina me cuenta con calma todos sus procedimientos quirúrgicos, con orgullo, siempre sonriendo, al punto que uno adivina porqué ha llegado al final del camino entera.

 

La familia lo es todo 

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Karina lleva un año en un proceso espiritual que ha logrado cambiar su vida.

Karina señala que pudo soportar cada una de las ocho cirugías gracias al apoyo de su familia, en cuanto al sistema de salud, no se puede quejar porque siempre la han atendido. No obstante, en el momento que tiene asumir que es infértil su mundo se desploma, y sufre cambios emocionales fuertes. Inició un proceso legal, acompañada de su pareja de ese entonces, para realizarse una fertilización in vitro, pero una jueza le negó la posibilidad de ser mamá y le dice que adopte.

"Yo hacía todo lo que la gente me decía que podía hacerme para quedar embarazada. Fui donde los "hermanos gregorianos", probé con tratamientos alternativos como yoga, yagé, danza árabe; ninguno funcionó". También recurrí a la iglesia católica, llegué a donde un sacerdote y él me dijo que los hijos de fertilización en vitro no eran hijos de Dios, entonces yo me sentí mucho más golpeada de lo que ya estaba". Lo que la hizo recurrir inmediatamente a buscar ayuda psiquiátrica ya que su mundo se le desplomó.

Sufrió también de baja autoestima, debido a que abruptamente rompió con su pareja. "Yo me sentía con baja autoestima porque las mujeres que sufrimos de endometriosis tenemos algo de pancita como si estuviéramos en los primeros meses de embarazos, pero somos infértiles. Entonces cuando aparecía en televisión una propaganda de bebés, me atacaba en llanto de inmediato. Todo me llevó a una crisis psiquiátrica, tuve que tomar medicamentos por diez meses porque me diagnosticaron depresión. Fue un proceso durísimo, emocionalmente muy fuerte", recuerda.

El tratamiento que debía durar un año, duro solo diez meses. Karina se repuso más rápido de lo previsto y aprendió a que no cualquiera puede ser el padre de sus hijos. Investigó e inició un proceso por medio de la plataforma Mipres, donde solicitó a la EPS que le brindaran cobertura de fertilidad, ellos constataron la historia clínica y aprobaron el procedimiento que consiste en una técnica de medicina reproductiva donde por medio de un óvulo donado y de esperma donado se crea un embrión, lo implantan en el útero de Karina que debe estar en perfecta condiciones.

Ahora está en un proceso espiritual y físico para recibir a su hija a quien llamará Laura Sofía, que significa sabiduría; y Laura porque se la pidió a la Madre Laura en Jericó Antioquia, y a los quince días se dio cuenta de que le habían aprobado el tratamiento, o Juan Pablo, si es niño, en honor al Papa Juan Pablo Segundo; Karina está segura que será madre gracias a la ayuda de Dios.

Endometriosis